"Quiero hablar de un viaje que he estado haciendo, un viaje más allá de todas las fronteras conocidas..." James Cowan: "El sueño del cartógrafo", Península, 1997.

miércoles, 18 de agosto de 2010

“Acabamos pagando varias veces cada latita de atún”

Por gustavoduch

La Vanguardia. LA CONTRA.——-VÍCTOR-M. AMELA  - 24/03/2010



¿Qué es la perca del Nilo?

Este pescado rosado, ¿ve? Está en nuestros mercados.

¿Viene del Nilo, de veras?

Del lago Victoria. Es un pez carnívoro que introdujo la FAO para facilitar la subsistencia a los pueblos ribereños.

¿Y ha sido así?

No: unas mafias controlan esa pesca y la exportan a Europa. Esa perca se vende aquí a cinco euros. Si compra mero al mismo precio, le han timado: ¡es perca del Nilo!

¿Con qué beneficio para los ribereños?

Mínima, debido a esas mafias. Además, la perca depreda el resto de los peces del lago… Y a Europa nos llegan dos millones de raciones diarias de esa perca, ¡y en Tanzania hay dos millones de personas hambrientas!

Conclusión.

Malbaratamos el medio ambiente del tercer mundo, nos apropiamos de sus recursos naturales y les dejamos el hambre. El sistema alimentario global imperante es muy disfuncional: ¡produce el doble de alimento del que la humanidad necesita…, pero millones de personas siguen hambrientas!

¿Cómo se explica esta paradoja?

Porque tratamos el alimento como una mera mercancía más. Y hasta lo tiramos.

Cuénteme otro caso ilustrativo.

¿Recuerda el secuestro del pesquero Alakrana en aguas africanas del océano Índico?

¡Cómo no…!

Es uno de los atuneros españoles y lo pagamos todos: cuatro millones de euros de subvención europea a la pesca los metimos ahí en vez de apoyar a pescadores artesanales.

Será porque eso resulta rentable…

No lo es a la larga. En un solo viaje, cargan ¡3.000 toneladas! de atún. Si cada lata contiene 50 gramos de atún, salen ¡60 millones de latas!: una para cada español (y sobran). Repartidas entre los 2,5 millones de somalíes que pasan hambre cada día, tendrían hasta 25 latas de atún por cabeza…

Pues que se lo pesquen ellos.

Ellos no disponen de esos atuneros gigantes…, ¡por suerte para los atunes! Ellos ya vivían decentemente de su pesca artesanal…, pero nuestros atuneros esquilman su pesca: arruinados, los somalíes pasan hambre.

¿Y por eso se convierten en piratas?

¡Por fuerza! Pero ¿piratas, ellos?: ¡nosotros rapiñamos allí, protegidos por nuestras corbetas… que también costeamos usted y yo.

Pues qué cara sale una latita de atún…

La pagamos varias veces: sume subvenciones, dispositivo del ejército (100 millones de euros), rescate de marineros…, más los euros que enviamos con las ONG para paliar el hambre que ya hemos provocado…

Saldría más barato compartir la pesca.

Sí. Los “piratas” han retirado a las grandes flotas pesqueras a alta mar, ¡y vuelve a haber pesca para los pescadores artesanales! Venden sus capturas en mercados locales por 150 euros, y con eso viven con decencia.

¿Y cómo va la pesca en Marruecos?

Faenan cien barcos españoles: por eso España sacrifica a los pobres saharauis… Pescamos sardina, caballa y pulpo para conserveras gallegas deslocalizadas en Marruecos, por su mano de obra barata y explotable.

¿Algún otro abuso pesquero?

Millones de salmones se crían en jaulas gigantes en fiordos del sur de Chile, para exportar a Europa, Japón y Estados Unidos: hay que alimentarlos con toneladas de sardina, anchoa y jurel. ¡Se necesitan cinco kilos de pesca para “producir” un kilo de salmón!

¿Con qué consecuencias?

Pesqueros de arrastre esquilman la pesca frente a Ecuador, Perú y Chile: empobrecen a los pescadores artesanales, que emigran a los extrarradios de las urbes… ¡Miseria!

Y esos salmones ¿están ricos?

Su concentración contamina las aguas. Y enferman. Les echan antibióticos…, que luego ingerimos con su carne. Así también crece nuestra resistencia a los antibióticos…

Qué panorama.

