"Quiero hablar de un viaje que he estado haciendo, un viaje más allá de todas las fronteras conocidas..." James Cowan: "El sueño del cartógrafo", Península, 1997.

martes, 9 de diciembre de 2008

Mapa del ruido de Barcelona. El 18% de los barceloneses sufren una alta contaminación acústica


La contaminación acústica en la ciudad

Sarrià, de día, y Gràcia, de noche, los distritos más ruidosos de la ciudad

FRANCESC ARROYO - Barcelona - 30/11/2008

Fuente: El País

El Ayuntamiento de Barcelona dispone de un nuevo mapa de la ciudad que refleja por calles, e incluso por tramos de vía, el ruido que soportan los vecinos. Mucho, aunque el informe final lo relativice aduciendo que Barcelona es una ciudad mediterránea con alta ocupación del espacio público (la calle) y, especialmente, mucho tráfico privado. De hecho, el tráfico es la primera causa de ruido, seguido del ocio nocturno y la industria. El Consistorio, consciente de la situación, trabaja en una nueva ordenanza contra el ruido que debe estar lista a principios de año. Esta norma dará paso a los programas de actuación que adecuen el sonido real al máximo aceptable.

Diecinueve ejes comerciales de la ciudad son fuente de ruido

Ciutat Vella tiene zonas ruidosas como la plaza Reial y el entorno de La Paloma

Las calles de la Sagrada Familia se hallan entre 65 y 76 decibelios

La plaza de Alfons Carles Comín registra índices de casi 80 decibelios

En Nou Barris hay zonas tranquilas: Canyelles, Roquetes y Trinitat Nova

El mapa deja claras algunas cosas: de día, más del 18% de la población soporta un ruido superior a 70 decibelios, que es el límite admisible; de noche, la situación varía, tanto en número de gente afectada (cae al 8%) como en lo no admisible: por encima de los 65 decibelios. Durante el día, el distrito en el que más se supera el ruido admisible es Sarrià, debido al tráfico; de noche, en cambio, la palma se la lleva Gràcia, seguida de Ciutat Vella.

Los planes de actuación prevén cosas muy diversas. Por ejemplo, ampliar aceras y reducir el tráfico en calles con alta densidad de vehículos. O que las ambulancias salgan de fábrica con un dispositivo que impida a los conductores el sonido máximo después de las 22.00 horas. Son dos medidas diferentes, pero ambas imprescindibles si se pretende reducir el ruido (límites de "inmisión acústica", en la lengua de la burocracia) que soportan los ciudadanos. En cualquier caso, los planes de actuación serán públicos y elaborados con la participación vecinal. La normativa actual divide la ciudad en cuatro zonas de sonido; la que se apruebe en 2009 establecerá nueve zonas. Valga un ejemplo: la ordenanza vigente considera que el sonido lógico en una calle como Torrent de l'Olla (de alta densidad de tráfico) es la misma que la que se atribuye a la calle de Montalegre, hoy semipeatonal. El mapa ayudará a cambiar las cosas.

El nuevo mapa del ruido de Barcelona sustituirá al de 1997 y recogerá las directrices elaboradas por la Unión Europea. Así, no sólo se tiene en cuenta el tráfico que soporta el tramo de calle (no toda la calle como en el mapa anterior), sino que se han efectuado las mediciones a la altura de dos pisos y no desde el suelo, donde el ruido es menor. Se ha tenido en cuenta también la situación de los vecinos (en área residencial) y los porcentajes de viviendas con habitaciones a fachada y a zona interior.

El resultado es el siguiente: si se tiene en cuenta la normativa de la Generalitat, que parte de tramos zonales, el 19% de la población soporta de día un ruido superior a los 70 decibelios. Pero si se considera la población realmente afectada, a partir, como ha hecho el actual mapa, del censo de residentes, el porcentaje cae al 18%. No es una gran diferencia, pero si los datos que se consideran son los nocturnos, la situación sí varía. La Generalitat cree que en el 33% de Barcelona hay zonas en las que se superan los "límites de inmisión" y el 26% está en el límite de lo tolerable; en cambio, el mapa real señala que sólo el 8% de los 1,6 millones de barceloneses soportan un ruido superior a los 70 decibelios y que el 25,9% se hallan en zonas donde el ruido se sitúa entre 65 y 70 decibelios.En líneas generales, el ruido más intenso se produce de día: entre las 7.00 y las 21.00 horas, y el tramo horario más tranquilo es el que va de las 3.00 a las 4.00. El principal factor de ruido es el tráfico, con vías especialmente ruidosas, como las grandes infraestructuras. El informe considera a este efecto las rondas, la Ronda del Mig entre Gran Via y Lesseps, la Diagonal (entre Esplugues y la calle de la Marina), la Gran Via y los inicios de la Meridiana. Por distritos, el que globalmente soporta mayor ruido del tráfico es el Eixample.

La diferencia entre el ruido diurno y el nocturno está muy vinculada a la tipología de las calles, con influencia de factores tan diversos como el tráfico global, el tipo de asfalto y si se trata de una calle transversal (paralela al mar y, por tanto, sin subidas y bajadas) o longitudinal y con mayor o menor pendiente. Otros factores causantes del ruido son el ocio nocturno, la industria y los ejes comerciales. El mapa define 19 ejes que producen altos niveles de ruido; en el Eixample, el paseo de Gràcia, Rambla de Catalunya, Sant Antoni y el corazón del distrito; en Sants, el largo eje que forman la carretera de Sants y la calle de la Creu Coberta; en Les Corts, el eje comercial que llega hasta Sants; en Sarrià, la calle Gran de Sarrià y el paseo de Sant Gervasi, y en Sant Martí, el centro del Poblenou.

Las zonas con menos ruido son los interiores de manzana y los parques, aunque algunos de estos soportan el sonido del tráfico de proximidad.

El ruido nocturno es otro cantar. Los principales focos de sonido se hallan en Ciutat Vella (el Gòtic y el Raval), en la zona izquierda del Eixample, en torno a Galvany (en el barrio de Sant Gervasi), en toda la antigua villa de Gràcia (si bien en esta zona se ha reducido considerablemente el impacto del tráfico en algunas calles) y, finalmente, en las zonas de Llacuna y Vila Olímpica, en el distrito de Sant Martí.

Sant Martí sufre, además del ruido vinculado al ocio nocturno, la existencia de 138 hectáreas industriales (es el segundo foco en importancia de la ciudad). Por delante sólo está la Zona Franca (419 hectáreas industriales) y por detrás destaca Sant Andreu (80 hectáreas).

El mapa del ruido consta de dos tipos de informes. Uno incluye la totalidad de Barcelona. El segundo describe, de modo más que minucioso, cada uno de los distritos de la ciudad. En ambos casos, los mapas distinguen entre día y noche.

