"Quiero hablar de un viaje que he estado haciendo, un viaje más allá de todas las fronteras conocidas..." James Cowan: "El sueño del cartógrafo", Península, 1997.

jueves, 30 de abril de 2009

Los vecinos de La Gloria culpabilizan a la multinacional norteamericana Smithfields por los resíduos cárnicos de sus granjas


Misterio del virus y los mataderos

| Un niño de cuatro años, de La Gloria, que enfermó a primeros de abril | El foco de la gripe podría estar cerca de los excrementos de unas granjas


ANDY ROBINSON | LA VANGUARDIA El Paso. Enviado especial | 29/04/2009 |

El misterio sobre los orígenes del brote de gripe porcina, que amenaza con convertirse en una pandemia mortal a escala mundial, empieza a centrarse en las aguas fétidas de las ocho plantas cárnicas de Granjas Carrol, la filial de la multinacional estadounidense Smithfields en el estado de Veracruz. Según reconoció ayer el Gobierno mexicano, Edgar Hernández, de cuatro años, residente de La Gloria, un pueblo a ocho kilómetros del complejo de mataderos de la multinacional estadounidense que enfermó a primeros de abril es el primer caso conocido del nuevo virus de la gripe porcina - en realidad, un híbrido de virus procedente de cerdos, aves y seres humanos. Hernández estuvo afectado solo levemente por la nueva gripe mortal y ya se ha recuperado plenamente. El Gobierno había negado hasta el lunes pasado que la gripe de Hernández fuese gripe porcina es insistió en que el primer caso conocido de la nueva gripe era el de una mujer que murió en el estado sureño de Oaxaca el pasado 13 de abril. El ministro de Sanidad mexicano, José Córdova, restó importancia al caso ya que es el único ejemplo del nuevo virus encontrado en pruebas de 30 residentes del pueblo, todos con enfermedades respiratorias, que, según Córdova, sufrían una gripe normal. Por el contrario, no hay indicios de animales con el virus de gripe porcina en México.

Sin embargo, se empieza a mirar con lupa las denuncias de los 3.000 habitantes del humilde pueblo de Las Gloria, y otros en el entorno de los malolientes mataderos de la filial de Smithfields, rodeados de vastas lagunas de excrementos de un millón de cerdos. Los residentes de la zona hace más de dos meses que denuncian la propagación de enfermedades respiratorias como neumonía y bronquitis, con fiebre, tos y mucosidad, todos muy parecidos a los síntomas de la gripe porcina según informaba ya a primeros de abril, la respetada empresa estadounidense de seguimiento y alerta sobre epidemias Veratect. Según los residentes de esta zona de Veracruz, en el sudeste de México, tres niños de menos de tres años murieron por este brote de enfermedades. Los residentes atribuyen las enfermedades a la contaminación de agua y aire provocada por las acumulaciones de excrementos de las mataderos de cerdos y lo achacan a una insuficiente depuración. Según residentes del pueblo entrevistados por la prensa mexicana, hace meses que los vecinos viven inmersos en nubes de moscas. Cuando se empezó a informar en la televisión la semana pasada sobre el brote de gripe porcina, "nos dijimos: ¡si eso es lo que hemos tenido nosotros, son los mismos síntomas!" , dijo José Luis Martínez, residente de La Gloria en declaraciones a la agencia AP. Tampoco esta claro que sea científicamente posible que exista una relación directa entre esta clase de contaminación directa y la aparición de un nuevo virus.

Si se descubriese que existe un vínculo entre la nueva gripe y Smithfields, cuyas megaplantas de carne en el interior de EE. UU. y en México ha sido criticados por sindicatos y por defensores del medio ambiente. este hecho tendría unas repercusiones explosivas. En realidad es enormemente difícil identificar la raíz de esta posible pandemia, Una portavoz de Smithfields desmintió la posibilidad de que la gripe se originase en las plantas de Granjas Carroll ya que "no existen síntomas ni señales clínicas" ni en el ganado ni en los trabajadores de los mataderos. "Desmentimos por completo que el virus detectado en México se originase en cerdos, porque ha sido demostrado científicamente que no es posible". Smithfield Foods - con sede en Virginia-es el primer accionista de la española Campofrío y lleva a cambio una expansión global. Un director de Granjas Carroll en declaraciones a la agencia AP dijo: "Todos nuestros cerdos están vacunados; esta es una coincidencia desafortunada con un problema grande y serio con el nuevo virus de gripe".

Veratect - con centros de operación en Washington DC y Seattle-detectó desde finales de marzo una serie de incidencias extrañas en la zona de los mataderos de Veracruz. Ya a primeros de de abril informó de un aumento del 15% de enfermedades en la zona de La Gloria, principalmente respiratorias y gastroenteritis. Según Veratect, un funcionario de sanidad del municipio de La Gloria había atribuido las enfermedades que afectaban al 30% de la población de la Gloria a una mosca que se reproduce en los excrementos de cerdos pero que no tendría relación con la gripe porcina. El Gobierno mexicano insiste en que es imposible saber aún cuáles son los orígenes de este brote de gripe y - haciéndose eco de los sentimientos de muchos mexicanos que temen ser culpados por gestar un virus devastador-,Córdova ha dicho que podría "originarse en Europa o EE. UU.".

Aunque no sean la raíz de esa gripe porcina, las denuncias a Smithfields y Granjas Carroll, han puesto en el punto de mira el discutible impacto sobre la salud de la industrialización intensiva. En plantas como las de Granjas Carroll matan a un cerdo cada dos o tres segundos - lo que genera un billón en toneladas de residuos tóxicos. Y en el centro y sur de México proliferan mataderos de gran escala que aprovechan bajos costes de mano de obra y reglamentos laxos medioambientales.

Agricultura para ricos


EL PAÍS 29/04/2009


Los ministros de agricultura del G-8, reunidos hace dos semanas en Italia, fueron tajantes: para 2050, cuando el planeta sume 9.000 millones de habitantes, habrá que producir el doble de alimentos que hoy día para que la comida alcance para todos. Pero sin esperar a esa fecha los países que se lo pueden permitir, mayormente petroleros, están, como quien adquiere una segunda residencia para vacaciones, comprando tierra agrícola en el Tercer Mundo profundo para asegurarse el condumio del día de mañana.

Arabia Saudí ha comprado en Indonesia una extensión de 16.000 kilómetros cuadrados -la mitad de Cataluña-; Emiratos Árabes Unidos, 13.000 kilómetros en Sudán, donde las hambrunas no son infrecuentes, y Pakistán, país que se dice que quiere poner en almoneda vastas extensiones semidesérticas; Qatar posee también su segunda residencia en Indonesia; Kuwait, siempre sin salir del Golfo, hace lo propio con la empobrecida Myanmar; Libia busca su tierra de promisión en Ucrania; y Corea del Sur prefiere diversificar montando rancherías en Sudán, Mongolia, Indonesia y Argentina.

