Indicadores
Josep María Ruiz Simón
LA VANGUARDIA, 15 de febrero
La cultura de la evaluación siempre es un poderoso incentivo para la creación de universos paralelos
Hay muchas maneras de acercarse a un país. Una de las que parece gozar de más prestigio es la lectura de informes elaborados anualmente con criterios empíricos por instituciones para los que trabajan expertos de una excelencia académicamente acreditada, como el Banco Mundial o el Foro Económico Mundial. Resulta una experiencia fascinante viajar a Túnez tomando como guía estos informes. Una de las buenas noticias que suministra el último índice de Competitividad Global (2010 -2011) coordinado por Xavier Sala i Martin para el Foro Económico Mundial es que este país norteafricano ha subido en un año 8 posiciones en este ranking situándose como la 32 economía más competitiva del mundo, 10 posiciones por encima de España, que ha bajado 9. No es esa la única alegría que los informes han querido dar a los tunecinos. Según el Doing Business Report 2011, que aspira a medir objetivamente los países en función de su carácter amigable con los negocios, Túnez sube tres posiciones, de la 58 a la 55, todavía lejos de Irlanda (que a pesar de su debacle económica no desaparece del top ten), pero dejando muy atrás a Italia, que se descuelga de la 76 y cae hasta la 80.
A pesar de que apunta que precisa progresar en algunos aspectos, la imagen de Túnez que ofrece el informe es la de un país que reacciona con rapidez implementando las buenas prácticas que le permitirán salir airoso de la crisis y al que se bendice por ser el que más ha mejorado en uno de los indicadores, el que mide la facilidad en el pago de impuestos. Esta nada mala imagen encuentra un interesante complemento en otro de los informes del Banco Mundial, el que mide la calidad de la famosa gober-nanza, publicado en el 2010. En este índice, el país norteafricano saca su mejor nota en el indicador de estabilidad política, en el que obtiene un empate técnico con el Reino Unido y se sitúa muy por encima de España. Según el propio documento este indicador mide, con un margen de error del 10 por ciento, las percepciones de la probabilidad de que el Gobierno pueda ser desestabilizado o derrocado por medios inconstitucionales o violentos.
Estos informes presentan Túnez como un país líder en las reformas económicas favorables al crecimiento, que mejora en sus cifras macroeconómicas, que tiene una deuda manejable y que dispone de un régimen político de una firmeza inconmovible, como un país cuya principal fuerza radica, según los informes del Foro Económico Mundial, en la eficiencia de sus instituciones de gobierno y que, por supuesto, tiene en la poca flexibilidad de su mercado laboral, que impide un mayor crecimiento de la economía, uno de sus grandes problemas. Su lectura tras la caída del régimen de Ben Ali pone de manifiesto no sólo que la literatura de ciencia ficción goza de buena salud, sino también, y sobre todo, que la cultura de la evaluación siempre es un poderoso incentivo para la creación de universos paralelos.
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