- Ciutat Vella. El aumento de calles peatonales ha producido una cierta reducción del ruido. No obstante, el 29% de la población del distrito sigue expuesta a altos niveles. El 29% soporta, en franjas diurnas, un sonido ambiente de entre 65 y 70 decibelios, y el 2,5% incluso por encima de esta frontera. De noche, las zonas más ruidosas son la plaza Reial, la Rambla del Raval, los entornos de la sala La Paloma, el paseo del Born, la calle de Escudellers y los entornos de la calle de Orwell. En el barrio de la Barceloneta se registra un ruido que incluso supera los 80 decibelios en las cercanías de la Ronda Litoral. Otra vía ruidosa es el paseo de Joan de Borbó, con tramos que oscilan entre 65 y 70 decibelios. En el resto del distrito, las calles más castigadas son la Via Laietana, Fontanella, Paral·lel, Pelai y algunos tramos de Princesa, además del paseo de Colom y La Rambla.

- Sants. El distrito se halla muy expuesto al ruido del tráfico en la Gran Via, el Paral·lel y la calle de Sants, pero también tienen un sonido notable la avenida de Madrid y su prolongación en la calle de Berlín y las calles de Tarragona y Creu Coberta. Esta última, como la carretera de Sants, sufre también las consecuencias de la alta actividad comercial. Un caso aparte es el polígono de la Zona Franca, con sonido de origen industrial.

- Eixample. El tráfico castiga a todo el distrito, pero hay algunas calles muy por encima de la media. Son la Diagonal, la Gran Via, Balmes y Aragó. Con menor intensidad, pero por encima de la media, se sitúan Comte d'Urgell y Marina. Pero el distrito sufre también, en relación con el ruido, la existencia de potentes ejes comerciales, sobre todo la Rambla de Catalunya y el paseo de Gràcia, así como de una fuerte diseminación de locales de ocio nocturno que castigan, sobre todo, a los residentes en las noches de fin de semana. Un caso aparte es la Sagrada Familia. Las calles limítrofes (Provença, Mallorca, Sicília y Sardenya) se hallan, en general, entre 65 y 76 decibelios, e incluso en el interior del parque que lleva el nombre del templo se registran 70 decibelios.

- Les Corts. El ruido del tráfico se centra en las vías de alta densidad: la Ronda de Dalt, la Ronda del Mig y la Diagonal, pero no quedan lejos la avenida de Madrid (por encima de Aragó y Balmes) y la Travessera de les Corts. Se registran también ruidos vinculados a grandes superficies (L'Illa Diagonal y El Corte Inglés). Una característica del barrio es que algunas calles estrechas soportan un ruido por encima de lo previsible, por ejemplo, la de Galileo y la de Arizala, ambas por encima de los 70 decibelios. En cambio, los locales de ocio nocturno se hallan dispersos y alejados de las zonas residenciales, como en la Zona Universitaria.

- Sarrià. Es uno de los distritos más ruidosos y de los que cuentan con más puntos sensibles que exigirán otro resultado, como centros sanitarios, bibliotecas, residencias para personas de edad y escuelas. Hay 390 puntos especialmente sensibles al ruido. A la vez, soporta no pocas vías con sonido por encima de los 70 decibelios: entre otras, la Diagonal, la Ronda del General Mitre, Balmes, Muntaner, Via Augusta, el eje que forman Reina Elisenda y los paseos de Sant Gervasi y la Bonanova, y la avenida de Sarrià. Otras calles rozan los 70 decibelios. Entre ellas están las de Mandri, Vergòs, Sant Joan Bosco y la avenida de Pau Casals. Dos de los barrios del distrito se encuentran entre los más tranquilos de Barcelona: Vallvidrera y Les Planes.

Los vecinos se quejan muy poco

La principal causa del ruido en la ciudad, el tráfico, es una de las que ocasionan menor número de quejas de los vecinos. Como si éstos hubieran asumido fatalmente que así son las cosas y no queda otra cosa que aguantarse. Lo cierto es que la primera causa de quejas ciudadanas relacionadas con el ruido son las obras que se realizan en la vía pública (el 13,9% de las reclamaciones presentadas). El tráfico, en cambio, sólo origina el 3,8% de las quejas.

El segundo hecho que lleva a los barceloneses a quejarse de ruido en las oficinas municipales son actividades que se realizan en las calles (el 11,8% de las quejas), sin contar en este apartado el ocio nocturno, que es la tercera causa en importancia (11,2%). Le sigue la actividad musical en la vía pública (9,8%), sin que en este bloque figuren las casi inexistentes quejas por el sonido similar a la música del algunos turismos conducidos por gente escasamente respetuosa con los demás. Otros motivos de queja de los barceloneses son los vehículos que trabajan para el Ayuntamiento de Barcelona en tareas de limpieza, la carga y descarga, los aires acondicionados y los aviones y helicópteros que sobrevuelan la ciudad.

El mapa del ruido de Barcelona no recoge parte de estas molestias que sufren los ciudadanos. Es decir, el ruido de un martillo neumático que perfora la calle, el estrépito de una moto sin silenciador o en la que el conductor acelera sin otro motivo que hacer ruido, los gritos de los borrachos en algunas zonas de la ciudad, en la medida en que son esporádicos, no aparecen registrados en el mapa, que trabaja con valores medios y sostenidos. Lo que el mapa busca es describir la situación media de 14.000 puntos de la ciudad, para lo que se han realizado 2.309 mediciones de corta duración y 109 con un tiempo más prolongado. El resultado es la división de la ciudad en tres zonas de sensibilidad acústica: alta, baja y moderada, que significan lo contrario de lo que sugieren: en la zona de sensibilidad alta es donde hay menos ruido; en la baja, es donde se produce más.

El hombre de la multitud de Edgar Allan Poe

Argullol nos presenta al Hombre en la multitud de Edgar Allan Poe

Fuente: aquí

Es curioso que aunque en el relato de Edgar Allan Poe van pasando todas las horas del día, yo siempre tengo una imagen del hombre de la multitud como alguien que vive en un claroscuro, en una penumbra. Su hora favorita es el atardecer, cuando está declinando el sol, o en las primeras luces de la aurora, aunque evidentemente él necesita la multitud a todas horas. Lo que me parece absolutamente turbador de ese personaje es que no puede vivir sin la presencia de los otros convertidos ya en masa, sea en Oxford Street, sea en el Covent Garden, sea en los mercados, bajos fondos, calles comerciales. Es alguien que tiene tal terror a la soledad que necesita estar ensartado continuamente en medio de la masa. Ahí creo que estriba la enorme capacidad de anticipación de Edgar Allan Poe al presentarnos a un hombre que no sólo tiene miedo a la soledad, sino que tiene miedo, pienso, a la individualidad, a la subjetividad, tiene miedo fundamentalmente a la intimidad. Es alguien que, como un dibujo muy propio del hombre contemporáneo y moderno, tiene terror a enfrentarse a su a su propio yo, y en ese sentido busca desesperadamente la compañía, el ruido, la voz de los otros, pero no entendido en cuanto a conjunto de individuos, sino entendidos como una masa informe que es como una suerte de monstruo que se va deslizando por las calles de la ciudad.
En la narración de Poe por primera vez la masa se convierte en el héroe, aunque sea un héroe que actúa como contrapunto de ese hombre sumido en un torbellino y en una inquietud permanentes, y que en cierto modo anuncia lo que serán los futuros personajes kafkianos que ya muestran monstruosamente la consecuencia de la sumisión de la conciencia individual al poder de lo masivo. Resulta impresionante cómo desde una ciudad ordenada, pequeña, apacible, tan civilizada como Boston yen una región como Massachussets, Edgar Allan Poe sin haberlo vivido directamente fuera capaz de captar de una manera tan fehaciente lo que es el pulso de la metrópolis que se está configurando en el siglo XIX, y que llega a su máxima distorsión a principios del siglo XXI. El hombre de la multitud nos guste o no, a mí personalmente me gusta poco, es uno de los grandes protagonistas de nuestro escenario.