Si todo ello significa que, con capital y tecnología se va a extender la explotación agrícola a zonas poco o nada productivas, y que de ello el país anfitrión vaya a derivar una buena tajada, en todos los sentidos de la palabra, bienvenida sea esa deslocalización de la producción alimentaria. Pero si países tan pobres como inescrupulosos venden sus tierras, reduciendo así el acceso propio a esas fuentes de subsistencia, o simplemente como una nueva corrupción de las oligarquías del subdesarrollo, la cosa cambia.

Y ello sin contar con que en un momento de verdadera necesidad, parece difícil creer que los países que se prestan a producir por cuenta ajena contemplarán impasibles cómo los recursos nacionales se exportan para engordar a los señores del petróleo. En todo caso, las crisis del hambre, multiplicadas unas cuantas veces por las que ya devoran a los países menos favorecidos, pueden dar lugar en el futuro a nacionalizaciones de la patata y del tomate tal como hoy se hace con el gas.

jueves, 23 de abril de 2009

Bruselas propone una reforma radical para reducir la flota pesquera comunitaria

La Comisión Europea intenta reaccionar ante el agotamiento de los caladeros


22/04/2009 | LA VANGUARDIA Actualizada a las 17:24h | Economía

Bruselas. (EFECOM).- La Comisión Europea (CE) ha propuesto a los países emprender una reforma radical de la Política Pesquera Comunitaria (PPC) que promueva la reducción de la capacidad de la flota de la UE, ante el agotamiento de los caladeros.

El Ejecutivo comunitario ha presentado el Libro Verde sobre la PPC, un documento que abre oficialmente las discusiones dentro de la UE para modificar esa política y que mañana mismo empezarán a debatir los ministros de Pesca de los 27 en Luxemburgo.

Bruselas considera que nueve de cada diez especies se pescan por encima de los consejos de los científicos y que un 30% "tiene posibilidades inexistentes de recuperación", entre ellas la anchoa del Golfo de Vizcaya, la anguila o el atún rojo, según fuentes comunitarias.

En pesquerías como la de la merluza (la más importante para los españoles), el bacalao o el atún rojo haría falta reducir entre el 35% y el 40% la flota, según fuentes de la CE.

Sin embargo, el comisario europeo de Pesca, Joe Borg, ha explicado, en rueda de prensa, que sería irrelevante dar una cifra sobre el porcentaje de barcos que deben desguazarse para conseguir que el sector pesquero sea viable, porque depende de los tipos de navíos.

Por este motivo, la CE ha iniciado una consulta con los Gobiernos y el sector para conocer cuáles serían las medidas más adecuadas para esa reforma, aunque ha dejado claro que el objetivo es "reducir el exceso de capacidad" de la flota.

El comisario europeo de Pesca ha insistido en que en muchos caladeros se pesca "el doble o el triple" de lo que pueden soportar los recursos.

Entre las sugerencias incluidas en el Libro Verde figuran la posibilidad de suprimir las ayudas pesqueras "permanentes" y de mantener sólo los subsidios para paliar el desguace y el impacto social de la reestructuración de las flotas.

Bruselas insiste en que son insostenibles los apoyos actuales, por lo que deben o bien reducirse o bien ser modificados; otra sugerencia de la CE es un fondo único para el desguace.

Asimismo, el Ejecutivo comunitario se plantea si las primas deben darse por igual a todas las flotas, tanto a las pequeñas o artesanales como a las industriales.

En este punto, Bruselas tiene la idea de poner en marcha sistemas de gestión de la pesca distintos: uno para los navíos pequeños costeros y otro para los grandes.

Sugiere que en el caso de los barcos artesanales se daría prioridad a los "objetivos sociales", mientras que un régimen de gestión para flotas de gran escala se centraría en ajustes de su capacidad y de su eficiencia económica.

Bruselas ha mencionado también la posibilidad de profundizar en la transferencia de cuotas, una opción que ya existe.

En este sentido, según fuentes comunitarias, se podría estudiar medidas de "protección" para las flotas artesanales, con el fin de evitar el perjuicio a los barcos de bajura debido a la adquisición de los cupos de pesca de una zona por parte de grandes empresas.

La CE insiste en que con la reforma aprobada en 2002 no se ha conseguido que los barcos se reestructuren lo suficiente (solamente han disminuido un dos por ciento anual) e incluso han crecido algunas flotas

Borg ha manifestado que con los recortes que quiere propiciar, pretende que el sector en el futuro sea viable y dependa menos de las importaciones.

Por otra parte, la CE cuestiona si los productos pesqueros deben seguir disfrutando del nivel "relativamente alto" de protección arancelaria que hay actualmente.

Las organizaciones ecologistas -Greenpeace, WWF, PEW y Oceana- han señalado que el Libro Verde es una oportunidad para propiciar una reducción necesaria de la flota europea, porque los caladeros están al límite.

En Estrasburgo (Francia), el Parlamento Europeo llamó hoy a reforzar el control en la aplicación de las normas comunitarias de pesca, pero se opuso a solicitar una reducción de la capacidad de la flota de la UE, tal y como pedían Los Verdes.

El hambre y las nuevas tecnologías en agricultura

PERE PUIGDOMÈNECH EL PAÍS 23/04/2009

La actividad agrícola debe realizarse de forma sostenible desde el punto de vista social y ecológico

Puede que existan ya más obesos que personas que sufren hambre

Pocos se acuerdan de que en 2007 tuvimos una crisis mundial de producción de alimentos. En 2008 esa crisis no se reprodujo y la recesión económica que ahora está en marcha parece eclipsar todas las demás preocupaciones. Sin embargo, una reunión de alto nivel en Madrid hace algunas semanas nos recordaba que ambas crisis están dejando como secuela un aumento de la población con hambre o mal nutrida en el mundo. Y en Europa nos seguimos preguntando qué hacemos con nuestra política agraria común y qué tipo de agricultura queremos.

En el actual contexto de reorganización económica parece que la agricultura tiene una presencia marginal. La producción agrícola puede representar menos del 5% del PIB y de la población empleada en los principales países europeos. Sin embargo, la agricultura es una actividad esencial por razones distintas de su valor económico, aunque sea la base de la industria alimentaria, la mayor industria europea en términos económicos y de empleo. Lo es porque nuestra vida depende de ella. Aunque a algunos les pueda sorprender, hemos vivido durante siglos sin automóviles, sin electricidad, sin teléfonos ni televisión, pero nunca hemos vivido sin alimentos ni, desde que existe la sociedad organizada, sin agricultura. Ni, es la pura obviedad, lo podremos hacer en el futuro.

Hasta ahora no lo hemos hecho mal. Las predicciones maltusianas que se han hecho en diferentes momentos no se han cumplido, y la producción de alimentos ha ido aumentando más que la población, de forma que en términos globales la actual producción de alimentos podría en teoría ser suficiente para alimentar a toda la humanidad. Ello se ha conseguido de dos formas simultáneas, aumentando la superficie cultivada y haciendo que la agricultura sea cada vez más eficiente. Ya desde el inicio mismo de la agricultura hemos utilizado cualquier tecnología que estuviera a nuestro alcance para producir alimentos: mejores semillas, aperos de labranza, sistemas de cultivo y de riego, abonos y fitosanitarios.

