PATRICIA TUBELLA - Londres - 06/12/2007
Los trabajadores de baja cualificación, y no procedentes de la UE, verán virtualmente cerradas las puertas de entrada al Reino Unido después de la radical reforma del sistema de inmigración anunciada ayer por el Gobierno de Gordon Brown. El Ejecutivo se dispone a implantar en menos de cien días un sistema de puntos inspirado en el modelo australiano, que se apoya en los criterios de la formación, edad, dominio de la lengua, e incluso ganancias previas para la concesión de visados de trabajo.
Este nuevo régimen "dejará entrar sólo a quienes tienen algo que ofrecer a este país", según el secretario de Estado de Inmigración, Liam Byrne.
Una de las medidas más polémicas cuestiona el derecho de los inmigrantes a la reunificación familiar al vetar la entrada en el país a las esposas de trabajadores extranjeros que carezcan de un conocimiento mínimo del inglés. La ministra del Interior, Jacqui Smith, enmarcó ayer esta medida (que eleva la edad de las afectadas de 18 a 21 años) en el esfuerzo por combatir los matrimonios forzosos.
El nuevo plan, que irá desarrollándose en los próximos meses, establece cinco franjas que catalogan a los inmigrantes no comunitarios según sus aptitudes profesionales.
A la cabeza figuran los médicos, científicos, expertos en tecnologías de la información e ingenieros, que no precisarán de una oferta previa de trabajo para instalarse. Los empresarios extranjeros deberán acreditar que poseen al menos 200.000 libras para invertir en el mercado británico. Enfermeras, profesores y fontaneros sólo obtendrán su visado para cubrir una vacante concreta, al igual que los trabajadores de la restauración, y no sin antes haber comprado el pasaje de regreso a su tierra. En el último peldaño, el grueso de trabajadores no cualificados.
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