EL RELATO

Fuente: http://www.bifurcaciones.cl/006/reserva.htm

El hombre de la multitud

Edgar Allan Poe *

Ilustrado por Gustave Doré **


Portada Poe


















Introducción al artículo

Edgar Allan Poe (Boston, 1809-Baltimore, 1849) es uno de los nombres más destacados en la literatura estadounidense. Considerado como maestro del relato breve, cultivó además la poesía y el ensayo. Fue precursor del cuento de terror psicológico, del relato policial y de la literatura de ciencia-ficción, y renovador de la novela gótica, ejerciendo además gran influencia en la literatura simbolista francesa. Entre sus obras más conocidas están los poemas El cuervo y Annabel Lee, los cuentos El escarabajo de oro, Los crímenes de la calle Morgue y El corazón delator, y la novela La historia de Arthur Gordom Pym.

El hombre de la multitud, publicado originalmente en 1840, constituye un valioso testimonio acerca del espíritu que animaba la vida en las metrópolis del siglo XIX. A lo largo de sus páginas, Poe describe con vívida intensidad los pulsos y contradicciones que marcaron el nacimiento de la moderna ciudad industrial –de la cual es heredera nuestra propia ciudad contemporánea-, retrato que completan de manera magistral las ilustraciones de Londres realizadas por Gustave Doré y que hoy acompañan el texto.

Vale la pena recordar que, si intentaramos hacer una arqueología de la figura del flaneur, encontraríamos en esta 'pintura en movimiento' que nos hereda Poe su piedra de tope, ya que fue precisamente este cuento el que motivó parte del trabajo poético de Baudelaire, que luego utilizaría Walter Benjamin para darle forma a ese vagabundo urbano de deriva consciente, figura urbana/moderna por excelencia.

Con la publicación de este cuento queremos ampliar nuestra 'Colección Reserva', para incluir también aquellos textos y registros visuales, sin provenir necesariamente de la disciplina urbanística, constituyen un aporte indudable al conocimiento de las ciudades y la vida urbana en distintas épocas y lugares. Esperamos de esta manera contribuir al fortalecimiento del estudio de las representaciones, los imaginarios urbanos y los productos culturales, validándolo como una dimensión esencial de cualquier reflexión que se preocupe por desentrañar la compleja relación entre ciudad y cultura.
En nuestra sección "Biografías", Alejandra Villarroel comenta la vida y obra de Edgar Allan Poe desde una clave urbana.

Con razón se ha dicho de cierto libro alemán que es “lässt sich nicht lesen” (que no se deja leer). De igual modo existen algunos secretos que no se dejan descubrir. Hay hombres que mueren por la noche en sus camas, estrechando las manos de sus espectrales confesores y mirándoles con ojos lastimeros. Que mueren con la desesperación en el alma y opresiones en la garganta que no permiten ser descritas. De vez en cuando, la conciencia humana soporta cargas de un horror tan pesado que sólo pueden arrojarse en la misma tumba. De este modo, la mayoría de las veces queda sin descubrir el fondo de los crímenes.

Bifurcaciones_Poe_DoréNo hace mucho tiempo, al declinar el día de una tarde otoñal, me encontraba yo sentado junto a la gran cristalera en rotonda del café D..., en Londres. Había pasado varios meses enfermo pero ahora me hallaba convaleciente, y al recuperar las fuerzas me sentía en uno de esos felices estados de ánimo que constituyen, precisamente, el reverso del tedio; estados de ánimo de una gran agudeza, cuando la película de la visión mental desaparece y el intelecto electrificado sobrepasa con mucho su condición normal, del mismo modo que la razón viva y la voz pura de Leibniz supera la retórica débil y confusa de las Geórgicas. Simplemente respirar era una delicia y obtenía un placer positivo incluso de las fuentes que originariamente lo son de dolor. Me sentía tranquilo y con un profundo interés por todo. Con un cigarro en la boca y un periódico sobre mis rodillas, había estado distrayéndome gran parte de la tarde, ora recorriendo los anuncios, ora observando la mezclada concurrencia del establecimiento, sin dejar, de vez en cuando, de atisbar la calle a través de los ventanales empañados por el humo. Esta última era una de las vías principales de la ciudad y durante todo el día rebosaba de animación.

Conforme iba haciéndose de noche, el gentío aumentaba. Cuando se encendieron las luces, dos densas y continuas corrientes de transeúntes comenzaron a entrar y salir del establecimiento. Nunca me había encontrado en una situación como aquélla, y por tanto, aquel mar tumultuoso de cabezas humanas me llenaba de una emoción deliciosamente nueva. Dejé de prestar atención a lo que sucedía en el interior del hotel para absorberme de lleno en la contemplación del exterior. Al principio mis observaciones adoptaron un cariz abstracto y general. Miraba a los transeúntes en masa y pensaba en ellos como formando una unidad amalgamada por sus características comunes. Pronto, sin embargo, descendí a los detalles y observé con minucioso interés las innumerables variedades de tipos, vestidos, aires, portes, aspectos y fisonomías.

Bifurcaciones_Poe_DoréLa gran mayoría de los que pasaban tenían el aire satisfecho de gente ocupada y su única preocupación parecía ser la de abrirse paso entre la muchedumbre. Llevaban las cejas fruncidas y volvían sus ojos rápidamente en todas direcciones. Cuando eran empujados por otros transeúntes no daban el menor signo de impaciencia, sino que se componían un poco la ropa y continuaban su camino. Otros, todavía una gran mayoría, se movían intranquilos, mostraban el rostro enrojecido y hablaban gesticulando consigo mismos, como si precisamente se encontraran aislados por la misma densidad de la concurrencia que les rodeaba. Cuando se veían obstaculizados en su avance, esta gente dejaba pronto de murmurar para sí, pero doblaban sus gestos y esperaban con una sonrisa ausente e inexpresiva en los labios el paso de las personas que impedían el suyo. Si les empujaban, se disculpaban con una inclinación ante los mismos que les habían empujado y parecían abrumados por la confusión. En estos dos grupos que he señalado no había nada especialmente característico. Sus prendas de vestir pertenecían a esa clase que se ha dado en llamar decente. Sin lugar a dudas, se trataba de familias distinguidas: comerciantes, abogados, hombres de negocios, rentistas, los eupátridas y la clase media de la población, gente empleada y gente ocupada en sus mismos negocios. Todos ellos no llamaban demasiado la atención.