Pero en este momento tenemos delante de nosotros una situación compleja. La demanda de alimentos se incrementa a la vez por el aumento de población y por una población más exigente. Pero no queremos recurrir a aumentar el terreno cultivado a partir de terrenos salvajes.

La deforestación nos preocupa por los efectos que tiene en el cambio climático y por la pérdida de diversidad biológica que representa. Sabemos además que algunas de nuestras prácticas agrícolas son muy agresivas para el medio ambiente. En nuestro país, el regadío consume más del 70% del agua superficial, y el uso excesivo de abonos y pesticidas es una importante causa de contaminación. Nos preguntamos, por tanto,si estamos consumiendo recursos irrecuperables en el futuro. Y sobre todo, tal como nos ha recordado la última reunión de Naciones Unidas en Madrid, no estamos cumpliendo el objetivo de reducir a la mitad el número de personas hambrientas en el mundo en el horizonte de 2015. Nos encontramos en un mundo en el que se produce la terrible paradoja de que el número de individuos con un problema de obesidad puede haber superado al de personas con hambre.

Es en este entorno en el que el presidente de la Comisión Europea solicitó al Grupo Europeo de Ética de las Ciencias y las Nuevas Tecnologías una opinión sobre cuál es el marco en el que puede plantearse el uso de nuevas tecnologías en la agricultura. Porque aunque sepamos que la agricultura ha sido siempre una actividad dependiente de las tecnologías disponibles, algunas de ellas han planteado conflictos importantes. Por citar dos ejemplos recientes, las plantas modificadas genéticamente o los biocombustibles son objeto de discusiones intensas en Europa, en las que diferentes países miembros y diferentes colectivos sociales presentan actitudes muy contrastadas. Pero además nos encontramos en Europa en un entorno de reforma de la Política Agraria Común y con las negociaciones para la liberalización del comercio internacional encalladas por el tema de los precios agrícolas y las subvenciones a la agricultura.

En la opinión se trata de identificar los criterios básicos que sirvan a la hora de tomar decisiones y que se resumen en que las nuevas tecnologías deberían aplicarse en agricultura si contribuyen a asegurar una alimentación suficiente y segura para los humanos y si contribuyen a que esta producción pueda mantenerse a largo plazo.

Como ejemplo, desde esta perspectiva se puede tratar de enfocar dos de las cuestiones polémicas en Europa. Se puede reconocer que debe evitarse el cultivo de biocombustibles cuyo uso compita con la producción de alimentos, pero aceptar al mismo tiempo que pueden ser una alternativa a la dependencia del petróleo y ser un cultivo interesante para algunos agricultores. Por tanto, puede recomendarse que se cultiven en terrenos en barbecho y que se acelere la investigación para tratar de que el combustible se produzca a partir de lignocelulosa y no de almidón.

Igualmente puede reconocerse que las plantas transgénicas pueden dar lugar a cultivos más productivos, pero su uso debe hacerse en condiciones de un análisis detallado del impacto en relación con los posibles riesgos y beneficios que aporten.

Pero en Europa la agricultura es un tema muy político. Lo es en tanto que la Política Agraria Común sigue representando la mayor aportación del presupuesto comunitario y de ella depende la actividad de muchas zonas rurales y en tanto que esta misma política está en el centro de las discusiones internacionales sobre comercio. Por tanto, si se sigue la recomendación de introducir criterios éticos en la agricultura habrá que reconocer que el acceso a los alimentos es un derecho para todos los individuos del planeta y que la actividad agrícola en todas sus formas debe realizarse de forma sostenible desde el punto de vista social y ecológico. Y debería ser necesario que este tipo de criterios esté presente en las negociaciones internacionales.

En este entorno se propone que Europa tome sus responsabilidades como primer actor mundial en el comercio de alimentos y como defensora de valores que se proclaman desde la Unión Europea. Por ello Europa debería mantener el nivel que ha tenido siempre en el desarrollo de tecnologías que promuevan al mismo tiempo la producción agrícola y respeten el medio ambiente y la diversidad biológica. Europa podría ser determinante en la forma como se introducen estas tecnologías permitiendo que tengan acceso a ellas quienes más los necesitan y que se haga con respeto a las estructuras sociales y al conocimiento local europeo y en el contexto global. Por ejemplo, la introducción de ciertos criterios de propiedad intelectual en la producción de alimentos o la gran concentración en pocas manos de algunas de las etapas de su producción y distribución pueden acabar siendo una barrera para el acceso de quienes las necesitan a las nuevas tecnologías y sus productos. En las actuales discusiones internacionales, Europa puede ser decisiva para que se introduzcan en temas relativos a la agricultura y la alimentación criterios que respeten aquellos valores que decimos defender.

Pere Puigdomènech es miembro del Grupo Europeo de Ética de las Ciencias y las Nuevas Tecnologías.

martes, 21 de abril de 2009

Una empresa estudia instalar una central geotérmica en el Vallès



La compañía realizará estudios en 19 municipios del Vallès Oriental, incluido Granollers

Font: Revista del Vallès

Data: 07/11/2008



La energía geotérmica es una energía renovable que se obtiene del calor que se produce en el interior de la Tierra. Este tipo de energía se manifiesta a través de distintos procesos geológicos como por ejemplo volcanes o géiseres que expulsan agua caliente y agua termal.

Si bien es cierto que en el Vallès no existe ningún indicio de actividad volcánica, como si sucede en otras comarcas como por ejemplo la Garrotxa, también es verdad que en varios puntos del territorio existen importantes corrientes de agua termal.

Una geografía singular

Raúl Hidalgo, director de operaciones de Petratherm España, asegura que este precedente y las "características geográficas y orográficas de la zona del Vallès" han sido los principales motivos que han llevado a la compañía a solicitar los permisos necesarios para iniciar una serie de estudios para comprobar la viabilidad de construir una central en esta zona de Catalunya.

A pesar de ello, el responsable de la empresa ya ha anunciado que de común acuerdo con la Generalitat, renuncian a incluir en sus estudios los afloramientos termales de Caldes: "Las localizaciones termales de Caldes tienen un perímetro de protección que debe respetarse, pero más allá de este perímetro nosotros queremos alejamos aún más para garantizar que nuestra actividad no causará daños a nadie". Del mismo modo, los estudios previos tampoco incluyen la Garriga, aunque la empresa ha anunciado que realizará pruebas en Llinars y Sant Antoni de Vilamajor.

Cabe destacar que en los últimos años España ha apostado fuerte por las energías renovables. Actualmente el gobierno ofrece importantes incentivos económicos a las empresas que realizan prácticas de este tipo. Este ha sido otro de los argumentos que ha conducido a Petratherm hasta España, donde desempeña otros proyectos en Madrid y Canarias.

