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"Quiero hablar de un viaje que he estado haciendo, un viaje más allá de todas las fronteras conocidas..." James Cowan: "El sueño del cartógrafo", Península, 1997.
viernes, 12 de febrero de 2010
Enriquecimiento de uranio
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energía nuclear,
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martes, 9 de febrero de 2010
Perspectivas sobre el trabajo en la crisis del capitalismo
Fuente: http://www.fuhem.es/cip-ecosocial/
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DIÁLOGO - José Manuel Naredo y Jorge Riechmann
Perspectivas sobre el trabajo en la crisis del capitalismo
Olga Abasolo
José Manuel Naredo y Jorge Riechmann reflexionan en este diálogo sobre el concepto de trabajo, sobre las características que ha adquirido y las perspectivas que se abren en el actual contexto de crisis de toda una fase del capitalismo.
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trabajo en la crisis del capitalismo
La 'zona cero' del amianto
http://www.elpais.com/articulo/cataluna/zona/cero/amianto/elpepiespcat/20100208elpcat_3/Tes/
La fábrica del aislante, cerrada en 1997, deja una herencia letal en Cerdanyola - Un estudio detecta 149 casos de dolencias mortales entre antiguos vecinos y empleados
CRISTINA DELGADO - Barcelona - 08/02/2010
Un goteo constante de enfermos pulmonares. Eso es lo que queda del amianto en Cerdanyola, Ripollet y algunos pueblos colindantes, en la provincia de Barcelona. Un par de diagnósticos un mes, otro al siguiente: así hasta cerca de 35 al año. Son la herencia que ha dejado la fábrica de amianto que Uralita tenía en la zona, que, según un estudio médico, multiplica por 47 la probabilidad de desarrollar un cáncer mortal como el mesotelioma.
Un goteo constante de enfermos pulmonares. Eso es lo que queda del amianto en Cerdanyola, Ripollet y algunos pueblos colindantes, en la provincia de Barcelona. Un par de diagnósticos un mes, otro al siguiente: así hasta cerca de 35 al año. Son la herencia que ha dejado la fábrica de amianto que Uralita tenía en la zona, que, según un estudio médico, multiplica por 47 la probabilidad de desarrollar un cáncer mortal como el mesotelioma. También destaca un notable incremento de casos de cáncer de pulmón, asbestosis o derrames pleurales, entre otros. En total, el estudio localiza 149 casos de enfermedades mortales.
Vivir ahora en estas localidades no supone ningún peligro. Uralita, que defiende que siempre ha cumplido la normativa vigente, cerró su planta en 1997. Sin embargo, los enfermos seguirán apareciendo a este ritmo hasta 2020, porque muchos llevan el veneno dentro desde hace lustros, pero aún no se ha manifestado. Uno de cada tres afectados nunca pisó la fábrica.
Josep Tarrés, neumólogo, es el responsable del estudio. Lleva toda la vida viendo en la consulta de Cerdanyola un vía crucis de afectados por el amianto, una sustancia ahora prohibida, pero que hasta 2002 se utilizaba masivamente para aislar, fabricar tuberías y transformadores... Las fibras microscópicas de este material, al inhalarlas, se incrustan en los pulmones. Permanecen ahí décadas y las enfermedades que causan pueden no manifestarse hasta 20 o 40 años más tarde. "Mi interés en documentar los efectos surgió puramente de la necesidad", explica Tarrés. Es de Barcelona, pero llegó a Cerdanyola con el título de médico aún caliente bajo el brazo. "Y empecé a ver una patología de la que había muy poco escrito. Así que me decidí a registrarlo todo en un cuaderno", recuerda. En 2000 decidió iniciar un estudio serio, junto con especialistas de centros de atención primaria y el hospital de la zona. "Se trataba de estudiar la zona cero del amianto", dice. Los últimos resultados disponibles de la investigación -financiada por el Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol, la Seguridad Social y el Ministerio de Ciencia- han sido publicados en la revista Archivos de Bronconeumología, de la Sociedad Española de Neumología.
La gran aportación de Tarrés es que pone, al fin, cifras concretas a la herencia envenenada del amianto. Se sabía que el mineral causó daños en la zona, pero no se habían cuantificado tan a fondo sus efectos sobre los que vivían con él. "La fábrica supuso un factor de riesgo importante de enfermedades relacionadas con el amianto para trabajadores y población cercana". Mientras que lo habitual es que en una población no afectada aparezcan 10 casos al año de enfermedades relacionadas con el amianto por millón de habitantes, en el área de Cerdanyola se dan 95. En la más letal de ellas, el mesotelioma, la tasa pasa de entre uno y tres casos por millón a 47.