Bifurcaciones_Poe_DoréLa tribu de los empleados era inconfundible, y yo en este punto distinguía dos grupos muy marcados. Por un lado, los jóvenes empleados de casas florecientes, jóvenes de chaquetas ajustadas, botines brillantes, cabello engomado y labios desdeñosos. Dejando aparte un cierto empaque que yo me atrevía a llamar de mesa de despacho, a falta de otra palabra, las maneras de esta clase de personas me parecían un exacto facsímil de las que se habían considerado como la perfección del buen tono cerca de doce o dieciocho meses antes. Usaban la gracia de desecho de la aristocracia, y ésta, pienso, puede ser la mejor definición de los mismos.

Los altos empleados de firmas sólidas resultaban inconfundibles. Se les conocía por sus chaquetas y pantalones blancos o marrones, diseñados para sentarse cómodamente, con corbatas negras y chalecos del mismo color, zapatos anchos y de sólida apariencia. Todos eran algo calvos y sus erguidas orejas, a causa de sostener los palilleros, habían adquirido el hábito de separarse en sus extremidades superiores. Me di cuenta de que al quitarse o ponerse el sombrero siempre utilizaban las dos manos, y que usaban relojes de cortas cadenas de oro de un modelo sólido y anticuado. Tenían la afectación de la respetabilidad, si es que realmente puede existir una afectación tan honorable.

Bifurcaciones_Poe_DoréHabía muchos individuos de aspecto osado a quienes pronto reconocí como pertenecientes a la raza de los rateros elegantes que infestan todas las grandes ciudades. Vigilé con atención a esta calaña y me resultó difícil imaginar cómo podrían ser confundidos por caballeros por los mismos caballeros. Los puños de sus camisas, demasiado salientes, y sus aires de excesiva franqueza, habrían bastado para delatarlos.

Los tahúres, de los que identifiqué no pocos, eran todavía más fáciles de reconocer. Usaban gran variedad de trajes, desde el tramposo camorrista con chaleco de terciopelo, corbata de fantasía, cadena dorada y botones de filigrana, hasta el clérigo expulsado, tan parcamente vestido que nadie podía estar más alejado de sospechar de él. Todos, no obstante, se distinguían por cierto color moreno de su curtido cutis, por un apagamiento de los ojos y por la palidez de sus labios apretados. Además, había también otros dos rasgos, por los cuales yo siempre los distinguía: una tonalidad baja y cautelosa en la conversación y un pulgar excesivamente estirado, hasta formar ángulo recto con los demás dedos.

Muy a menudo, en compañía de aquellos pícaros, he observado otra clase de hombres algo diferentes en sus costumbres, pero, en definitiva, pájaros del mismo plumaje. Se les podría definir como caballeros que viven del cuerno. Parecen dividirse en dos batallones para devorar al público: el de los dandys y el de los falsos militares. En el primer grupo los rasgos característicos son: cabellos largos y sonrisas; en el segundo, levitas y ceños fruncidos.

Bifurcaciones_Poe_DoréDescendiendo en la escala de lo que se llama nobleza, encontré temas de meditación más oscuros y profundos. Vi traficantes judíos con ojos de halcón que brillaban en unas caras cuya única expresión era de abyecta humildad. Porfiados mendigos profesionales que apartaban a los pobres de mejor aspecto y a quienes sólo la desesperación les había lanzado en medio de la noche a implorar caridad. Inválidos débiles y depauperados a quienes la muerte había señalado con su mano y que se retorcían y se tambaleaban entre la muchedumbre, mirando suplicantes a todas partes como en busca de alguna posibilidad de consuelo, de alguna esperanza perdida. Modestas jóvenes que volvían de una larga y prolongada labor, hacia un hogar sin alegría y que retrocedían, más temerosas que indignadas, ante las miradas de los rufianes, cuyo contacto directo no podían evitar a pesar suyo. Prostitutas de todo género y edad: inequívocas bellezas en toda la flor de su feminidad que hacían recordar la estatua de Luciano, estatua cuya superficie era como el mármol de Paros y cuyo interior estaba lleno de inmundicias; la repulsiva, completamente hundida en el fango; la arrugada y pintarrajeada bruja que intenta una última apariencia de juventud; la que es todavía una niña de formas sin modelar, pero que ya está entregada a las terribles coqueterías de su tráfico y ardiendo con feroz ambición por verse colocada al nivel de las mayores en el vicio... Borrachos innumerables e indescriptibles, unos harapientos y llenos de remiendos, haciendo eses, desarticulados, con caras tumefactas y ojos empañados; vestidos otros con trajes, aunque ya ajados y sucios, de aire fanfarrón y caras rubicundas, llevando los que en su día debieron ser buenos y que entonces estaban escrupulosamente bien cepillados; hombres que caminan con paso que resulta de una firmeza y elasticidad fuera de lo común, pero cuyos rostros están espantosamente pálidos y cuyos ojos brillan feroces y enrojecidos mientras procuran asirse con manos temblorosas a cualquier objeto que encuentren a su alcance... Junto a todos éstos, pasteleros, recaderos, cargadores de carbón, barrenderos, organilleros, domadores de monos, vendedores de canciones, artistas andrajosos y obreros cansados de todas clases; y todo este turbión moviéndose en medio de un recinto ensordecedor y de una desordenada vivacidad, que irritaba el oído con sus discordancias y producía una sensación dolorosa en los ojos.

A medida que la noche se hacía más profunda, más profundo se hacía en mí el interés por la escena, pues cambiaba el carácter de la multitud, desapareciendo los aspectos más nobles al retirarse gradualmente la gente más ordenada, y se iban poniendo de relieve los aspectos más duros y groseros a medida que la última hora sacaba de sus guaridas a toda clase de seres abyectos y degradados. Pero la luz de los faroles de gas, débiles en un principio por tener que luchar con la luz del día, cobraban finalmente mayor vigor y arrojaban sobre todo una luz dominante. La oscuridad resultaba tan espléndida como ese ébano comparable con el estilo de Tertuliano. Los raros aspectos de la luz me encadenaban a examinar los rostros de los individuos, y aunque la rapidez con que pasaban ante el ventanal me impidiera echar más de una ojeada sobre cada rostro, me parecía que, dado mi peculiar estado mental, podía leer con frecuencia, en el breve intervalo de una mirada, la historia de largos años.

Bifurcaciones_Poe_Doré

Estaba escudriñando a la multitud con la frente pegada al cristal cuando de pronto apareció ante mi vista el rostro de un anciano de unos sesenta y cinco o setenta años de edad, que inmediatamente atrajo y absorbió toda mi atención a causa de la peculiar idiosincrasia de su expresión.

Jamás había visto otra que se pareciese ni remotamente a ella. Recuerdo bien que mi primer pensamiento al verla fue que si Retsch la hubiera visto, la habría tomado como modelo preferente para sus interpretaciones pictóricas del demonio. Cuando intentaba, durante el breve minuto de mi primera ojeada, realizar un rápido análisis del significado de aquella expresión, noté surgir, confusas y paradójicas en mi mente, ideas de un vasto poder mental, de cautela, de rnezquindad, de avaricia, de instintos sanguinarios, de maldad, de terror, de alegría y de desesperación intensa y profunda. Me sentí singularmente sobrecogido, espantado y fascinado “¡Qué historia más extraña –me dije a mí mismo- debe estar escrita dentro de su pecho!”

