DAVID CANO MARTÍNEZ EL PAÍS 21/06/2009
Muy cerca de Bangalore, el Silicon Valley asiático, se encuentra Anantapur, una de las regiones más pobres del mundo. Pero una visita al Rural Development Trust (RDT) permite comprobar que es factible erradicar la pobreza extrema, gracias a los recursos económicos pero, sobre todo, al buen criterio de su fundador Vicente Ferrer, fallecido el 19 de junio a los 89 años.
Su historia, cargada de contrastes, no puede dejar indiferente a nadie. Luchando como anarquista en la batalla del Ebro, sintió la llamada de Dios, se hizo jesuita y eligió ser misionero en la India, donde llegó en 1952. Abandonó la orden en 1970, consciente de que podía ejercer mejor el sacerdocio entregándose a los demás y construyendo un mundo mejor. Sostenía que, para acabar con la pobreza, la única estrategia es la acción, una prueba de su actitud decidida que bien podría aplicarse a la actual crisis económica. Desde una perspectiva de economista, llama la atención que, sin contar con estudios reglados en la materia, pusiera en marcha proyectos que demuestran que es posible erradicar la pobreza con un enfoque que está en línea con lo que marcan los postulados económicos. Como sólo sucede en las personas inteligentes, ejercía por instinto lo que el resto hemos necesitado estudiar (economía o gestión estratégica de la empresa). Los proyectos iniciales fueron campañas masivas de vacunación, formación sanitaria, desarrollo agrícola y ecológico.
Desde los primeros momentos, se percató de la necesidad de aspectos tan relevantes para erradicar la extrema pobreza como la planificación familiar, algo que podría chocar con sus profundas creencias religiosas. La implicación de los habitantes locales en el proyecto, a través de una red capilar que permite incrementar de manera exponencial el rendimiento de los recursos, es otra de las claves del proyecto. Muchas multinacionales deberían aprender el sistema diseñado y aplicado en RDT. Fue consciente de la necesaria optimización de un recurso tan escaso en Anantapur como imprescindible para la agricultura: el agua. Sus primeras iniciativas buscaban excavar pozos, construir embalses y presas y, en los últimos tiempos, la utilización de técnicas más eficientes como el goteo o la aspersión. También fue pionero en otros aspectos, como las microfinanzas. Al igual que el Nobel Muhammad Yunus, confiaba en el efecto expansivo del crédito, siempre y cuando sea devuelto por el prestatario, algo altamente probable si éste es un pobre. Entendió el poder social del crédito y la utilidad de prestar al más desfavorecido para que pueda iniciar una pequeña actividad y, con ello, la cadena del desarrollo. Otros de los pilares sobre los que sustenta el "modelo Ferrer" son la ecología, la diversificación de los cultivos, el comercio responsable y la búsqueda de la igualdad entre mujeres y hombres, así como evitar la discriminación social de los discapacitados físicos o psicológicos. La visita de los hospitales dedicados a enfermos de sida o a los colegios de niños con discapacidades visuales o auditivas genera dosis de optimismo respecto a la eficacia de este sistema y su eficiencia, si tenemos en cuenta lo reducido de las aportaciones económicas.
Gganó el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998 y recientemente recibió la Gran Cruz del Mérito Civil. Con su muerte hemos perdido a un gran economista, intuitivo, inteligente y visionario. Afortunadamente, su obra tendrá continuidad y debe servir de referencia para otros países: ha demostrado que el fin de la pobreza es posible.
David Cano Martínez es socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI).
1 comentario:
Un Blog muy interesante Saludos
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