Ahora están muriendo esos salmones a causa de un extraño virus…

Ay, que así empezó el virus de la gripe porcina, ¿no?

Esos cerdos son criados industrialmente, con escasas condiciones sanitarias: están en México porque los ciudadanos estadounidenses no los quieren en sus pueblos… ¡Es que 100.000 cerdos cagando y meando juntos contaminan mucho tierras y aguas!

Pero generarán empleos en México…

Generan miseria. Bastan 14 personas para gestionarlos. Y, para alimentarlos, Estados Unidos envía maíz barato, ¡arruinando a los productores locales de maíz autóctono!

¡Que lo lleven a Haití!

¡No! A Haití estamos llevando contenedores de arroz “humanitario”… que están arruinando a campesinos locales: deberíamos comprarles a ellos su arroz y distribuirlo luego entre la población.

Estamos haciéndolo muy mal, veo…

¡Este sistema alimentario global es un desvarío energético, social y ecológico! ¿Le hablo de cómo estamos deforestando y suprimiendo biodiversidad de semillas a cambio de monocultivos de soja y agrocombustibles? Es de locos. ¿O del oligopolio de la leche?

Me falta espacio para tanto desastre.

Pues se lo resumo: en vez de este sistema alimentario industrial basado en maximizar beneficios económicos, ¿no sería más inteligente apostar por pequeños campesinos, ganaderos y pescadores artesanales, locales, ecológicos? ¡No habría hambre, habría más dignidad, habría más salud!

Malicia y negocio en la gestión de la gripe A, de Juan Gérvas en El Mundo

TRIBUNA: FIN DE LA PANDEMIA


La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado este mes el fin de la pandemia de gripe A. Ni en el propio texto de la declaración ni en ninguno de los anexos se hace un análisis de la respuesta a esa pandemia; sin más, se da por finalizado un periodo de alarma mundial que empezó en abril de 2009. Se deduce, pues, que todo lo hecho ha sido correcto. En la misma línea se han expresado el Ministerio y las Consejerías de Sanidad en España. «Volvería a hacer lo mismo», es la consigna.
Sin embargo, las autoridades mundiales y españolas tienen dos ejemplos prácticos que ponen en cuestión su estrategia. El primero es Polonia, cuya política de no vacunación se ha saldado al final con 181 muertos en una población de 39 millones de habitantes (por contraste, con una política de vacunación activa, España tuvo 271 muertos para una población de 47 millones). El segundo es el de los médicos del mundo entero, y en especial los españoles, que se opusieron con éxito a las prácticas sin fundamento científico que pretendían implantar las autoridades, y evitaron la alarma y el uso indiscriminado de antivirales y de la vacuna.


La falta de análisis de la respuesta a la crisis y el cierre en falso de un monumental error mundial sugieren que hubo malicia sanitaria. Parece que las medias verdades de las autoridades mundiales y españolas respondían a intereses difusos y variados. Y ahora pretenden la impunidad científica, política y penal…


Se equivocaron con malicia porque en julio de 2009 ya se sabía que la pandemia sólo lo era por la expansión mundial y no por su gravedad, pues la mortalidad era diez veces menor que la de gripe estacional habitual. Activaron planes de contingencia que correspondían a los de una gripe como la de 1918 (española, gran expansión, gran virulencia) y no corrigieron cuando fue evidente que la gripe A era banal. Utilizaron el principio de precaución para adoptar medidas imprudentes y decisiones excesivas y no justificadas, de alarma de la población y de empleo ingente de recursos humanos, farmacológicos, de higiene y otros. Alimentaron el terror de la población a las muertes y neumonías víricas por gripe, especialmente de las embarazadas y de los jóvenes.


Las predicciones hablaban de miles de muertos y de decenas de miles de ingresados en las unidades de cuidados intensivos. Pero se sabía que en el invierno de 2009 (julio y agosto) de Australia y Nueva Zelanda, por ejemplo, todo ello era falso, en escala cien y a veces mil veces menor a lo predicho (18.000 muertos pronosticados en Nueva Zelanda contra 17 en la realidad).