Bifurcaciones_Poe_DoréEntonces me acometió el fuerte deseo de mantener al viejo aquel al alcance de mi vista para saber más cosas de él. Me puse el gabán precipitadamente, cogí el sombrero y el bastón, salí a la calle, abriéndome paso entre la multitud, en la dirección por donde le había visto desaparecer, pues éste ya se había perdido de mi vista. No sin dificultad, al fin volví a verle; me acerqué y le seguí de cerca, aunque con precauciones, para no atraer su atención.

Tuve entonces una buena oportunidad para examinar su persona. Era de baja estatura, muy delgado y de apariencia débil. En conjunto, sus ropas estaban sucias y andrajosas, pero cuando algunas veces pasaba debajo de la luz de algún farol, pude darme cuenta de que su ropa blanca, aunque manchada, era de buen género, y si mi vista no me engañó, a través de un desgarrón del capote que le envolvía entreví el refulgir de un brillante puñal. Estas observaciones avivaron mi curiosidad y decidí seguir al desconocido donde fuera.

Había cerrado ya la noche y sobre la ciudad caía una densa niebla, que no tardó en convertirse en una lluvia constante y copiosa. Este cambio de tiempo produjo un raro efecto sobre la multitud, que se agitó toda ella inmediatamente con una nueva conmoción y quedó un poco oculta por una nube de paraguas. La oleada, los empellones y el zumbido aumentaron diez veces más. Por mi parte no me fijé mucho en la lluvia, ya que conservaba el ardor de una fiebre que corría por mis venas y que hallaba alivio con la humedad, aun cuando resultara un tanto peligroso. Me anudé un pañuelo alrededor del cuello y continué la marcha. Durante media hora, el viejo continuó abriéndose camino con dificultad por la gran calle, mientras yo le seguía pisándole materialmente los talones por miedo a perderle de vista.

Bifurcaciones_Poe_DoréNi una sola vez volvió la cabeza para mirar hacia atrás. Luego se metió por una bocacalle, que aunque muy concurrida, no lo estaba tanto como la principal que había abandonado. Entonces se produjo un cambio visible en su proceder. Caminaba mucho más despacio y con menos decisión que antes; vacilando continuamente, cruzó y volvió a cruzar la calle sin motivo aparente y la multitud se hizo tan espesa que a cada uno de sus movimientos me veía obligado a seguirle más de cerca. La calle era larga y estrecha y su andar se prolongó casi una hora, durante la cual los transeúntes habían disminuido gradualmente hasta reducirse al número de los que circulan al mediodía en Broadway cerca del parque, ya que tal es la diferencia existente entre la población londinense y la de la ciudad americana más poblada.

Una segunda desviación nos llevó a una plaza brillantemente iluminada y rebosante de vida. Allí el desconocido volvió a adquirir su anterior actitud. Hundió el mentón sobre su pecho, mientras sus ojos giraban con fiereza bajo sus cejas fruncidas, en todas direcciones, atisbando a todos los que le rodeaban. Apresuró su paso con firmeza, pero me sorprendió, sin embargo, que cuando hubo dado la vuelta a la plaza retrocediese sobre sus pasos. Fue mayor mi asombro al ver que repetía el mismo paseo varias veces, estando en uno de ellos a punto de descubrirme cuando se volvió con un súbito movimiento.

Bifurcaciones_Poe_DoréEn tal ejercicio invirtió otra hora, al final de la cual nos encontramos menos obstaculizados por los transeúntes que al principio. Llovía con intensidad, el aire se hacía más frío y la gente se retiraba a sus casas. Con gesto de impaciencia, el vagabundo se metió por una calle relativamente desértica. Bajó por ésta que tenía casi media milla de largo, andando con una energía que yo no podía ni siquiera imaginar en un hombre de tanta edad, y que incluso me puso en un aprieto para seguirle. Después de unos cuantos minutos, nos encontramos en un mercado grande y concurrido que parecía ser cosa conocida del viejo. Éste volvió a adoptar su aire primitivo mientras andaba de arriba abajo, entre compradores y vendedores, sin objeto aparente. Durante la hora y media, o cosa así, que pasamos en aquel lugar me fue precisa mucha reserva para no perderle de vista sin atraer su atención.

Bifurcaciones_Poe_DoréAfortunadamente, llevaba yo chanclos de goma y podía andar sin producir el menor ruido. Entraba en una tienda tras otra sin preguntar el precio y sin decir una palabra, contemplando todos los objetos con una mirada extraña y ausente. Estaba yo muy asombrado de su forma de proceder y tenía la firme decisión de no separarme de él hasta haber satisfecho en alguna medida la curiosidad que me inspiraba. Un reloj de sonoras campanadas dio las once y todo el mundo abandonó el mercado. Al bajar el cierre, un tendero dio un codazo al viejo y en el mismo momento vi que se estremecía. Se precipitó a la calle, miró ansiosamente a su alrededor durante un instante y luego corrió con gran velocidad por las numerosas y tortuosas callejuelas, hasta que llegamos una vez más a la gran calle de donde habíamos partido, la del café... Sin embargo, no ofrecía el mismo aspecto de antes. Todavía estaba brillantemente iluminada con gas, pero la lluvia caía pesadamente y se veían muy pocas personas. El desconocido se puso pálido; dio pensativo unos pasos por la antes populosa avenida, y luego, exhalando un fuerte suspiro, torció en dirección al río, para adentrarse en una serie de calles apartadas y salir al fin frente a uno de los teatros principales. Estaban cerrando y el público salía apretadamente por las puertas. Vi al viejo abrir la boca como para respirar mientras se precipitaba entre el gentío; me parecía que la intensa angustia que se reflejaba en su cara habíase calmado en cierto modo. Volvió a hundir la cabeza sobre su pecho y apareció tal y como lo había visto la primera vez. Observé que entonces tomaba la misma dirección seguida por el público... No podía comprender lo extraño de sus actos.

Bifurcaciones_Poe_DoréA medida que avanzaba, la gente se iba esparciendo. Otra vez hizo visible su malestar e indecisión. Por algún tiempo siguió muy de cerca a un grupo de unos diez o doce alborotadores, pero éstos se fueron separando uno a uno, hasta quedar reducidos a tres en una estrecha y oscura calleja muy poco frecuentada. El extraño se detuvo y por un momento pareció quedar absorto en sus pensamientos. Entonces, con una rapidez muy marcada, prosiguió rápidamente un camino que nos condujo a las afueras de la ciudad, por lugares muy distintos de los que habíamos atravesado hasta entonces. Era el barrio más sucio de Londres, donde todo parece llevar la marca de la pobreza más deplorable y del crimen más desesperado. A la luz mortecina de un farol veíanse casas de madera, altas, viejas, carcomidas, como tambaleantes, que parecían inclinarse para su inmediata caída, en direcciones tan diversas y caprichosas que apenas se veían pasos entre ellas. Los adoquines estaban colocados al azar, más bien desplazados de su lugar, mientras que en el suelo crecía una profusa maleza. La porquería se acumulaba en las alcantarillas cegadas. Todo el ambiente estaba lleno de desolación. Sin embargo, mientras avanzábamos se reavivaron los ruidos de vida humana, creciendo gradualmente y, por último, nutridos grupos de la especie más baja de la población londinense se movían de arriba, abajo. De nuevo los ánimos del viejo comenzaron a encenderse como una lámpara que está próxima a extinguirse. Una vez más se lanzó hacia delante con un paso elástico. De pronto se volvió en una esquina, un ramalazo de luz cayó sobre nosotros y nos encontramos ante uno de los enormes templos de la intemperancia, uno de los palacios del demonio de la ginebra.

