"Quiero hablar de un viaje que he estado haciendo, un viaje más allá de todas las fronteras conocidas..." James Cowan: "El sueño del cartógrafo", Península, 1997.

viernes, 27 de junio de 2008

¡Ojalá suframos una crisis energética, pero de verdad!"

Entrevista a J. Anthony Allan, Premio del Agua de Estocolmo 2008


Fuente:http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html

LLUÍS AMIGUET - 25/06/2008

Tengo 71 años en los que el planeta ha triplicado su población, el petróleo ha sido absurdamente barato y el precio del trigo no ha dejado de bajar: el ecosistema ha pagado este derroche. Producir una hamburguesa cuesta 6.800 litros de agua. Colaboro con la Fundación Agbar


Que se prepare su gobierno y el mío, porque les vienen cursos muy incómodos...

No me asuste.

... Pero me temo que no lo suficiente...

¿. ..?

¡Ojalá lo pasaran mal de verdad! Porque después de esa crisis final construiríamos un mundo energéticamente mejor.
...

Sólo una crisis energética que paralizara las economías desarrolladas nos obligaría a aceptar pagar el precio de un cambio de paradigma energético de fósiles a renovables.

No sé si le entiendo.

El paso del petróleo a las energías renovables y limpias requeriría ahora mismo grandes sacrificios en nuestras pautas de consumo y movilidad. Sólo aceptaremos pagar ese precio si no tenemos más remedio porque no podemos pagar el otro.

Podemos encontrar más petróleo...

Esa sería la respuesta equivocada que ya hemos dado en otras ocasiones que yo ya viví como ingeniero y científico.

¿Cuándo?

Veamos toda la película: petróleo, gas y carbón y todos los combustibles fósiles no son más que energía del sol almacenada por plantas prehistóricas durante millones de años. Occidente derrochó esa energía en apenas unas décadas con un enorme coste medioambiental para mantener su predominio geopolítico.

¿Por que dice que fue un derroche?

Porque durante 70 años, las grandes petroleras controladas por Occidente lograron mantener el precio a... ¡dos dólares el barril!

Tampoco era natural.

¡Era insostenible! Y nos convirtió en sistemas económicos energéticamente muy ineficientes que con esa energía barata degradaron su medio ambiente.

Necesitábamos desarrollarnos.

Por fin, los países productores lograron organizarse en la OPEP y rebelarse en los 70 provocando la primera crisis energética.

Hoy hay que explicárselo a los jóvenes.

¿Y cómo reaccionamos? Lo inteligente hubiera sido repensar nuestro sistema y reducir la dependencia de la energía fósil para buscar energías alternativas y más limpias.

Pero no somos tan listos.

Lo que hicimos en vez de exhibir sentido común fue exhibir músculo ante el desafío y huir hacia delante. Los poderes occidentales y las grandes petroleras Shell, Exxon, Mobil, BP... respondieron al formidable reto de la OPEP con tecnología y ambición: buscaron nuevos pozos en el mar del Norte y en otros lugares recónditos y de difícil explotación con nuevos métodos y lograron reducir los precios del petróleo.

Y hasta ahora.

Hubo otra crisis en el 79-80 y volvimos a responder con la salida fácil. De nuevo más tecnología y nuevos pozos más recónditos. El petróleo subió algo de precio, pero siguió costando menos de lo que valía y mucho menos del valor que destruíamos al quemarlo.

¿Podemos volver a hacerlo?

Sería otra tontería. Ahora mismo ya hemos gastado la mitad del petróleo del planeta y un tercio del carbón. Y no hay alternativas en energía fósil, pero tampoco ningún gobierno tiene ganas de decir la verdad a sus votantes: que se acabó el derroche.

¿Se cortarán muchas más carreteras?

Las ONG y los grupos éticos deberían explicar que no hay soluciones sin sacrificios: sólo el cambio de energías nos dará una salida cierta y duradera a la crisis, pero, como le decía antes, esa salida requiere privaciones de todos. Al principio usar sólo energías renovables nos obligará a adelgazar...

La bici es muy sana... de vez en cuando.

La energía solar y eólica y renovable acabará siendo alternativa, pero con costes de transición altos. No nos engañemos.

¿No es usted algo apocalíptico?

Soy científico, pero la ciencia es política o, como decimos los ingenieros: "Si sólo miras al fondo del pozo, no ves si hay petróleo"

¿. ..?

Para entender el problema de los recursos naturales: si hay petróleo o agua o comida o no, primero hay que desentrañar las relaciones de poder entre los países y entre las clases sociales. Si no, no entiendes nada.

Por ejemplo.

En los años sesenta pronosticamos que habría una sangrienta guerra por el agua en Oriente Medio. Y nos equivocamos.

¿Por qué?

Porque sólo mirábamos al fondo del pozo. La comida no es más que agua concentrada. Por ejemplo: esta taza de café ha costado 140 litros para poder ser cultivada y la hamburguesa que se come ha costado 6.800 litros de agua para la hierba y la vaca y su camisa varios miles de litros y...

Agua virtual.

¡Exacto! Por eso, aunque no había agua para todos, no hubo guerra del agua en Oriente Medio. Lo que hicieron los países del área fue importar el agua ya invertida.

¿Barcos cisterna como aquí?

¡No! Se limitaron a importar bienes y alimentos que llevaban el agua incorporada, como le he explicado. Así suplieron el agua que no había en los pozos y no hubo guerra.

Usted es un nobel del agua.

Agua, energía, petróleo, comida... Todo está relacionado en la política. No entendería nada si sólo fuera un hidrólogo. Y lo que veo ahora es que el capitalismo salvaje no tiene la solución de esta crisis.


EL FIN DEL DERROCHE

No es un idealista al uso. Allan destila frío realismo científico cuando explica cómo producimos y distribuimos comida, petróleo y agua en el planeta. Empieza advirtiendo que somos demasiados: "En mis 70 años de vida, se ha triplicado la población del planeta y, mientras, el precio del trigo no ha dejado de bajar, porque hemos mantenido el petróleo artificialmente barato y porque los gobiernos de Occidente han subsidiado a sus agricultores". Y proclama: "Eso se acabó: somos demasiados para poder mantener este derroche". Y desgrana cifras con lógica implacable. Al final, no sé si tras la crisis habrá un mundo mejor, pero Allan me convence de que no será igual... Ni tan fácil para nosotros.



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