Los líderes de la organización terrorista han usado la ofensiva israelí para predicar la lucha global contra el infiel y para influir dentro de Palestina a los distintos grupos 'yihadistas' que compiten con Hamás y Al Fatah.
FERNANDO REINARES EL PAÍS 24/01/2009
Desde que el 27 de diciembre se iniciara la operación militar de Israel en Gaza, hasta la retirada de sus tropas coincidiendo con la toma de posesión de Barack Obama como presidente de Estados Unidos, se han pronunciado respecto a lo sucedido en aquella franja del territorio palestino tanto Osama Bin Laden como su lugarteniente y verdadero estratega de la denominada yihad global, es decir, Ayman al Zawa-hiri. También, en dos ocasiones, el líder de Al Qaeda en el Magreb Islámico, Abu Musab Abdelwadoud, lo que adquiere especial relevancia si adoptamos una perspectiva europea en general y española en particular.
"Hoy EE UU se tambalea bajo los ataques de los 'muyahidines", escribe Osama Bin Laden. Los comunicados han servido para facilitar la movilización e incitar a la comisión de atentados.
Pero ¿qué tienen en común esos mensajes? ¿Qué dicen en torno a la ofensiva israelí y sus consecuencias? ¿Cuáles son los propósitos con que han sido difundidos?
En primer lugar, los líderes de Al Qaeda han utilizado sus respectivos comunicados para trasladar, a la sociedad palestina y al conjunto de los musulmanes, un discurso que enmarca lo acontecido en la idea de yihad global que propugnan. Osama Bin Laden, en su mensaje del 14 de enero, lo resume así: "Los sentimientos de los muyahidines por lo que estáis atravesando son enormes. Los muyahidines, como vosotros, también están siendo bombardeados por los mismos aviones, y pierden sus más queridos familiares del mismo modo que vosotros. Os apoyamos y no os vamos a abandonar, si Alá quiere. Compartimos el mismo destino en la lucha".
En este mismo sentido, Ayman al Zawa-hiri, decía en el suyo, aparecido ocho días antes: "Mis hermanos musulmanes y muyahidines en Gaza y el resto de Palestina, lo que afrontáis hoy no es una ocupación de asentamientos, limitada a cierta área o a cierta región, sino un eslabón en la cadena de la campaña Sionista-Cristiana contra el Islam y los musulmanes".
En el contexto de la ofensiva militar israelí en Gaza, es probable que los dirigentes de Al Qaeda intenten, con este discurso, beneficiarse del impacto recibido por Hamás -organización, por cierto, ignorada en los distintos comunicados, aunque en el pasado ha sido vehementemente criticada por aquéllos-, al constatarse las limitaciones de las brigadas que constituyen su brazo armado y hacerse manifiestas las discrepancias entre sus máximos responsables, al igual que de la eventual repercusión en Al Fatah.
Importa recordar que durante los últimos años han aparecido algunos grupos yihadistas, tanto en los propios territorios palestinos, concretamente en Gaza, como en campos de refugiados fuera de ellos, caso del Líbano, alineados con Al Qaeda y dispuestos a desafiar el predominio por el cual compiten Hamás y Al Fatah. Según un sondeo del Pew Research Center en 2007, seis de cada 10 palestinos adultos confiaban en Osama Bin Laden.
En segundo lugar, los dirigentes de Al Qaeda se sirven de los acontecimientos de Gaza para justificar el terrorismo que es inherente a su idea de yihad global como la única forma de actuación posible y estimular las motivaciones individuales para implicarse de uno u otro modo en su práctica. Osama Bin Laden insiste en que "sólo hay un camino recto para liberar la mezquita de Al Aqsa y Palestina, el de la yihad en la causa de Alá. En el sagrado Corán, el mandato de Alá está claro: la participación en la yihad en su causa, por medio de las posesiones o de uno mismo, ha de continuar hasta que se convierta en un deber colectivo".