Bifurcaciones_Poe_DoréEra casi de día, pero aún se apretujaba un cierto número de miserables beodos, que entraban y salían por la ostentosa puerta. El viejo se adentró con un apagado grito de alegría, recobró su primitiva apariencia y se puso a pasear de arriba abajo, sin objeto aparente. No hacía, sin embargo, mucho tiempo que se dedicaba a ello, cuando un fuerte empujón hacia las puertas reveló que el dueño iba a cerrarlas a causa de la hora. Lo que observé entonces en el rostro del ser singular a quien yo había seguido tan pertinazmente fue algo más intenso que la desesperación. Con todo, no vaciló en su carrera, pero de pronto, con una energía loca, volvió sobre sus pasos al corazón del poderoso Londres. Huyó durante largo rato y rápidamente, mientras yo le seguía cada vez más asombrado, resuelto a no abandonar aquella pesquisa por la que sentía un interés cada vez más absorbente. Salió el sol mientras íbamos andando, y cuando hubimos llegado otra vez al más atestado centro comercial de la populosa ciudad, la calle del café... presentaba ya un aspecto de bullicio y actividad semejante a lo que yo había visto la noche anterior. Y allí, en medio de la confusión que aumentaba por momentos, persistí en mí propósito de perseguir al extraño. Éste, como de costumbre, iba de una parte a otra y durante todo aquel día no salió del torbellino de aquella calle.

Cuando las sombras de la segunda noche iban llegando, me sentí mortalmente cansado, y parándome frente al vagabundo, le miré fijamente a la cara. No pareció darse cuenta de mi presencia y reanudó su paseo, en tanto que yo permanecí absorto en aquella contemplación. “Este viejo –pensé por fin- es el tipo y el genio del crimen profundo. No quiere permanecer nunca solo. Es el hombre entre la multitud. Sería inútil seguirle, pues no lograría averiguar nada sobre él ni sobre sus hechos. El peor corazón del mundo es un libro más repelente aún que el Hortulus Animae, y tal vez una de las más grandes mercedes de Dios sea que es ‘lüsst sich nicht lessen', que no se deja leer”.


** Paul Gustave Doré (1832-1883), francés, es uno de los ilustradores más connotado de todos los tiempos. Entre sus trabajos más conocidos se encuentran sus ilustraciones de "El Quijote de la Mancha" (Cervantes), "La divina comedia" (Dante), "El cuervo" (Poe), "La Biblia" (vv. aa.) y "Paraíso perdido" (Milton).

Las ilustraciones que acompañan el trabajo de Poe en esta edición son parte de la serie "London: A Pilgrimage", encargada a Doré por la Grant & Co. Su primera edición fue publicada en 1872, convirtiéndose en un inmediato éxito comercial.

La ciudad industrial: "Berlín, sinfonía de una gran ciudad" (1927) y "Metrópolis" (1925)

Walter Ruttmann en su documental Berlín, sinfonía de una gran ciudad (Die sinfonie der Grosstadt, 1927) filmó todo un dia en la vida de la capital alemana desde la mañana hasta la noche, reflejando perfectamente cómo se habitaba el espacio de la nueva ciudad industrial y la sensación de cambio continuo que se podía percibir.

"Félix de Azúa ha explicado con suma claridad la trascendencia que para el ser humano ha tenido esta facultad interpretativa.

Para Azúa, desde las ciudades-estado de la antigüedad hasta las ciudades ideales del Renacimiento, el ámbito de lo urbano ha podido ser representado mediante el dibujo, la pintura o el grabado.

A partir de la era moderna, la literatura parece que empieza a tomar el relevo de los métodos gráficos para la representación espacial.

Y aún con el estallido de la ciudad tras la revolución industrial, momento en el que da los primeros síntomas de su desbordamiento inaprensible, la narración “todavía era capaz de mantener la unidad anímica de la metrópoli.”

Ahí estaban el Londres de Dickens, el París de Balzac y Zola, el Madrid de Galdós o el San Petersburgo de Dostoievski. Es decir, aún en estos casos de expansión incontenible se tenía una conciencia intelectual, o simplemente intuitiva, de finitud, lo cual significaba la posibilidad misma de esa recomposición anímica, de la reintegración de los fragmentos en una idea concreta y distintiva de la ciudad.

Más difícil todavía, cuando la metrópolis empieza “el primer proceso de metástasis y su representación dejaba de ser abarcable por la palabra” aparece la fotografía y el cine, que con las técnicas del montaje, asumen mediante la superposición de imágenes la misión que antes se había encomendado a los textos, como ya vio Walter Benjamin, Dziga Vertov o Walter Rutmann en “Berlín, sinfonía de una ciudad”


Pero el verdadero marasmo surge cuando, una vez cumplida la hipótesis anunciada por Henri Lefèvbre de una sociedad conceptualmente urbanizada en su totalidad, la ciudad se dispersa en una post-metrópoli inabarcable, un ectoplasma cada vez más indiferenciado y ubicuo que, al desbordar la finitud, hace que sea materialmente irrepresentable, intelectualmente inconcebible y, en muchos casos, políticamente ingobernable. (Entren en Google y naveguen por la imagen aérea de Tokio, Mumbai, Shangai, Yakarta, Karachi, Beijing, Lagos, El Cairo, Sao Paulo, México, Nueva York…por citar sólo algunas de las ciudades que superan los 20 millones de habitantes y sin considerar las conurbaciones del sudeste asiático, como las del delta del río Perla, por ejemplo). Aquí en España, todavía en los ochenta podíamos saber dónde estaban los límites de la mayoría de nuestras ciudades. Pero ¿podemos decir hoy dónde empieza y dónde termina esta ciudad-región que es la Sevilla, Bilbao, Barcelona, Madrid o la Málaga metropolitanas? ¿Qué sentido tiene hoy el concepto de ciudadanía cuando su referencia territorial no puede ser abarcada ni física ni intelectualmente? ¿Qué papel puede jugar el ciudadano-actor cuando el escenario se le desvanece en el infinito? Si las políticas urbanísticas y económicas están íntimamente interrelacionadas, ¿cómo podemos hacer una adecuada planificación económica sobre referencias locales difusas, desflecadas, fantasmagóricas, incomprensibles? Y éste era el momento en que nos aparece en escena el óbito que nos faltaba.


