«Si existe un rasgo que pueda constituir el denominador común de los paisajes hispanos es la variedad; variedad como tal vez no la presente ningún otro país europeo. Los lomos suavemente ondulados del Macizo Galaico, cubiertos de jugosos y verdeantes pradeños, en nada se parecen a las tierras áridas y semiáridas del SE. Y las altiplanicies castellanas, en las que dominan las líneas horizontales, o las áreas de la Depresión Ibérica, nada tienen de similar con relación a las atrevidas cresterías pirenaicas o a las pesadas cumbres de Sierra Nevada.
Hispania silícea
Formada por rocas en cuya composición interviene la sílice. Son, principalmente, cuatro: granito, neis, pizarras y cuarcitas.
La Hispania silícea se identifica con los afloramientos del viejo zócalo. Comprende, a grandes rasgos, el Occidente peninsular:
· Galicia,
· Oeste de Asturias,
· montañas leonesas,
· susperficies de erosión zamorano-salmantinas.
· Norte y Centro de Portugal,
· gran parte de Extremadura,
· Sistema Central,
· Montes de Toledo
· y sectores meridionales de la Meseta.
· Incluye, además, Sierra Morena
· y las riberas del Guadalquivir,
· más pequeñas extensiones en el Pirineo central,
· Sistema Penibético,
· Cordilleras Catalanas
· y Montañas Ibéricas.
A los diferentes tipos de rocas de la Hispania silícea corresponden paisajes morfológicos (formas de relieve) diversos:
Sobre el granito, y rocas afines, bajo clima templado húmedo, la alteración química es intensa. En estas condiciones se «pudre». El agua ataca al feldespato y a la mica y los convierte o arcilla, mientras que los granos de cuarzo (inalterable) quedan sueltos. El granito da lugar, pues, a una mezcla de arena y arcilla. Los viejos macizos graníticos y neísicos presentan dorsos suavemente ondulados cubiertos por lozana vegetación. Poseen colores sombríos. Un rasgo muy característico son los berrocales (amontonamientos de bloques en disposición caótica).
Sobre las blandas pizarras, la erosión esculpe formas suavemente onduladas, con tonalidades de gris plomizo.
En cambio las cuarcitas, francamente duras, quedan en resalte. Si unas y otras alternan, las cuarcitas dan crestones, serranías, entre las vallonadas pizarrosas. Tanto Extremadura como Sierra Morena proporcionan buenos ejemplos.
En el suelo generado por la alteración de las rocas silíceas arraiga lozanamente la vegetación: en el centro y mediodía se trata de matorral espeso y bosque perennifolio; jaras, encinas y chaparros. En cambio, en la franja septentrional son las landas y el bosque caducifolio (hayedo y robledal).
Sobre el mapa geológico la Hispania silícea es la primaria o paleozoica; se trata del área que corresponde a las raíces de los plegamientos más antiguos y a los terrenos primarios del viejo zócalo o núcleo peninsular. De ahí, dos consecuencias:
1. Su importante extensión relativa; algo menos de una mitad de la superficie peninsular.
2. El predominio de superficies de erosión y relieves seniles.
Hispania calcárea
Constituida esencialmente por potentes espesores de calizas blanco-grisáceas, y margas.
Se equipara a "grosso modo", con los terrenos sedimentarios del Mesozoico o Secundario y del Paleógeno. Incluye, en conjunto, el área levantina:
.sectores marginales de la Meseta,
.y las montañas periféricas.
Adopta sobre el mapa una forma de z invertida y deformada, que arranca de la costa gerundense; pasa por
. el Prepirineo
. y la Cordillera Cantábrica, hasta Asturias;
. desciende por las sierras del Sistema Ibérico,
. y se continúa con las Montañas Subbéticas desde el litoral alicantino al Estrecho de Gibraltar.
Es preciso distinguir los relieves esculpidos sobre las calizas de los modelados a expensas de margas.
En conjunto, las calizas dan lugar a serranías con paredones y laderas abruptas y descarnadas; a formas ásperas, cumbres truncadas. Se cortan en tajos, cantiles y cornisas.
Las margas, en cambio, al ser mucho más blandas, resultan fácilmente erosionadas, abarrancadas. Ofrecen, por ello, paisajes similares a los de la Hispania arcillosa.
La Hispania calcárea corresponde, sobre el mapa geológico, a las manchas de los terrenos secundarios o mesozoicos.
Hispania arcillosa
Constituida por arcillas y margas. Corresponde a materiales más modernos, sedimentados en cuencas continentales o marinas a partir del Paleógeno.
Comprende, fundamentalmente,
· dos grandes cuencas en la Meseta (del Duero o de Castilla la Vieja: Cuenca media del Tajo y la Mancha, resaltando el Campo de Montiel)
· y las depresiones laterales (del Ebro, del Guadalquivir y del Bajo Tajo y Sado en el SO de Portugal).
· Además, la arcilla rellena también cubetas situadas entre montañas, ceñidas por relieves montuosos: de Calatayud-Teruel, entre las Sierras de Albarracín y de Javalambre,
· más las llanuras levantinas;
· entre los Sistemas Béticos,
· las hoyas de Granada, Guadix y Baza;
· las Cuencas del Guadiana extremeño:
· las dos cubetas que constituyen las altas y bajas vegas del Guadiana, asiento de los grandes regadíos del Plan Badajoz.
Hay que tener en cuenta, desde luego, que con las arcillas abundan en estas cuencas también margas, calizas y yesos.
En cuanto a las formas del relieve que se observan en estos terrenos hay que advertir, en primer término, que por tratarse de materiales blandos, deleznables, de escasa consistencia, resultan fácilmente arroyados. De ahí que adquieran escasa bizarría. Los promedios anuales de precipitación son escasos, y las lluvias violentas. Se crean así típicos paisajes de cárcavas o bad-lands. Otras veces se trata de llanuras suavemente alomadas en las que emergen los restos de la vieja superficie de colmatación: son los llamados páramos (verdaderas mesas o plataformas), muelas, alcores, oteros.
Así, por lo general, las únicas desigualdades del relieve en la Hispania arcillosa se deben al abarrancamiento producido por las aguas fluviales y de arroyada. Al tratarse de materiales recientes, no afectados por plegamientos modernos, sus estratos conservan la prmitiva disposición horizontal . Constituyen por eso dilatadas planicies de escasa altitud. Estas llanuras arcillosas interiores, con bajas precipitaciones, se encuentran agrisadas por una mísera vegetación de aspecto estépico y salpicadas en ciertos sectores por charcas a veces salobres delatoras de un endorreísmo en cuya génesis se combinan elementos y factores climáticos y morfotopo-gráficos.
En el mapa geológico la Hispania arcillosa se identifica con las manchas que ocupan los terrenos terciarios y cuaternarios.
En resumen: nuestra Península ofrece una gran diversidad geológica. Todos los terrenos están representados en ella; desde los paleozoicos (sectores orientales), siguiendo por los secundarios (especialmente en la periferia oriental) y por los terciarios. Diversidad geológica a la que corresponde una gran heterogeneidad litológica. A su vez, la variedad y las modalidades en la distribución del roquedo dentro del ámbito peninsular imponen una división paisajística de acusado valor geográfico».
(P. Plans. UNED. Apoyos radiofónicos).
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