La respuesta dio negocio a muy variados interesados, desde los medios de comunicación a los vendedores de jabón, sin olvidar el beneficio político que obtuvieron las propias autoridades luchandoplaga bíblica. Esta apuesta era a caballo ganador, pues no había dudas de la escasa gravedad de la pandemia. contra una


Los daños de tal imprudencia son muchos, y entre ellos figura el descrédito de las autoridades sanitarias mundiales y españolas. La alarma creada tuvo un impacto negativo en salud, que va desde el aborto voluntario por espanto (de embarazadas temerosas de las complicaciones anunciadas) a los errores de diagnóstico con retrasos de tratamiento (por ejemplo, de meningitis etiquetadas como gripe A). A eso hay que sumar el abuso de antibióticos, con las resistencias bacterianas correspondientes, y los efectos adversos de medicamentos innecesarios y/o inútiles (antivirales y vacunas).


Otro perjuicio ha sido el despilfarro de miles de millones de euros en un momento de crisis financiera y económica mundial. Aún más grave, se ha contribuido a transformar en certeza la sospecha de que las grandes políticas, incluyendo las sanitarias, se deciden fuera de los mecanismos democráticos.
¿Qué cabe hacer ahora? ¿En qué forma podemos aprender y dar respuesta los médicos y profesionales de salud, los pacientes y los ciudadanos?


Habría que tener en cuenta que las autoridades se pueden equivocar y persistir en el error. Conviene ser críticos y hacerles llegar las críticas, y en último caso hay que ignorar sus recomendaciones y consejos. Es preciso también utilizar los medios accesibles para elaborar alternativas concretas a las propuestas irracionales de las autoridades. Para difundir esas alternativas habrá que recurrir tanto a los medios de comunicación habituales como especialmente a las redes sociales de internet.
Lo importante es no aceptar las políticas ni las informaciones que amedrentan y tratan de infundir pánico y terror. En este caso concreto se hace necesario exigir el análisis científico de la gestión de la crisis de la pandemia de la gripe A, con la publicación y divulgación de sus conclusiones.


Por último, habrá que depurar las responsabilidades políticas y, en su caso, el procesamiento penal de las autoridades que gestionaron una crisis probablemente con malicia y que no hacen nada para aprender de sus errores. Errar es humano; persistir en los errores, no analizarlos y no corregir para el futuro es inhumano. No deberíamos estar inermes ante políticos que yerran, perseveran en su fallo y pretenden que olvidemos.


En el último trimestre de 2009 y a lo largo de 2010 se ha difundido información sobre la corrupción en torno a la respuesta de la OMS a la pandemia de gripe A en diferentes revistas científicas (Science, British Medical Journal), la prensa general e incluso el Consejo de Europa. Se acusa a la OMS y a sus asesores de colusión de intereses con las industrias farmacéuticas.


Desde luego es cuando menos sorprendente que Julie Gerberding, la directora de 2002 a 2009 de los Centers for Disease Control and Prevention (CDC, agencia oficial de EEUU que determina el uso de vacunas y otros tratamientos en epidemias y demás) se convirtiera en enero de 2010 en la presidenta de la Sección de Vacunas de Merck (potente farmacéutica).


Mucho huele a podrido en la gestión de la pandemia de gripe A.


Juan Gérvas es médico general en Madrid del Equipo CESCA

http://www.equipocesca.org/wp-content/uploads/2010/08/gripe-a-fin-pandemia-agosto-2010.pdf.

martes, 17 de agosto de 2010

Agujeros negros del planeta: Haití



Más de mil millones de personas viven en el mundo con menos de un dólar diario y más de dos mil, con menos de dos. La mitad de ellos son niños. 1.100 millones no tienen acceso a agua corriente y 2.600 millones no conocen las condiciones sanitarias mínimas. La globalización ha aumentado las desigualdades, creando grandes focos de pobreza. EL PAÍS ha viajado a algunos de los cientos de agujeros negros del planeta, en distintos puntos cardinales: Bangladesh, Gaza, Haití y República Centroafricana. Cuatro historias humanas de miseria que se publicarán durante agosto 

Textos: JAVIER AYUSO 
Fotos: BERNARDO PÉREZ

Una gota del África más pobre en el Caribe

Siete meses después del terrible terremoto, el país sigue hecho añicos. No solo los edificios y las carreteras, también las personas están hechas añicos. En medio de los escombros sin recoger, 1.300.000 haitianos viven bajo los plásticos.