En: La ciudad que late en la No-ciudad
Salvador Moreno Peralta, Málaga OMAU , 16 de Mayo de 2008.
http://www.omau-malaga.com/portal/fileadmin/imagenes/docum/SalvadorMorenoP.pdf












Stunning scenes from Fritz Lang's silent masterpiece, Metropolis (1925). The film was produced Germany in the Babelsberg Studios and released in 1927 during the height of the Weimar Republic. It was the most expensive silent film of the time, costing approximately 7 million Reichsmark (equivalent to around $200 million USD in 2005) to make.
The screenplay was written in 1924 by Lang and his wife, Thea von Harbou, and novelized by von Harbou in 1926. It is set in a futuristic urban dystopia and examines a common science fiction theme of the day: the social crisis between workers and owners in capitalism.















martes, 2 de diciembre de 2008

Cerdà i l'Eixample

Font: http://www.gencat.cat/diue/doc/doc_23739348_1.pdf
i http://www.ietcat.org/htmls04/cerda/museo/swf/museo_cerda.swf






Perspectiva del
projecte de 1863
Comparació
Eixample- Ciutat Vella
Projecte de l'Eixample

Ildefons Cerdà (1815-1876)

D’origen rural —nascut al Mas Cerdà de Centelles, a uns 50 km al nord de Barcelona—, va ser el tercer fill d’una família emprenedora que comerciava amb Amèrica. Des de jove va mostrar una mentalitat oberta i progressista, i es va llicenciar el 1841 a l’Escola d’Enginyers de Camins, Canals i Ports de Madrid, on predominaven les idees liberals. Havia rebut anteriorment la influència de les idees de Cabet i del món utòpic del seu Voyage en Icarie (1840) a través de la seva amistat amb Narcís Monturiol,inventor del submarí Ictíneo. Com a membre del Cos d’Enginyers el van destinar a diferents llocs abans d’establir-se a Barcelona (1848), on es va casar amb Clotilde Bosch. Gràcies a la mort dels seus germans va heretar un patrimoni considerable, que li va permetre demanar l’excedència del cos de funcionaris i consagrar-se, a títol personal, als estudis urbanístics i també a la política (va ser diputat per Barcelona a les Corts espanyoles, conseller municipal de Barcelona, vicepresident de la Diputació Provincial…). El 1876, després d’una vida dedicada a la creació d’una nova ciutat, encara avui model extraordinari de caràcter i valor universals,va morir d’una malaltia cardíaca a Caldas de Besaya (Santander).

La Barcelona emmurallada

L’inici de la industrialització va provocar una forta immigració que va fer insuficient el nucli urbà barceloní encerclat de muralles. L’asfíxia creixent i la degradació de la qualitat de vida van provocar un moviment de protesta. «¡Fora les muralles!» va ser el crit de guerra que va recollir el governador Pascual Madoz, amic de Cerdà i afí al seu ideari, quan va ordenar la seva demolició (1854), molt ben rebuda per la població. La vella ciutat havia arribat a una densitat extraordinària (890 habitants/hectàrea davant dels 90 de Londres, els 350 de París i els 380 de Madrid), que s’ofegava en edificis de 6 pisos sobre un viari medieval amb carrers de 4 metres d’amplada mitjana i on el carrer Ample no arribava a 8 metres.

La gestació del Projected’Eixample

Cerdà havia rebut l’encàrrec del Ministeri de Foment d’aixecar el plànol topogràfic del Pla de Barcelona, àmplia superfície on estava prohibit edificar per raons estratègiques. Paral·lelament, i pel seu compte, va redactar una Monografía de la clase obrera (1856), anàlisi estadística completa i profunda sobre les condicions de vida intramurs a partir dels aspectes socials, econòmics i alimentaris. El diagnòstic fou precís: la ciutat era «mesquina» i no apta per a «la nova civilització», caracteritzada per l’aplicació de l’energia del vapor a la indústria i al transport (terrestre i marítim). Una nova civilització que s’havia de definir,segons Cerdà, per «la mobilitat i la (tele)comunicativitat» (el telègraf òptic era l’altre invent rellevant).

El canvi de paradigma necessitava un nou tipus de ciutat i Cerdà va començar,sense cap encàrrec, a estructurar el seu pensament, exposat sistemàticament molts anys després (1867) en la seva gran obra: Teoría General de la Urbanización. Un dels trets més importants de la proposta de Cerdà, que el fa sobresortir en la història de l’urbanisme, Projecte original de Reforma i Eixample de Barcelona (1859) Perspectiva de la reelaboració de l'any 1863 del Projecte d'Eixample de Barcelona de l'any 1859 és la recerca de coherència per comptabilitzar els requeriments contradictoris d’una aglomeració complexa. Supera les visions parcials (ciutat utòpica, cultural, monumental, racionalista…) i es lliura a la recerca d’una ciutat integral.

El «Proyecto de Reforma y Ensanche de Barcelona» (1859)

La Declaració d’Independència dels Estats Units d’Amèrica, els principis teòrics de la Revolució Francesa i els diferents moviments utopistes deixen les seves empremtes en el pensament cerdanià. Els criteris i objectius, explícits o implícits,del Projecte per a Barcelona traspuen humanisme per totes bandes i la igualtat, la llibertat (la intimitat) i la cohesió social són els fonaments essencials de la seva praxi. La ciutat «igualitària» (integralment igualitària) és en síntesi l’objectiu buscat. Com ho és, també, l’equilibri entre els valors urbans i els avantatges rurals.

«Ruralitzeu allò que és urbà, urbanitzeu allò que és rural» és el missatge llançat al començament de la Teoria General. Dit d’una altra manera, el seu propòsit és donar prioritat al «contingut» (les persones) per sobre del «continent» (les pedres o els jardins). La forma, tema tan obsessiu en la majoria de plans, no és més que un instrument, si bé de màxima importància, però sovint massa decisiu i a voltes prepotent. La màgia de Cerdà consisteix a engendrar la ciutat a partir de l’habitatge.

La intimitat del domicili es considera una prioritat absoluta i, en un temps de famílies nombroses (tres generacions), fer possible la llibertat de tots els membres es podria considerar utòpic.

Cerdà creu que l’habitatge ideal és l’aïllat, el rural. No obstant això, els enormes avantatges de la ciutat obliguen a compactar, essència del fet urbà, i a dissenyar un habitatge que permeti el seu encaix en un edifici plurifamiliar en altura, i gaudeixi, gràcies a una acurada distribució, d’una doble ventilació pel carrer i el pati interior de la «mançana». La carícia del sol està assegurada en tots els casos.

La segona gran aportació fou una classificació primària del territori: les «vies» i els espais «intervies». Les primeres constitueixen l’espai públic de la mobilitat, de la trobada, del suport a les xarxes de serveis (aigua, sanejament, gas…), l’arbrat (més de 100.000 arbres al carrer), l’enllumenat i el mobiliari urbà. Els «intervies» (illa, mançana, bloc o quadra) són els espais (100x100 m) de la vida privada, on els edificis plurifamiliars s’apleguen en dues rengleres al voltant d’un pati interior a través del qual tots els habitatges (sense excepció) reben el sol, la llum natural, la ventilació i la joie de vivre, com demanaven els moviments higienistes.