Un tercio de los afectados por el amianto son ambientales. Es decir, que nunca pusieron un pie en la fábrica. Enfermaron por inhalar las fibras de amianto que flotaban en la calle o las que llegaban a los hogares de los trabajadores en su ropa. Esto explica que las mujeres e hijos de los antiguos empleados sean uno de los colectivos más afectados.
A varios trabajadores de las fábricas de Uralita los juzgados les han dado la razón, a pesar de que la empresa se ampara en que sólo hacía lo que la ley permitía. Han logrado indemnizaciones, no sólo en Cerdanyola, sino también en Getafe (Madrid). Pero los afectados ambientales, hasta ahora no han rebibido nada. La Asociación de Víctimas del Amianto de Cerdanyola y Ripollet se agarra a los datos del estudio dirigido por Tarrés como a un clavo ardiendo. El próximo mes de mayo irán a juicio contra Uralita, de la mano del despacho Roca i Junyent. Le piden a la empresa cinco millones de euros en indemnizaciones por haber infestado las calles. Declararán en el juicio los alcaldes de Ripollet, Juan Parralejo, y Cerdanyola, Antoni Morrall, un arquitecto, una ex empleada y un periodista. Entre otras cosas, aseguran que la compañía dejaba en las calles restos de este mineral y los ventiladores de las factorías expulsaban al exterior fibras. "No buscamos hacernos ricos, sino dignidad y una compensación, para que, cuando la enfermedad avance, podamos pagar la ayuda que necesitaremos", dice una portavoz de la asociación.
De los 559 pacientes con los que se realizó el estudio hasta 2007, ahora se ha pasado a cerca de 900. "Hoy mismo me han llegado los informes de tres pacientes más desde otro centro de atención primaria", apunta Tarrés. Muchos se enteran de que están enfermos por casualidad. Como Mercé Duran.
Tiene asbestosis y se lo dijeron hace diez años, cuando le fueron a realizar una operación rutinaria. El médico vio su placa de tórax y le dijo que tenía afectada la pleura, que había partículas de amianto. Le preguntó dónde vivía. "Le contesté que en Cerdanyola, pero que no tenía importancia, porque yo nunca trabajé en la fábrica", recuerda. Pero el problema de Mercé, de 59 años, es que vivía al lado. "Cuando hacía viento, se levantaba el amianto que había por toda la calle y la ropa tendida se llenaba de polvillo blanco. Antes de poner las sábanas, las sacudíamos, y ya está", recuerda con amargura. En mayo irá a Madrid, al juicio por afectados ambientales. "No hace falta que acuda, pero quiero ir como público y sentarme en la sala. Llevamos muchos años peleando por esto", dice. Rosa Frisach recorre con Mercé las naves de lo que hasta finales de los noventa fue Uralita. Conoce bien los edificios, porque trabajó en la fábrica. Tiene 60 años y mucha energía, pero se ha tenido que jubilar por su asbestosis y le ha quedado una pensión de 600 euros. Tiene la enfermedad laboral reconocida. La minusvalía no, ya que asegura que por problemas burocráticos e interminables listas de espera médica no lo ha conseguido aún. "Pensé en hacerme un seguro privado para agilizar las pruebas, pero en ninguno me quieren", explica. Tampoco puede pedir un crédito si la cantidad es importante, porque exigen un seguro de vida que nadie le quiere hacer.
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lunes, 8 de febrero de 2010
La crisis de la democracia en la sociedad-red
La araña y su tela
Manuel Castells conserva intacta su fe en las posibilidades emancipatorias de Internet. En su nuevo libro analiza las relaciones de poder y la crisis de la democracia en la sociedad-red
Son escasos los sociólogos españoles que han conseguido acceder a la cumbre de la élite académica internacional, y Juan José Linz es el decano de todos ellos. Pero en la generación siguiente destaca Manuel Castells (Hellín, 1942): quizás el científico social hispanohablante (aunque escriba sus libros en inglés) más citado de la última década. Prófugo de la dictadura, aprendió sociología con Alain Touraine en La Sorbona, tomando parte activa en la revuelta de Mayo del 68. Enseguida se convirtió en una figura del gauchismo parisiense de los setenta, especializado en sociología urbana. Y como a tantos izquierdistas de su generación, la caída del marxismo le condujo a convertirse no al neoliberalismo pero sí al determinismo de la high tech: las nuevas tecnologías de la información y comunicación, hoy llamadas TIC.