Capítulos

Haití
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Haití: El rito de "el compromiso"

Ajenos a todo y a todos, miles de haitianos celebran en Saut D’Eau, a unos 60 kilómetros al norte de Puerto Príncipe, "el compromiso". Un ritual medio católico, medio vudú que les hace entrar en trance y olvidar su miseria por unos días. Y es que, aunque esté en América, Haití es África. Comparte con ese continente las raíces, el color, las costumbres y, sobre todo, la pobreza. Siete meses después del terremoto, el país sigue hecho añicos. No solo los edificios y las carreteras, también las personas están hechas añicos. En medio de los escombros sin recoger, 1.300.000 haitianos viven bajo los plásticos de 1.384 campos de desplazados (900 de ellos en la capital), esperando el momento de volver a sus casas. Un momento que se retrasa mes a mes, mientras 5.300 millones de dólares de los principales donantes internacionales esperan a que haya un Gobierno decidido a actuar con un proyecto y sin corrupción.

Haití ya era un agujero negro antes del terremoto que mató a más de 200.000 personas y si no fuera por las cientos de ONG que trabajan allí desde el 12 de enero, la vida se hubiera acabado para los nueve millones y medio de habitantes del país caribeño. Los haitianos llevan siglos acostumbrados a caer y a levantarse, pero la tarde en que tembló la tierra de la isla marca un antes y un después para el Estado más pobre de América. Los más optimistas piensan que las ayudas internacionales pueden servir para despertar de cientos de años de miseria y reinventarse a sí mismos. Pero la realidad es que los haitianos no creen en milagros, aunque recen a Dios y a los loas (santos del vudú).
Pier Janis tiene 37 años, seis dedos en cada mano y una mirada perdida, como de bruja. Es santera y dice que habla con Dios, mientras fuma sin parar. Lleva cuatro días en Saut D’Eau atendiendo a los cientos de fieles que se le acercan para que les ponga en contacto con Dios y con los loas. Por una pequeña cantidad de dinero les ayuda a comunicarse con el más allá en una pequeña cueva llena de velas encendidas, junto a las dos cataratas de 30 metros de altura.
"Aquí encontré hace muchos años el poder de los loas", explica en una mezcla de francés y creole. "Mis padres tenían los mismos poderes y me los traspasaron. Los fieles vienen a que les ayudemos a encontrar el camino. El bien y el mal conviven juntos y hay que apartar a los espíritus del mal, para encontrar el buen camino. Yo les ayudo".

"¿Por qué sucedió el terremoto en Haití?".

La respuesta tarda unos segundos, un par de caladas del cigarrillo, en salir de su boca. "Había mucha gente haciendo el mal y no se rezaba lo suficiente". Tras la sentencia, extiende la mano en busca de unas monedas.
La fiesta continúa junto a las dos enormes cascadas y otras tres o cuatro más pequeñas. Cientos de personas se apelotonan medio desnudas en busca de su purificación. Se lavan con hojas de basilisco y unos jabones que venden a la entrada y cantan. Hay muchas más mujeres que hombres. Al ruido del agua se une un estruendo de cigarras que también quieren participar de la fiesta.

El día transcurre entre rezos, lloros y velas encendidas. En una esquina, otra santera de más edad que Pier Janis llora frente a una fiel que ha ido a consultarla. "Aleluya. Te quiero mucho, Dios", grita con estrépito, mientras pone sus manos sobre los hombros de la mujer, que mira al cielo entre enormes lagrimones. Nadie se inmuta cuando empieza a llover torrencialmente. Parece que forma parte del ritual.

Poco a poco, los fieles van abandonando las cataratas y bajan hacia el pueblo, en donde un tumulto de miles de personas continúa la fiesta. Los creyentes se mezclan con grupos de jóvenes que vienen como al carnaval. La calle principal está llena de pequeños puestos de comida en donde las mujeres cocinan arroz, frijoles, manos de cerdo, carne guisada y patacones de plátano frito. Las botellas de ron corren de boca en boca.
Un grupo de mujeres vestidas con trajes azul claro y blanco avanzan, cantando en creole. Todas llevan el mismo escapulario de la Virgen de los Milagros. Una de ellas explica que han venido del norte de la isla para rezar. Se reconoce católica, pero no hace ningún feo al vudú. "Las dos cosas son parecidas", dice mientras avanza hacia una gran ceiba en donde se arremolina un enorme gentío. Allí, en medio, Pier Janis baila vestida de amarillo el ritmo africano de los bongos y las maracas. A su alrededor, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, se mueven al mismo ritmo.