Aquí parece referirse a la distinción que en la doctrina islámica existe entre la yihad como obligación individual o deber colectivo, que a su vez implica otra entre yihad defensiva y ofensiva. Enfatizando el imperativo religioso de contribuir individualmente a la yihad, entendido este concepto en su acepción decididamente belicosa, Osama Bin Laden apela a motivaciones para el terrorismo basadas en criterios de racionalidad normativa.
Pero en el mismo mensaje complementa esos argumentos con una apelación, asimismo de cariz racional, a la eficacia de dicha violencia: "Aquí os presento evidencia que prueba que podéis derrotar a vuestros enemigos con sólo una parte de vuestras capacidades. La primera es la devastadora derrota de la Unión Soviética en Afganistán, con la guía de Alá, gracias a los esfuerzos de nuestra gente, y sin la intervención de ninguno de los ejércitos de nuestros gobiernos".
La segunda consistiría, por su parte, en que, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, "hoy Estados Unidos se tambalea bajo los ataques de los muyahidines y sus consecuencias. Se agota humana, política y financieramente. ¡Oh, mi nación islámica! La yihad llevada a cabo por tus hijos contra la alianza Sionista-Cruzada es una de las razones fundamentales, después de la gracia de Alá, de todas esas consecuencias destructivas para nuestros enemigos, que resultan claras y obvias tras siete años de guerra".
En tercer lugar, los dirigentes de Al Qaeda han reaccionado a los acontecimientos de Gaza con pronunciamientos en los que señalan a quienes consideran culpables de lo sucedido e incitan a la comisión de atentados contra los mismos. Ayman al Zawahiri arengaba así a la población palestina afectada: "Esos ataques son el regalo que os hace Obama, antes de asumir su cargo, y el traidor Hosni Mubarak es el principal socio en vuestro asedio y asesinato". También criticaba expresamente a los mandatarios de Arabia Saudí, Yemen e Irak.
En el comunicado de Abu Musab Abdelwadoud de 2 de enero se habla de una masacre que no hubiese sido posible sin "la Administración americana y su representante Bush", ni tampoco sin "los regímenes árabes encabezados por el Estado de Mubarak, la familia de los Saud y la autoridad de Abbas, coautores de los judíos y de los cristianos para recuperar el poder en Gaza".
El día 15 arremetía también contra las autoridades de Argelia y Mauritania, y hablaba de una "alianza satánica compuesta por judíos, cristianos y renegados".
Para Osama Bin Laden, "es un deber hacer un llamamiento a la yihad y movilizar a los jóvenes en unidades yihadistas combatientes en la causa de Alá contra la alianza de Sionistas y Cruzados y sus agentes en la región, y no desperdiciar la energía de la juventud en manifestaciones callejeras sin que porte armas". Y a "los leones del Islam en cualquier parte" les instaba a "golpear los intereses de los enemigos del Islam, es decir, los cristianos y los judíos, donde podáis y por los medios que podáis".
Ayman al Zawahiri, por su parte, exclama igualmente: "¡Oh, musulmanes donde quiera que sea, luchad contra la campaña Sionista-Cristiana, y golpead sus intereses donde quiera que los halléis!". Abu Musab Abdelwadoud, por su parte, decía en su primer comunicado: "Gente de la yihad, musulmanes, los judíos están ante vosotros, atacadles en cualquier parte y levantaos a apoyar a vuestros hermanos en Gaza, su Estado está condenado a desaparecer".
En suma, los líderes de Al Qaeda se están sirviendo de la ofensiva israelí en Gaza y sus consecuencias para afirmar el carácter mundial de la contienda entre musulmanes e infieles en que aducen hallarse inmersos y en el marco de la cual sitúan esos acontecimientos; asimismo para legitimar la yihad de índole terrorista que propugnan y favorecer su propia estrategia de movilización tanto entre la población palestina como en el conjunto del mundo islámico; y, finalmente, para incitar a la comisión de atentados contra blancos seleccionados por su adscripción no sólo al mundo occidental sino también a una serie de regímenes árabes e incluso contra Naciones Unidas.
Fernando Reinares es catedrático de Ciencia Política y Estudios de Seguridad en la Universidad Rey Juan Carlos y director del Programa sobre Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano.
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