Por el momento la compañía, con sede en Unley (Australia), ha solicitado permiso de investigación minera en una franja que se extiende desde Terrassa hasta Llinars del Vallès. Según los anuncios publicados en el Diari Oficial de la Generalitat a finales de septiembre se trata de un área que afecta 19 municipios del Valles, entre ellos Lliçà de Vall, Lliçà d' Amunt, Granollers, Canovelles, Cardedeu, l' Ametlla del Vallès, Les Franqueses del Vallès, La Roca del Vallès, Sant Antoni de Vilamajor y Llinars del Vallès. El responsable de la empresa afirma que estas comprobaciones, que podrían empezar en 5 ó 6 meses, servirán para determinar si existen rocas calientes a 15O grados de temperatura como mínimo y a una profundidad de entre 3.000 y 4.000 metros. Si el resultado es positivo la empresa promotora podría iniciar el proyecto para instalar la planta de producción de electricidad en 4 ó 5 años.

Método innovador

Para extraer el calor del subsuelo esta central utilizaría un innovador sistema que se llama Intercanviador Geotérmico Estimulante (IGE).

  1. Este método consiste en la introducción de sondas hasta unos 4.000 metros de profundidad para encontrar rocas de más de 15O grados.
  2. El proceso se basa en inyectar agua en estas zonas y extraerla cuando se ha calentado por el contacto con las rocas calientes.
  3. Cuando llega a la superficie, el agua caliente pasa por un intercambiador de calor donde hay un circuito cerrado con un fluido orgánico de bajo punto de ebullición.
  4. Después de esta operación el resultado se reinyecta en el subsuelo para volver a recalentarse por la roca, que actúa como si de una estufa se tratase.
  5. Cuando se calienta este fluido, entra en ebullición y se convierte en vapor.
  6. Finalmente la fuerza de este vapor se aprovecha para mover un turbogenerador y producir electricidad.
  7. La fase vapor de este líquido orgánico se enfría en un condensador para volver a empezar el circuito, de manera que el consumo de agua es mínimo.

Raúl Hidalgo afirma que este sistema posibilita extraer energía de donde no se podía hasta ahora: "Hasta hace poco era prácticamente imposible aprovechar el calor del subsuelo que esperamos encontrar en el Valles para producir electricidad, pero ahora disponemos de esta tecnología que es muy eficiente y limpia". En caso de que se pudiese llevar a cabo este sistema, apunta Hidalgo, podríamos disponer de una energía alternativa rentable que a diferencia de la eólica o la solar, se puede explotar todos los días "independientemente de si hace solo viento".



Climatización geotérmica

Fuente: http://www.construible.es/noticiasDetalle.aspx?id=3462&c=6&idm=10&pat=10

La climatización geotérmica cede o extrae calor de la tierra, para obtener refrigeración o calefacción, a través de un conjunto de tuberías enterradas en el subsuelo por las que circula agua. Este sistema funciona gracias a una bomba de calor, que es un dispositivo eléctrico que permite que el intercambio de calor con el suelo se efectúe.


La gran ventaja de la climatización geotérmica es el ahorro en la factura de la electricidad, que ronda el 50%. Además, este sistema elimina el riesgo de transmisión de legionelosis porque no utiliza torres de refrigeración y es completamente silencioso.

Sin embargo, la geotermia está menos extendida que otras energías renovables en España, debido fundamentalmente al coste inicial asociado a los trabajos de perforación necesarios para enterrar las tuberías por las que circula el agua. Sin embargo, está demostrado que la geotermia es una tecnología muy eficaz en la producción de calor y frío, y consume una cantidad de energía menor que el resto de sistemas convencionales.

África paga los platos rotos.El continente olvidado


La crisis mundial frena en seco las esperanzas de desarrollo en los países más pobres y amenaza con provocar conflictos sociales

J. P. VELÁZQUEZ-GAZTELU EL PAÍS, 22/03/2009


"Cuando empezó esta crisis, la gente de los países en desarrollo, especialmente los africanos, eran meros testigos inocentes, pero ahora no tienen más remedio que sufrir sus duras consecuencias". Las palabras de Ngozi Okonjo-Iwela, directora gerente del Banco Mundial y ex ministra de Economía de Nigeria, ilustran la creciente preocupación por el impacto devastador que una crisis nacida en los países ricos está empezando a tener en el mundo en desarrollo, sobre todo en África subsahariana.

La recesión en los países ricos hace caer la demanda de materias primas

El FMI rebaja hasta el 3% la previsión de crecimiento para el continente

Una vez más, los africanos son víctimas de un desastre causado por otros. No son responsables de la falta de controles en los mercados mundiales, ni de la voracidad de los bancos que han desencadenado el crash financiero, pero pueden acabar siendo los que más sufran sus consecuencias.

La crisis llega a África justo cuando su economía daba señales de levantar la cabeza: las exportaciones aumentaban, y con ellas las reservas internacionales. La inflación comenzaba a estar bajo control y las cuentas públicas se equilibraban. Incluso se hablaba ya de los guepardos africanos, el equivalente a los tigres asiáticos de los años noventa. Y por si fuera poco, la pobreza comenzaba a retroceder y los regímenes democráticos iban consolidándose. Había esperanzas de que, por fin, el continente entraba en la senda del desarrollo.

Pero la crisis desencadenada por las hipotecas basura en EE UU lo ha cambiado todo. "Vamos a afrontar el equivalente económico de un tsunami, y si no lo controlamos, los progresos hechos en los últimos años en toda África pueden irse al traste", afirmó el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, al inaugurar la semana pasada una conferencia convocada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Dar es Salaam (Tanzania) para analizar los efectos de la crisis en el continente africano. "Cuando el colapso global era visto como algo fundamentalmente financiero, muchos pensaron que África se salvaría, pero no tuvieron en cuenta lo que significa la globalización y cómo nuestras economías, nuestros países y nuestra suerte están interconectados. África está ahora en primera línea", dijo Annan.

¿Qué ha cambiado? Con la economía mundial a las puertas de su primera recesión en 60 años, la demanda de materias primas africanas -oro, petróleo, zinc, cobre...- ha caído drásticamente y ha mermado los ingresos por exportaciones de los países productores. En Suráfrica, cargamentos de hierro, aluminio y manganeso se apilan en los puertos a la espera de destino. La vecina Botswana ha perdido en un año el 90% de los ingresos por la exportación de diamantes, base de su economía.

Floreciente durante los primeros años de la década, la inversión extranjera también ha comenzado a resentirse, y las dificultades para acceder al crédito empiezan a ser insalvables para particulares y empresas. El emergente sector privado africano, uno de los pilares del crecimiento de los últimos años, puede perder en un abrir y cerrar de ojos todo el terreno ganado.

Entre 2005 y 2008 el África subsahariana había crecido a una media anual superior al 5%, en buena medida gracias a la disciplina macroeconómica observada por buena parte de sus países. El deterioro de la situación en los últimos meses ha llevado al FMI a rebajar hasta un 3% las perspectivas de crecimiento para la zona en 2009, la mitad de lo pronosticado por el mismo organismo hace tan sólo un año. Teniendo en cuenta el crecimiento de la población, el cumplimiento de ese pronóstico significaría un retroceso en el nivel de vida de los africanos acomodados y más pobreza para la mayoría de la población.