Es el momento del sacrificio. Varios hombres traen dos vacas y dos cabras para que la santera elija el animal que debe ser sacrificado al dios Erzuli. La cadencia se va acelerando y Pier Janis da vueltas cada vez más rápidas, con los ojos cerrados. Está como en trance cuando se acerca a los cuatro animales; los toca, los rodea y, finalmente, se apoya, medio desmayada, sobre la cabeza y el cuello de una de las vacas. Es la elegida.

Mientras Pier Janis sigue con sus bailes rituales junto a un corro de fieles, el matarife degüella a la vaca y un chorro de sangre salpica al grupo, provocando el éxtasis general. Los cantos y los bailes africanos se hacen entonces más frenéticos todavía y hombres y mujeres entran en trance, mientras corre el ron haitiano. La fiesta continuará hasta entrada la madrugada en esta pequeña población en donde ni se sintió el terremoto del 12 de enero, ni quieren acordarse de él.
De vuelta a Puerto Príncipe, el visitante se encuentra con un panorama desolador. De los 9,5 millones de habitantes de Haití, más de 4,5 viven en la capital. Y de estos, cerca de un millón han perdido sus hogares y se refugian en los 900 campos que se extienden por toda la ciudad. En solares, plazas, jardines, campos de golf y hasta en la mediana de una carretera de la entrada en la ciudad se encuentra uno con decenas de miles de chamizos cubiertos de plásticos azules, negros o grises donados por las organizaciones internacionales.

La celebración de “el compromiso”
Una de las cientos de personas que se apelotonan medio desnudas en busca de su purificación bajo el agua de unas cascadas. En el rito se lavan y cantan.
La celebración de “el compromiso”
Pier Janis tiene 37 años, seis dedos en cada mano y una mirada perdida, como de bruja. Por una limosna, ayuda a comunicarse con el más allá.
La celebración de “el compromiso”
Ceremonia de vudú en la que se sacrifica un toro.
La celebración de “el compromiso”
El matarife degüella al toro y un chorro de sangre salpica al grupo. La mambó, agotada, se abraza a la nueva mambó, que oficiará el próximo rito.

Guía de estereotipos para 2012

Reino Unido adoctrina sobre el trato a los turistas según su nacionalidad con vistas a los Juegos Olímpicos

WALTER OPPENHEIMER - EL PAÍS,  15/08/2010

Los españoles gritan y gesticulan al hablar, pero eso no es señal de arrogancia. No le guiñes el ojo a un turista de Hong Kong. Evita el contacto físico si viene de la India... Puede parecer un catálogo de tópicos pero es una guía para que los londinenses no metan la pata durante los Juegos Olímpicos de 2012 y el Reino Unido mejore posiciones en la tabla que mide la calidad de la bienvenida que 50 países dan a sus visitantes.

España está bien colocada: cuarta, empatada con Nueva Zelanda y solo superada por Canadá, Italia y Australia. Pero los británicos están en la posición 14. VisitBritain, un organismo que trabaja en colaboración con el Gobierno y la industria para promover el turismo, quiere así "ayudar desde los hoteleros a los taxistas a proporcionar un servicio más eficiente y útil que tenga en cuenta las necesidades culturales" de los extranjeros. ¿Y qué mejor para ello que tener una idea más clara del visitante y alguna pista sobre lo que no hay que hacer?
¿Quién no ha visto sonreír a un turista japonés? Pero eso no significa necesariamente que el buen hombre esté feliz. "Los japoneses tienden a sonreír cuando están furiosos, avergonzados, tristes o decepcionados", advierte VisitBritain. Además, les puede parecer de mala educación que te dirijas a ellos con las manos en los bolsillos, que les mires a los ojos o que te suenes la nariz.