La vialitat s’organitza en forma de xarxa ortogonal i homogènia, com a instrument d’una volguda ciutat igualitària i funcionalment eficient. La retícula, tret identificador de l’Eixample, no la inventa Cerdà (encara que la racionalitza al marge de l’especulació del sòl o de la manca de coneixements dels colonitzadors). Més que un error és una ofensa considerar la trama regular com l’única o la més important aportació de Cerdà. La xarxa viària cohesiona, articula i homogeneïtza laciutat. És el suport estable d’unes edificacions amb variants, amb oscil·lacions en alçada i profunditat.

L’escriptor català Josep Pla va definir l’Eixample «com un caos sobre un tauler d’escacs». És justament en l’interfase del caos i l’ordre on sorgeix i es manté la vida (i la llibertat).

Sense entrar en detalls històrics, davant del 17% d’espai vial de la ciutat emmurallada, a l’Eixample se’n proposa el 34% (quaranta anys abans de la invenció de l’automòbil), amb carrers d’una amplada mínima de 20 metres i en contacte amb la Ciutat Vella.

Segons el seu esquema ideal, les «vies transcendentals» (Gran Via, Diagonal i Meridiana) havien de permetre la connexió de la ciutat amb l’exterior i agrantir la connexió de Barcelona amb la «vialitat universal» (140 anys abans de la «globalització»).

Més interessant i sorprenent és el repartiment a parts iguals de l’espai del carrer entre vianants (dues voreres de 5 metres) i carruatges (calçada de 10 m). Per facilitar els diferents moviments als encreuaments es dobla la superfície vial mitjançant uns «xamfrans» generosos que retallen les mançanes quadrades i les converteixen en octogonals.

Mil dos-cents encreuaments similars a places permeten avui les operacions de càrrega i descàrrega sense interferir la fluïdesa del trànsit.

El ferrocarril arriba soterrat al centre de la ciutat i connecta les estacions entre si i amb el port. Fou, de fet, el detonant de la idea d’un gran eixample (sis vegades la ciutat vella) per respondre al repte d’un creixement previsible impulsat per la indústria i fet possible gràcies al transport mecanitzat.

Per completar la configuració igualitària de la ciutat i el caràcter humanista de la proposta, es reparteixen homogèniament pel territori els equipaments (hospitals,escoles, mercats, esglésies…), les places i les zones verdes, amb dos grans parcs als extrems i un parc urbà en cada «districte» (format per 10x10 illes).

Com a aportació decisiva per a l’aplicació del Projecte, Cerdà va proposar (i després va impulsar personalment) les bases jurídiques i econòmiques que, mitjançant la tècnica alemanya de la reparcel·lació, van permetre finançar el Pla i transformar en parcel·les urbanes les propietats del parcel·lari rural aleatori i els camins de la història en una trama regular de carrers que encara avui és altament eficient per a vianants i automòbils.

De les crítiques als entrebancs i alreconeixement final

El primer entrebanc va sorgir per una qüestió de competències. El pla abastava cinc municipis i no el podia aprovar l’ajuntament de Barcelona. Segons la legislació de l’època, el tràmit corresponia al govern central. L’ajuntament va reaccionar contra el que considerava una intrusió política i va convocar un concurs el mateix any 1859 de l’aprovació inicial del Pla per Madrid. L’àmbit, molt més petit, coincidia amb els límits del terme municipal de Barcelona. El projecte guanyador, d’Antoni Rovira Tries, era en tots els sentits molt menys ambiciós i innovador que el Pla Cerdà. El 1860 el govern central, això no obstant, es va ratificar en la seva postura i va aprovar definitivament el Pla, amb unes prescripcions que el mateix Cerdà va incorporar (1863) al projecte primitiu.

Les crítiques més dures provenien de la forma, sense cap atenció als aspectes socials i funcionals. Durant molts anys (encara ara), s’acusava el Pla de «monòton». Cerdà es defensava argumentant que la diversitat i la forma corresponien als arquitectes. En aquest sentit, es pot dir que la millor arquitectura (sobretot l’esclat del Modernisme) es troba a l’Eixample, amb obres tan rellevants com la Pedrera, la Sagrada Família o la Casa Batlló d’Antoni Gaudí (declarades Patrimoni de la Humanitat per la UNESCO), la Fundació Antoni Tàpies de Domènech i Montaner o la Casa de les Punxes i la Casa Ametller de Puig i Cadafalch.

L’aplicació del Pla fou lenta i difícil, enmig d’una hostilitat evident. Els propietaris del sòl consideraven excessivament generosa la superfície dedicada als espais d’interès col·lectiu.

Urbanitzar en un territori despoblat comportava unes càrregues econòmiques que no volien assumir. Va començar una batalla, amb Cerdà al capdavant, contra les modificacions preteses.

De manera menys visible, a través de les ordenances i sense afectar els plànols, es va estendre la possibilitat de tancar totes les mançanes, si bé conservant com a espai verd el pati interior,que més endavant es permeté edificar en planta baixa, tot respectant els «forats» interiors (50x50 metres) que encara avui constitueixen 1.200 places invisibles per donar llum i ventilació als habitatges. Durant un segle, lentament però progressivament, posteriors degradacions augmenten l’edificabilitat autoritzada al principi, que s’arriba a multiplicar per 10.

La recuperació

La recuperació va començar a la dècada dels setanta del segle XX, primer amb la supressió legal dels sobreàtics i després, de manera més radical amb l’aprovació del Pla General Metropolità (1976), encara vigent, que rebaixa l’edificabilitat de 10 a 6 vegades la inicial de Cerdà, recupera molts espais d’interès col·lectiu i redueix significativament la densitat urbana legalment possible.

Com ensenya la semiòtica, l’Eixample Cerdà envia missatges subliminars capaços de modelar una societat catalana més cohesionada, més igualitària i amb més empenta per competir amb les grans capitals estatals. L’Exposició Universal de 1888, l’Exposició Internacional de 1929, els Jocs Olímpics d’estiu de 1992 i altres esdeveniments, col·loquen Barcelona en el mapa i provoquen una atracció creixent de visitants que, al marge de contemplar les noves actuacions, descobreixen l’Eixample com una ciutat amb menys contradiccions i més qualitat de vida que moltes altres que tenen més monuments o més riquesa.

Què no es pot deixar de mirar?

La quadrícula no cal mirar-la, es veu espontàniament. No obstant això, des del punt de vista urbanístic, convé parar una atenció especial a l’equilibri vianants-automòbils; les voreres generoses en arbres; els traçats en retícula de carrers de direcció única; les grans avingudes «transcendentals»; els passeigs, les rambles i els xamfrans per a la càrrega i descàrrega sense interferir «la continuïtat del moviment» i facilitant la visibilitat; les places; els parcs; façanes diverses amb els seus balcons; les portes sovint de disseny extraordinari...