Los presagios son cada vez peores. Suráfrica, principal economía de la zona, vio como su Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo un 1,8% en el último trimestre de 2008, su primera caída en diez años. Y el propio director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, reconoció en Dar es Salaam que el dato del 3% calculado por el organismo para todo el continente puede acabar siendo demasiado optimista. "Aunque la crisis ha tardado en llegar a las costas de África, todos sabemos que ha llegado y que su impacto será duro", dijo Strauss-Kahn a los ministros de Economía reunidos en la capital tanzana. La caída de los precios de las materias primas va a deteriorar significativamente los balances fiscales de los países africanos, especialmente los de los países exportadores de petróleo como Nigeria, Angola o Sudán. El precio del crudo ha bajado más de un 70% desde sus máximos a mediados de 2008, y el índice de precios de las materias primas de la revista The Economist ha caído un 43,2% en el último año. El precio del cobre, un producto de exportación fundamental para Zambia, ha caído más del 60%.

Bronwyn Bruton, experta en asuntos internacionales del Council on Foreign Relations, un organismo de análisis con sede en Washington, apunta que la crisis financiera puede ser especialmente dura con los países más desarrollados de África, como Ghana o Tanzania, que tienen fuertes lazos comerciales y de inversión con los países ricos, pero subraya que ese impacto no será nada comparado con la devastación que traerá consigo la caída de las remesas que los emigrantes africanos envían desde Europa y EE UU. Se trata de un dinero esencial para mantener a muchas familias -en algunos casos, la única fuente de ingresos- o para abrir pequeños negocios. En 2007, los africanos residentes en el exterior enviaron a casa 19.000 millones de dólares, más del doble que tres años antes.

"La capacidad de los africanos emigrados para enviar dinero se ha visto gravemente mermada por la crisis financiera en un momento en que la sequía y la falta de alimentos, especialmente en algunas zonas del este de África, han alcanzado proporciones críticas", afirma Bruton. "He hablado con somalíes, zimbabuenses y gente de otros países en EE UU que han tenido que elegir entre pagar el alquiler o alimentar a sus hijos".

Entre tanto mal presagio, un dato positivo: los bancos africanos están a salvo, al menos por ahora, de la crisis que viven las entidades financieras de los países ricos. Poco integrada en los mercados mundiales, la banca del continente no ha invertido en productos extraños como los que han llevado a la ruina a grandes bancos del mundo desarrollado. Sin embargo, hay países, como Uganda o Kenia, donde los buenos rendimientos de la Bolsa en los últimos años han llevado a muchos ciudadanos a pedir dinero prestado para comprar acciones y ahora, tras la caída de los mercados de valores, no pueden devolverlo. El sector bancario también puede tener problemas cuando empresas de sectores vulnerables como el de la madera y el algodón no puedan pagar sus préstamos.

¿Pueden (o quieren) los países ricos evitar una catástrofe en África? En su último informe sobre el continente, el FMI apunta que todo dependerá de si los países donantes están dispuestos a cumplir sus compromisos de ayuda -o incluso, incrementarlos-, a pesar de sus propios problemas presupuestarios. José Gijón, del Centro de Desarrollo de la OCDE, teme que si los países ricos siguen teniendo grandes déficits fiscales recortarán la ayuda al desarrollo. Ello tendrá efectos muy negativos para las naciones africanas más pobres, que son extremadamente dependientes de la ayuda al desarrollo (en algunos países, casi la mitad del presupuesto nacional). "Si las cosas no se arreglan y los países ricos deciden adoptar políticas proteccionistas", dice Gijón, "esto afectará a todos los exportadores africanos, tanto de materias primas como de productos agrícolas".

El pasado lunes, el presidente etíope, Meles Zenawi, advirtió a los países del G-20, que se reunirán la próxima semana en Londres, que algunos países africanos podrían "hundirse en el caos y la violencia" si no reciben ayuda para afrontar la crisis. "Deberían preocuparse por África porque les va en ello su propio interés", afirmó Meles tras reunirse con el primer ministro británico, Gordon Brown. Suráfrica será la única economía africana representada en Londres.

El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ha lanzado la idea de crear un fondo de ayuda a los países pobres al que cada país desarrollado aportaría el 0,7% de sus planes de estímulo económico. En este sentido, el etíope Meles manifestó que cualquier estímulo financiero empleado en países desarrollados tendrá menos impacto global que si la misma cantidad de dinero se invirtiera en África. "Estamos hablando de una cantidad de dinero similar a la que se está gastando en un banco de tamaño medio. Háganse a la idea de que África es uno de esos bancos", dijo.

Para Bronwyn Bruton, del Council on Foreign Relations, el impacto de la crisis en África se verá agravado por la endeble estructura institucional del continente. "Muchos países africanos carecen de voluntad y de medios para proporcionar un colchón de seguridad a su ciudadanía", opina Bruton, quien se muestra pesimista sobre la actitud de los países ricos. En vista de la subida del desempleo y de las enormes cantidades de dinero dedicadas a salvar a los bancos, esta experta cree que para los países donantes será muy difícil mantener los niveles actuales de apoyo financiero a los más pobres, ya que sus políticos están muy presionados para dar prioridad a las necesidades nacionales en detrimento de la ayuda exterior. "Es difícil imaginar cómo la lucha contra la pobreza, que ya está frenándose, puede esquivar un golpe terrible", dice Bruton.

José Gijón, de la OCDE, opina que los países ricos deben mantener sus compromisos de ayuda al desarrollo, como parece que va a hacer España, o incluso aumentarlos, para que la ayuda actúe como una medida contra-cíclica ante la crisis. Otra medida esencial, a su juicio, es la lucha contra las tentaciones proteccionistas.


El continente olvidado

JAVIER SANTISO EL PAÍS 22/03/2009

África es el continente más pobre de la tierra. Con la crisis que se intensifica en los países OCDE, también corre el riesgo de ser el continente más olvidado del planeta.

Uno de sus ministros estrella, el surafricano Trevor Manuel, no deja de alertar en este sentido: África está nuevamente en peligro de desaparecer de las agendas de los países ricos. Conforme se está intensificando la crisis, se agudiza el parón de capitales privados hacia el mundo emergente, mientras las remesas -una fuente de financiación importante para el continente africano- también se están reduciendo a gran velocidad.

El continente africano no se merece, sin embargo, el olvido de Occidente. Esta región no ha desmerecido: es más, se ha lucido desde el punto de vista económico a lo largo de los últimos años. En África se ha dado, durante los años 2000, un auge económico singular.

El continente se hizo atractivo, en particular para las nuevas potencias emergentes de Asia, del Oriente Próximo y de América Latina. De la noche al día, África dejó de ser el patio trasero exclusivo de los países desarrollados. Las empresas chinas empezaron a invertir en la región. Con ello, de repente, el continente negro recobró una importancia estratégica, política y sobre todo económica inesperada para los países de la OCDE. Conforme las empresas chinas fueron arrebatando contratos a las multinacionales europeas y norteamericanas, la novia africana se hizo cada vez más atractiva: la prometida dejaba de serlo de manera exclusiva. Peor todavía: se podía enamorar de otros pretendientes.