Si el turista viene de Hong Kong es mejor no guiñarle un ojo porque se considera grosero. Tampoco hay que señalarles con el dedo porque es como si te dirigieras a un animal: hay que hacerlo con la mano abierta. Los chinos de Hong Kong son muy supersticiosos y mencionarles la pobreza o la muerte les puede ofender. Tampoco es adecuado hablarles de pobreza a los mexicanos. Ni de inmigrantes sin papeles o de la guerra de 1845-46 que perdieron contra Estados Unidos y que les significó la entrega de Texas al vecino del norte. Con un brasileño es mejor no hablar de cosas personales como edad, salario o algo parecido a un elogio a Argentina.
A un árabe le molesta que le digan lo que tiene que hacer y le encanta que les demuestren un cierto conocimiento de su cultura: nunca le preguntes si quiere bacón con los huevos del desayuno ni le sirvas vino aunque esté incluido en el menú.
No le llames americano a un canadiense ni le des las gracias a un chino cuando te haga un cumplido: hay que demostrar humildad. "Los chinos son famosos por comunicarse diciendo las cosas sin decirlas. Tendrás que aprender a leer entre líneas. Usa solo blanco y negro en las presentaciones gráficas porque los colores tienen significados importantes en la cultura china", dice el texto.
Los españoles son de carácter fuerte, muy expresivos, habladores, directos y francos. "Tienden a hablar muy rápido y muy alto y el tono suena imperativo, aunque eso no significa que intenten mostrar superioridad o enfado", advierte el manual. Lamentablemente, aunque hablan mucho, solo uno de cada cuatro es capaz de mantener una conversación en inglés por lo que es muy conveniente que los folletos informativos estén traducidos al castellano. Sobre todo si hay versiones en italiano y japonés.

Los españoles, añade la guía, disfrutan comiendo y fuman como carreteros pero beben menos de lo que se podría esperar de un país que produce tanto vino. Les encanta contar chistes y reírse de sí mismos. Su ancestral machismo está declinando y España es hoy "una sociedad muy igualitaria".

Los portugueses, en cambio, se manejan bien en inglés y si algo les molesta es ser considerados una rama de España. Son nostálgicos, tolerantes, acostumbrados a enfrentarse a otras culturas y es difícil ofenderles. No son muy calurosos y expresivos "pero si te dan los buenos días es porque lo sienten de verdad". Para ellos las apariencias son importantes y les gusta vestir bien. Su sociedad está muy jerarquizada y respetan la autoridad, pero eso significa también que esperan que les traten con respeto.

A los franceses no les cuesta nada criticar pero hay que ser pacientes con ellos. También en la mesa: nunca hay que retirar el pan hasta el final y si piden agua no les traigas un vaso, sino una jarra. Ah, ¡y sin hielo ni limón!

No pierdas los nervios delante de un alemán porque es señal de debilidad; levántate cuando entra una persona mayor en la habitación; no grites; no pongas los pies encima del sofá o de la mesa; no masques chicle en público; no hables con las manos en los bolsillos y cuidado con el uso de los dedos: señalar con el pulgar hacia arriba en señal de aprobación es de mala educación y apuntar a tu propia sien con el índice es un insulto. ¿Y dónde no?