Manuel Castells
Traducción de María Hernández
Alianza. Madrid, 2009
679 páginas. 30 eurosAsí fue como, tras recalar en La Moncloa como asesor del presidente González, acabó en la Universidad de California, donde compuso su célebre trilogía sobre la Era de la Información, cuyo primer volumen, La sociedad-red (Alianza, 1997) habría de granjearle fama internacional tras ser ensalzado por autoridades como Giddens. Allí proponía un nuevo modelo de sociedad posindustrial, estructurada no por las relaciones jerárquicas de clase sino por la conexión múltiple a redes interactivas, cuyo paradigma es Internet. Y aquella ciberutopía de espíritu entre ácrata y tecnócrata, cuyos gurús eran los grandes patrones del capitalismo digital (los nuevos Edison, como Steve Jobs y Bill Gates), encandiló a multitud de profesionales urbanos. Eran los tiempos de la fiebre del oro especulativo que dominó la presidencia de Clinton, con el auge bursátil de las empresas punto.com.
Pero nada más producirse el cambio de siglo, la burbuja tecnológica estalló, refutando el mito digital de la nueva economía de la información. Entonces se produjo el 11-S, cuando otra clase de redes sociales, esta vez fanáticas y asesinas, derribó también el mito de la invulnerabilidad occidental. Y enseguida llegó la reacción neocon de Bush y compañía, que con el paranoico aplauso del pueblo estadounidense emprendió una criminal venganza de alta tecnología (una cruzada virtual, retransmitida en directo por Internet) contra los eslabones más débiles del islam. Todo lo cual refutaba el panglosiano diseño de la virtuosa sociedad del conocimiento. De ahí que Castells se viese obligado no a rectificar pero sí a rediseñar su modelo de sociedad-red, dando lugar a este nuevo libro como resultado.
Un libro cuya novedad más importante, como reza su título, es que junto a las redes de comunicación, que continúan estructurando la realidad social, aparece un nuevo factor causal: las relaciones de poder. Con ello vuelve al segundo volumen de su citada trilogía, El poder de la identidad (Alianza, 1998), donde ya aparecían tanto el poder del Estado y la llamada "política informacional" como los movimientos insurgentes de resistencia y transformación social, pues unos y otros poderes y contrapoderes se enfrentan en la común arena de juego que son las redes virtuales y mediáticas. Pero lo que en aquel texto se ventilaba en unas pocas páginas, aquí se extiende a lo largo de 550 (el resto son apéndices y anexos), a fin de incluir los últimos desarrollos en materia de cognición emocional (Damasio, Lakoff) y comunicación política (Hallin y Mancini, McCombs, Thompson).
El libro comienza por un repaso de las teorías del poder, quedándose con la que más le conviene: la de Michael Mann y su reticular modelo EIMP (económico, informacional, militar y político). Prosigue después resumiendo su propio paradigma comunicativo, que desarrolla para incluir su interpretación de la web 2.0, a la que llama "autocomunicación de masas". Y se centra por fin en el análisis propiamente dicho de las relaciones de poder, hoy fundadas en la dominación mediática (o simbólica como diría Bourdieu, a quien no cita), que hace posible una generalización del engaño como arma de persuasión masiva para dar lugar a la crisis de la democracia, identificada por Putnam con el declive del capital social. Todo ello ilustrado con ejemplos como la guerra mediática de Bush, el motín de los móviles contra Aznar el 13-M o la exitosa campaña electoral de Obama.
Parafraseando el vocabulario marxista de su juventud, cabría decir que en este libro Castells expone la contradicción entre las nuevas fuerzas productivas, ahora comunicacionales, y las emergentes relaciones de producción, hoy dominadas por el poder informacional. Lo cual supone reconocer que la sociedad-red es en realidad una tela de araña: una estructura de dominación donde el poder de la araña depende de la capacidad de la red para encadenar a los dominados, así como de la habilidad de éstos para desencadenar su resistencia. De ahí que se plantee como siempre la misma pregunta sin respuesta: ¿quién puede más, la tela o la araña? Para ser fiel a sí mismo, Castells apuesta por la red, conservando intacta su fe en las posibilidades emancipatorias de Internet. Pero esto se contradice con su realista retrato de la política informacional como engaño masivo, lo que hace sospechar que el destino de Internet es servir de virtual opio del pueblo como nuevo panem et circenses devaluador del capital social. O sea que al final, por mucho que la red reprograme la tela, la araña siempre gana.