Hoy día, más de 800 empresas chinas operan en África en sectores que van desde las materias primas hasta las manufacturas y las finanzas. En 2008, el comercio entre China y África superó los 100.000 millones de dólares, un récord. Es de esperar, por el bien de África, que en 2009 este interés chino no se desvanezca: la presencia del gigante asiático opera, al final, como un catalizador, incentivando los occidentales a no dejar el continente en manos de otros.

El interés por China radica fundamentalmente en los tesoros de sus suelos. Este apetito internacional estimuló a su vez el crecimiento del continente. Así, según el African Economic Outlook (AEO), publicado por el Centro de Desarrollo de la OCDE, el continente estuvo creciendo cinco años seguidos a ritmos asiáticos, con un promedio de más del 5,5%. No se trató sólo de los países exportadores de materias primas: en 2007, de los 35 países analizados en el AEO, un total de 31 estuvieron creciendo a un ritmo superior al 5%. Todo ello despertó el apetito de los inversores privados en búsquedas de rendimientos (eso sí, no adversos al riesgo).

El despertar del interés chino por África ha estimulado el apetito de otros inversores emergentes. Prueba de ello es el auge de las inversiones extranjeras directas que se están dando hacia África. En 2005, por primera vez, la inversión extranjera directa recibida por el continente (35.000 millones de dólares) superó la ayuda oficial al desarrollo bilateral de los países de la OCDE. En 2007 y en 2008, las inversiones alcanzaron 53.000 de dólares, todo un récord.

En el mundo de las economías emergentes, China no es, sin embargo, el único nuevo inversor que ha irrumpido en África. En 2006, por primera vez, las fusiones y adquisiciones operadas en la región fueron lideradas por las empresas de Asia y Oriente Próximo. Los grupos indios estuvieron moviendo también sus fichas. En 2007-2008, el comercio bilateral entre India y África superó los 30.000 millones de dólares, cuando era apenas de 1.000 millones en 1900-1991. Prueba del creciente interés de India por África es que en abril 2008 tuvo lugar, por primera vez en la historia, una cumbre India-África. Desde América Latina, los grupos brasileños también iniciaron inversiones importantes en África. Desde 2007, el grupo de construcción Odebrecht volcó 200 millones de dólares en Angola, junto con operadores locales, para crear una nueva empresa en el sector de los biohidrocarburos. Empezó también a construir una terminal de combustibles en Etiopía y a ejecutar obras de infraestructura en Libia. Por su parte, el gigante minero Vale tiene planes importantes en Mozambique y actividades en Angola, Gabón, Suráfrica y Guinea. Petrobras desplegó, por su parte, su presencia en Libia, Tanzania, Santo Tomé y Príncipe, Nigeria y Guinea Ecuatorial.

A estos inversores procedentes de China, India o Brasil se suman también grupos industriales y financieros de Oriente Próximo, empresas rusas como Gazprom y otros inversores del sureste asiático. Esta tendencia de inversiones de países emergentes en África participó de otra más general y global: la emergencia de las potencias del sur como protagonistas de la globalización capitalista. La crisis actual obviamente limita ahora fuertemente estos proyectos de expansión. Sin embargo, como lo hemos visto con la entrada en febrero del 2009 de Chinalco en el capital de la anglo-australiana Rio Tinto, algunos países emergentes todavía disponen de apetito y liquidez para lanzarse en operaciones de 20.000 millones de dólares.

Lo que estuvimos viviendo en la primera parte de los años 2000 fue un gran reequilibrio de las riquezas de las naciones del norte hacia el sur y entre los países del sur. Es posible que la crisis actual frene este reequilibrio: más que reequilibrios de riquezas, estamos asistiendo a destrucciones de ellas. Uno podría entonces atreverse a desarrollar una paradoja: si África quiere evitar desaparecer de nuevo del radar de los países ricos, como lo teme Trevor Manuel, quizá lo mejor que le pueda ocurrir es que países emergentes como China, India, Brasil, Rusia o los Emiratos Árabes sigan interesándose por este continente que se merece mucho mejor que nuestro olvido.

Javier Santiso es director del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).


La atracción africana se siente en España

El desembarco de compañías en el continente toma velocidad

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA VEGA 22/03/2009

Las empresas españolas llevan África en los ojos. Y no es una mirada que se sienta atraída sólo por los bajos costes de producción y la mano de obra barata. Va más allá, como lo han demostrado

Ya no sólo interesa el Magreb; el África subsahariana ofrece también potencial

El continente tiene condiciones para convertirse en huerto solar del mundo

USP Hospitales, Enertis Solar, Satec,Mixta África, Eurosemillas, Herba Nutrición y otros nombres cuyas historias son bastante más conocidas: Repsol YPF (Argelia y Libia), Barceló Hoteles (Marruecos), Cepsa (Argelia), Inditex (Marruecos y Túnez)...

El continente es, desde hace tiempo, un destino que se estudia con mucha atención en la mesa de cualquier responsable de expansión internacional. De hecho, la evolución de las exportaciones españolas a África pone buenas cifras a este sentimiento. Según datos del ICEX, alcanzaron los 10.069 millones de euros a finales de 2008, frente a los 8.050 millones de 2007 o los 6.997 millones de 2006. Bien es cierto que las inversiones directas españolas en África -en términos generales, exiguas- están sufriendo un brusco desplome desde los 956 millones de euros de 2006 hasta los más débiles 127 millones acumulados (últimas cifras disponibles de la Dirección General de Comercio e Inversiones) entre enero y septiembre de 2007. Sin embargo, analistas como Eduardo Martínez Abascal, profesor del IESE, creen que esta situación será transitoria y que, una vez se estabilicen los mercados financieros, se volverá a reencontrar la senda del crecimiento. Porque el potencial es inmenso, como se está viendo en Kenia, Nigeria o Angola.

Para algunos expertos, el gran cambio está en que no sólo el África mediterránea (Marruecos, Libia, Argelia, Túnez...) está mostrando esta capacidad de atracción, sino que, por primera vez, el área subsahariana (Guinea Ecuatorial, Senegal, Angola...) empieza a ser objeto de deseo. Tanto es así que el año pasado el ICEX lanzó el Programa de Apoyo a Proyectos en África Subsahariana (PAPAS), en el que hasta esa fecha se han presentado 94 iniciativas. Los destinos preferidos son Cabo Verde, Senegal y Angola. Pero también, explican fuentes del organismo público, hay desarrollos en Costa de Marfil, Guinea Ecuatorial, Nigeria, Mauritania y Camerún, la mayoría apoyándose en socios locales. Además, el Gobierno destinará 100 millones de euros con cargo al Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) para financiar proyectos que favorezcan la exportación de infraestructuras. Como señala un empresario instalado en esta zona, "casi por sorpresa hemos puesto los ojos en esta nueva África". Sin embargo, no será, al parecer, una mirada pasajera.