jueves, 12 de agosto de 2010

Economía de la felicidad, de Manuel Castells

 La Vanguardia, 31 de julio de 2010

OBSERVATORIO GLOBAL
Cuando hace dos meses Ben Bernanke, el presidente del Sistema de Reserva Federal de Estados Unidos, clausuró el curso de la Universidad de Carolina del Sur, eligió hablar sobre la economía de la felicidad. Podría parecer una frivolidad cuando aún atravesamos la crisis económica más profunda desde hace medio siglo. En realidad, se situaba en una corriente creciente de académicos, políticos y empresarios que están tomando en serio lo que las encuestas muestran sistemáticamente: a la gente lo que le importa es ser feliz, aunque luego cada uno lo entienda a su manera. Ni el dinero hace la felicidad ni tampoco la compra. Hasta el punto de que hace un año Sarkozy reunió una comisión liderada por premios Nobel para proponer la creación de un índice de desarrollo basado en el concepto de felicidad. De hecho, con 37 años de retraso con respecto al primer país que decidió cambiar su medida del progreso sustituyendo el cálculo del producto nacional bruto por el índice de felicidad nacional bruta: Bután (si le falla la geo-historia, mírelo en Wikipedia). Propuesto en 1972 por el rey Jigme Singye Wangchuk, se convirtió en el parámetro de desarrollo multidimensional del país, sobre la base de combinar cuatro objetivos fundamentales: un desarrollo económico-social sostenible y equitativo, en el que el crecimiento revierta en beneficios sociales para la población; la conservación estricta del medio ambiente natural; la preservación y promoción de la identidad cultural butanesa; el buen gobierno garante de la estabilidad institucional y social sobre la que se basa la armonía de la vida cotidiana. El índice nacional de felicidad se alimenta de principios budistas enraizados en la historia y cultura del país, pero su aplicación puede extenderse a cualquier país o región que acepte la armonía como principio de organización social. Desde entonces, el concepto se ha perfeccionado en Bután, país que se relaciona con la globalización sólo en la medida en que contribuya al incremento de sufelicidad. Recientemente ha puesto las tecnologías de información y comunicación al servicio del proyecto. Esta nueva perspectiva de contabilidad nacional se ha extendido por todo el mundo, con influencia creciente del Centro de Estudios Butaneses en numerosas conferencias internacionales, en particular en Canadá y en Brasil.Existen índices comparados de niveles de felicidad que usted puede encontrar en internet y que muestran que Bután, país pobre de 700.000 habitantes, se sitúa entre los 20 primeros países por nivel de felicidad. Claro está, el problema es cómo se mide. Y aquí los butaneses y sus amigos internacionales no están solos. Hay una investigación académica creciente sobre el tema, con verdaderas innovaciones metodológicas. En buena parte, se basa en medidas subjetivas, como en los diarios personales diseñados por el premio Nobel Daniel Kahneman o resultantes de las encuestas especializadas. También se introducen datos estadísticos de desarrollo humano. La combinación de ambas fuentes se hace en una perspectiva holística de no privilegiar la dimensión monetaria sobre las demás. A partir de estas comparaciones, sabemos cosas interesantes. Así, los ricos suelen ser más felices que los pobres, pero los países ricos no son más felices que los pobres. Por ejemplo, en Costa Rica son más felices que en Estados Unidos. Porque la felicidad depende por un lado de las expectativas y por otro de la estabilidad de la vida. Procesos de rápido crecimiento disminuyen la felicidad al desorganizar la trama cotidiana. Carol Graham, de la Brookings Institution, ha investigado el tema en muchos países y encontró como factores clave de felicidad una vida personal estable, afectividad satisfactoria, buena salud y un nivel suficiente de ingresos (pero no demasiado alto, porque ahí empiezan los problemas). Pero también señala que la felicidad es la que ayuda a la buena salud.
De la investigación existente sobresalen dos temas: la sociabilidad y la adaptabilidad. Cuantas más redes familiares y sociales, más feliz es la gente. De hecho, las empresas de comunicación ya han identificado este hecho como el determinante del éxito de redes sociales en internet. Cuanto más internet, más sociabilidad, tanto virtual como presencial. Y cuanta más sociabilidad, más felicidad.
La búsqueda de comunidad es un elemento esencial para restablecer el equilibrio psicológico. Algunas políticas sociales, por ejemplo en Canadá, están utilizando esta perspectiva para organizar actividades para los parados que generen redes de relación social y de autoestima cuando falla el entorno laboral. Por otro lado, la adaptabilidad humana parece gestionar condiciones de desequilibrio mediante mecanismos de compensación en el comportamiento. Bernanke cita un párrafo revelador de Adam Smith:
“La mente de cada persona, en tiempo más o menos largo, vuelve a su estado usual y natural de tranquilidad. En la prosperidad, al cabo de cierto tiempo, baja al nivel en el que estaba; en la adversidad se eleva a su nivel habitual”. Esta afirmación, refrendada por la investigación en psicología económica, explicaría la relativa calma social en situación de crisis: todos acabamos adaptándonos a lo que no parecía soportable en otras condiciones. Pero es precisamente esa capacidad de contento interior lo que conduce a una armonía que depende de nosotros y no del valor de la vida medido en dinero. Y es que, en último término, desde la economía clásica la idea era servir a la felicidad del ser humano. Lo que ocurrió es que ante la dificultad de medirlo, el concepto se mutó en utilidad y se le asignó el precio como criterio de medición. La consecuencia fue una personalidad truncada en la que el acto de consumo individual no podía dar respuesta a otras necesidades no tratables por el mercado, desde los afectos hasta los bienes comunes (como la naturaleza). Al contrario, la huida en el consumo acentúa los desequilibrios psicológicos.
Por ello, no es casual que cuando falla el mercado nos quedemos vacíos. Pero ese vacío se va llenando con nuevas prácticas de vida a las que se refiere esa nueva rama de la investigación, síntoma de profundo cambio cultural: la economía de la felicidad. Felices vacaciones.
Si es que sabe ser feliz.