Manuel Castells conserva intacta su fe en las posibilidades emancipatorias de Internet. En su nuevo libro analiza las relaciones de poder y la crisis de la democracia en la sociedad-red
ENRIQUE GIL CALVO 06/02/2010
Son escasos los sociólogos españoles que han conseguido acceder a la cumbre de la élite académica internacional, y Juan José Linz es el decano de todos ellos. Pero en la generación siguiente destaca Manuel Castells (Hellín, 1942): quizás el científico social hispanohablante (aunque escriba sus libros en inglés) más citado de la última década. Prófugo de la dictadura, aprendió sociología con Alain Touraine en La Sorbona, tomando parte activa en la revuelta de Mayo del 68. Enseguida se convirtió en una figura del gauchismo parisiense de los setenta, especializado en sociología urbana. Y como a tantos izquierdistas de su generación, la caída del marxismo le condujo a convertirse no al neoliberalismo pero sí al determinismo de la high tech: las nuevas tecnologías de la información y comunicación, hoy llamadas TIC.
Comunicación y poder
Comunicación y poderManuel Castells
Traducción de María Hernández
Alianza. Madrid, 2009
679 páginas. 30 euros
Lea las primeras páginas del libro 'Comunicación y poder', de Manuel Castells
DOCUMENTO (PDF - 53,96Kb) - 05-02-2010
Poderes y contrapoderes se enfrentan en la común arena de juego que son las redes virtuales y mediáticas
Pero nada más producirse el cambio de siglo, la burbuja tecnológica estalló, refutando el mito digital de la nueva economía de la información. Entonces se produjo el 11-S, cuando otra clase de redes sociales, esta vez fanáticas y asesinas, derribó también el mito de la invulnerabilidad occidental. Y enseguida llegó la reacción neocon de Bush y compañía, que con el paranoico aplauso del pueblo estadounidense emprendió una criminal venganza de alta tecnología (una cruzada virtual, retransmitida en directo por Internet) contra los eslabones más débiles del islam. Todo lo cual refutaba el panglosiano diseño de la virtuosa sociedad del conocimiento. De ahí que Castells se viese obligado no a rectificar pero sí a rediseñar su modelo de sociedad-red, dando lugar a este nuevo libro como resultado.
Un libro cuya novedad más importante, como reza su título, es que junto a las redes de comunicación, que continúan estructurando la realidad social, aparece un nuevo factor causal: las relaciones de poder. Con ello vuelve al segundo volumen de su citada trilogía, El poder de la identidad (Alianza, 1998), donde ya aparecían tanto el poder del Estado y la llamada "política informacional" como los movimientos insurgentes de resistencia y transformación social, pues unos y otros poderes y contrapoderes se enfrentan en la común arena de juego que son las redes virtuales y mediáticas. Pero lo que en aquel texto se ventilaba en unas pocas páginas, aquí se extiende a lo largo de 550 (el resto son apéndices y anexos), a fin de incluir los últimos desarrollos en materia de cognición emocional (Damasio, Lakoff) y comunicación política (Hallin y Mancini, McCombs, Thompson).
El libro comienza por un repaso de las teorías del poder, quedándose con la que más le conviene: la de Michael Mann y su reticular modelo EIMP (económico, informacional, militar y político). Prosigue después resumiendo su propio paradigma comunicativo, que desarrolla para incluir su interpretación de la web 2.0, a la que llama "autocomunicación de masas". Y se centra por fin en el análisis propiamente dicho de las relaciones de poder, hoy fundadas en la dominación mediática (o simbólica como diría Bourdieu, a quien no cita), que hace posible una generalización del engaño como arma de persuasión masiva para dar lugar a la crisis de la democracia, identificada por Putnam con el declive del capital social. Todo ello ilustrado con ejemplos como la guerra mediática de Bush, el motín de los móviles contra Aznar el 13-M o la exitosa campaña electoral de Obama.
Parafraseando el vocabulario marxista de su juventud, cabría decir que en este libro Castells expone la contradicción entre las nuevas fuerzas productivas, ahora comunicacionales, y las emergentes relaciones de producción, hoy dominadas por el poder informacional. Lo cual supone reconocer que la sociedad-red es en realidad una tela de araña: una estructura de dominación donde el poder de la araña depende de la capacidad de la red para encadenar a los dominados, así como de la habilidad de éstos para desencadenar su resistencia. De ahí que se plantee como siempre la misma pregunta sin respuesta: ¿quién puede más, la tela o la araña? Para ser fiel a sí mismo, Castells apuesta por la red, conservando intacta su fe en las posibilidades emancipatorias de Internet. Pero esto se contradice con su realista retrato de la política informacional como engaño masivo, lo que hace sospechar que el destino de Internet es servir de virtual opio del pueblo como nuevo panem et circenses devaluador del capital social. O sea que al final, por mucho que la red reprograme la tela, la araña siempre gana.
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