USP Hospitales es un ejemplo de empresa presente en estas dos, por así decirlo, Áfricas. Está en negociaciones para gestionar y administrar 13 hospitales en Marruecos. Y además, en Angola, desde diciembre, gestionan una clínica de Sonangol (la compañía estatal de petróleos angoleña). "Por primera vez, el África subsahariana comienza a tener capacidad para desarrollar proyectos educativos y de sanidad", señala Juan Ramón Arias, director general internacional de USP Hospitales, empresa que explora otros destinos como Senegal, Gabón o Guinea Ecuatorial. Este último es "un país donde, seguramente por la relación histórica con España, se nos quiere mucho, lo cual ha sido una estupenda sorpresa para nosotros", reflexiona Arias.

Dentro de las enormes posibilidades de este continente, cada vez gana más fuerza la de convertirse en el huerto solar del mundo. Para ello, África cuenta con mucho terreno y muy barato, así como con una gran radiación lumínica. Tanto es así que, por ejemplo, en Marruecos o Argelia es el doble que en Alemania. Sobre estas bases traza su estrategia de negocio Enertis Solar, una joven empresa de ingeniería -se creó en 2006- que trabaja para llevar esta energía verde a zonas rurales aprovechando el déficit de instalaciones eléctricas. Las cuentas salen. "Sólo el 4% de las instalaciones del mundo son rurales, por lo que la capacidad de crecimiento resulta enorme para un continente repleto de sol y tierra", analiza José Luis Galindo, consejero delegado de Enertis Solar.

Frente a estos destinos menos habituales está Marruecos, que tradicionalmente ha sido el principal receptor de las exportaciones españolas (3.642 millones de euros) en África y de las inversiones, sobre todo dirigidas al sector constructor y promotor, pero también a la industria textil gracias al bajo coste de la mano de obra. Es el caso de Tavex, uno de los principales productores mundiales de tela vaquera. Desde 1990, la empresa está presente con una fábrica en la localidad de Settat, a 70 kilómetros de Casablanca, cuyas instalaciones han sido ampliadas en varias fases.La planta de Marruecos resulta estratégica para la compañía, puesto que facilita una importante reducción de los costes de producción respecto a los que tenía en España; le permite mantener una proximidad geográfica a confeccionadores como Túnez y, además, se puede aprovechar de la capacidad logística de los puertos del Mediterráneo. Junto a estas facilidades, recuerda Rubén Bernat, director financiero de Tavex, "hemos tenido apoyos públicos del Gobierno marroquí, como el Fondo Hassan II para el Desarrollo, lo cual nos ha facilitado la implantación". Este caso muestra de qué manera el norte de África está atrayendo cada vez más capital foráneo.

Dentro de este redescubrimiento empresarial de África, el componente tecnológico también reclama su cuota de protagonismo. Satec es una de las empresas de mediano tamaño que más activa se está mostrando en la zona norte de este continente. En el espacio de seis años ha comprado tres compañías locales para ayudarles a construir su proyecto africano. Especializada en sistemas de información y telecomunicaciones, adquirió en 2001 la marroquí Intelcom, y en 2006 y 2007, a partir de la adquisición de firmas locales, creó, respectivamente, Satec Algérie y Satec Tunesie. Estas tres filiales sumaron el año pasado una facturación conjunta de 260 millones de euros y "las perspectivas son estupendas", recalca Juan Calleja, director internacional de Satec. "Todo ha ido muy bien, quizá lo que más nos haya costado es adaptarnos a las diferencias comerciales y culturales".

Y es que si África pudiera desarrollarse en todo su potencial, podría absorber oferta casi ilimitadamente en ámbitos básicos como la construcción residencial. ¿Se imaginan las posibilidades que se le abrirían al devastado sector inmobiliario español? Ésta es la reflexión que subyace tras Mixta África, una inmobiliaria, presidida por el ex ministro Josep Piqué, que construye exclusivamente en el continente africano. -

Socio local

Cuando una empresa española piensa invertir en África, el primer pero que se escucha en el despacho del consejero delegado procede de la inseguridad jurídica. Sin embargo, estos temores desaparecen cuando son los propios empresarios quienes relatan sus vivencias. "No hemos percibido ningún problema especial. Sólo en caso de conflicto hemos establecido que recurriremos al Tribunal de Arbitraje de París en vez de a un tribunal español o marroquí", explica Juan Calleja, director internacional de Satec, firma de telecomunicaciones que tiene una filial en Marruecos. Es una idea en la que coincide Rubén Bernat, director financiero de la compañía Tavex.

Pero Marruecos es el país más avanzado legislativamente de la zona. ¿Qué ocurre en otros destinos africanos? "En países como Gabón, Guinea Ecuatorial, Angola o Senegal, por ejemplo, lo mejor para evitar problemas es ir de la mano de un socio local", aconseja Juan Ramón Arias, director general internacional de la compañía USP Hospitales, que tiene intereses en Angola y Marruecos. -

lunes, 20 de abril de 2009

La cara oculta de la carne

IR A:
http://www.ocu.org/carnes-pescados-y-huevos/20080101/produccion-de-carne-Attach_s350064.pdf

PUEBLOS DEL MUNDO: Los hadzabe de Tanzania y los san de Botsuana



Los hadzabe de Tanzania y los san de Botsuana

Fuente:
MAGAZINE 12/04/2009

Texto de Jordi Serrallonga

Fotos de Sebastião Salgado

Los hadzabe de Tanzania y los san de Botsuana pertenecen a la etnia joisán, los últimos pueblos cazadores recolectores de África, cuya forma de vida remite a la historia de la humanidad antes del neolítico
Un grupo joisán de Kalahari (Botsuana) practica una danza de trance en su campamento nómada: los hombres bailan alrededor de las mujeres sentadas. Tras unas pocas horas de trabajo diario, los cazadores recolectores disponen de mucho tiempo libre para dedicarlo a danzar, cantar, narrar historias y reír: son felices. Una realidad que se aleja de la imagen peyorativa que se había divulgado sobre estos pueblos predadores.

Hace 10.000 años, con la llegada del neolítico, la mayor parte de los seres humanos abandonamos una longeva y exitosa vida cazadora recolectora de seis millones de años desde la aparición del primer homínido africano para pasar a una economía productora –agricultura y ganadería primero– que derivó en la sociedad actual. Pero no todos.

Los hadzabe del lago Eyasi, en Tanzania, y los san del desierto de Kalahari, en Botsuana, ambos pertenecientes al grupo joisán, (también denominado khoisan o khoi-san, y mal llamados bosquimanos), mantienen una existencia como pueblos cazadores recolectores y conservan las lenguas más antiguas de la humanidad. Visitarlos permite contemplar escenas del presente que, perfectamente, podrían haber tenido lugar hace 40.000 años.

La presión de los pueblos agricultores y ganaderos en el lago Eyasi y la búsqueda de materias primas por parte de grandes empresas en el desierto de Kalahari hace cada vez más difícil la forma de vida de estos pueblos, tan Homo sapiens, tan inteligentes y tan contemporáneos como cualquier otro grupo humano. En vez de proteger este rico patrimonio, los hadzabe y los san han sido alejados de sus territorios de caza y recolección.

En Tanzania sólo quedan unos 400 hadzabe que viven en pequeños grupos nómadas distribuidos por el área más árida y deprimida del lago Eyasi. Gracias a la presión de organizaciones públicas y privadas, se ha conseguido que puedan adentrarse de nuevo en el área de conservación de Ngorongoro.

En cambio, en Botsuana, la situación de los san del desierto de Kalahari es mucho más complicada. En la década de los noventa todos los grupos fueron confinados en asentamientos donde languidecen lejos de sus costumbres ancestrales. El trabajo de diferentes organizaciones ha conseguido que unos pocos puedan abandonar estos lugares de hacinamiento para ocupar las tierras de ranchos privados donde están recuperando su forma de vida tradicional. Así lo documenta el extraordinario reportaje gráfico de Sebastião Salgado, quien, en enero del 2008, siguió a una veintena de estos cazadores recolectores san en los terrenos de la granja Trail Blazer, en la región de Ghanzi.

En Tanzania, un equipo interdisciplinar de arqueólogos y antropólogos tuvimos también el privilegio de formar una expedición con destino a un mundo perdido que nada tiene que envidiar al que inmortalizó la pluma de sir Arthur Conan Doyle.

Guiados por un rastreador e intérprete local, los wazungu (los hombres blancos en la lengua suajili) partimos antes del amanecer en busca de los hadzabe, una etnia prácticamente desconocida para la mayor parte de la población mundial. Gigantescos y antediluvianos baobabs, esos árboles que parecen crecer al revés y que hacían peligrar la supervivencia del planeta literario de El Principito, aquí son, por el contrario, los majestuosos guardianes centenarios de una región, la Gran Falla del Rift, que encierra algunos de los documentos más apasionantes del patrimonio de la humanidad.

Cazar no es fácil. Un 80% de la dieta de los pueblos joisán se basa en la recolección de vegetales (tubérculos, raíces, frutos, etcétera). Cuando un gran mamífero no se pone a tiro de las flechas envenenadas hay que capturar pequeños animales: insectos, aves, ratones, puercoespines y liebres. Para ello no dudan en cavar o introducirse en las madrigueras.
El control del fuego fue uno de los grandes avances de la humanidad. Los joisán de Tanzania y Botsuana hacen fuego en segundos frotando un bastón contra una base de madera. Lo utilizan para cocinar, calentarse y prender sus pipas. A la izquierda se observa un contenedor de agua: un huevo de avestruz vaciado.


Los hadzabe de Tanzania y los san de Botsuana pertenecen a la etnia joisán, los últimos pueblos cazadores recolectores de África, cuya forma de vida remite a la historia de la humanidad antes del neolítico
Los pueblos cazadores recolectores son nómadas; el sedentarismo no tiene sentido pues los recursos vegetales y animales cambian de ubicación. En la fotografía se observa el desplazamiento de un pequeño grupo joisán: los hombres han capturado un puercoespín mientras las mujeres recolectaban tubérculos con sus palos cavadores. Por la tarde será cocinado en medio de danzas en las que se da gracias al animal y al cazador.
El equipo de científicos sigue el sendero marcado por pisadas humanas y restos de cáscaras del fruto del baobab hasta una pequeña garganta. El disco solar emerge tímidamente, como una gran bola anaranjada, por detrás de las acacias y acompañado del canto de los pájaros tejedores. Los silbidos del rastreador son respondidos por unos interlocutores invisibles; como cualquier palabra del lenguaje humano, tienen un significado: advierten de la llegada de extraños e, importante, son también signo de invitación, de bienvenida.

Tras superar una gran roca caída, la puerta natural que sella el camino, los científicos se encuentran con un pequeño grupo de mujeres y hombres hadzabe. Protegidos en abrigos y cuevas, se calientan en torno a pequeños fuegos mientras–sentados sobre pieles curtidas de kudu– fabrican los estabilizadores de sus flechas con plumas de gallinas de guinea, las cuerdas de sus arcos con filamentos de tendón de antílope, palos cavadores con madera de acacia, etcétera.

El líder del grupo ha dado su aprobación para que los extranjeros puedan acompañarles. Aunque no habrá concesiones; los hadzabe necesitan comer y no adaptarán sus hábitos a las habilidades de los visitantes. Es por esto que, sin previo aviso, unos jóvenes cazadores (jóvenes para los occidentales, adultos en medio de la sabana más esteparia) cogen sus arcos y flechas
–algunas de ellas, envenenadas con la corteza de la rosa del desierto por si se topan con un gran mamífero– y salen corriendo en dirección a los matorrales. Les acompañan un par de niños con arcos más pequeños y flechas con punta de madera afilada destinadas a presas de menor calibre... es la verdadera escuela de los hadzabe. El ritmo es frenético. Si los investigadores quedan enredados y heridos entre la vegetación, como demuestran sus manchas de sangre entre jirones de otrora flamantes camisas, la piel de los cazadores permanece inmaculada y sólo manchada por el polvo.

Tras una hora de tortuosa carrera sin resultados, un profesor universitario escéptico, afectado quizás por el cansancio, llega a dudar de que, en pleno siglo XXI, estas gentes se dediquen realmente a la vida nómada oportunista. ¿Son impostores disfrazados de pueblo troglodita para satisfacción de científicos y turistas? Tres capturas consecutivas acallan la duda; el avezado académico queda atónito cuando su cámara registra cómo dos pequeños pájaros –situados en lo más alto de sendos árboles– son abatidos por uno de los niños que nos acompaña: ambos han recibido un flechazo en la cabeza.
El agua es uno de los bienes más escasos en las sabanas esteparias del lago Eyasi y el desierto de Kalahari, y mucho más en la estación seca. Los joisán cavan en los cauces para buscar niveles freáticos o absorben, como en la imagen, gotas de agua retenidas en las plantas.
Los últimos momentos del día están siempre dedicados a reunirse en grupos, las mujeres juegan con los niños y se encienden los primeros fuegos que retrasan la llegada del frío nocturno. El fuego es el foco de la vida social, y a su alrededor se narran a los pequeños los cuentos tradicionales que forman parte de la cultura del pueblo joisán.

Cuando llega la estación de las lluvias se produce un momento de gran alegría para los joisán. Aunque en la fotografía observamos a dos mujeres protegiéndose de las cortas pero intensas precipitaciones –hace frío y humedad– con improvisados paraguas, el hecho es que las pozas y los ríos se llenan de agua, aparecen nuevos frutos, y los animales acuden para comer en los pastos naturales: es época de abundancia.

Los cazadores de mayor edad también han tenido suerte. Han capturado un gran macho de babuino cuya carne podrán compartir en el poblado. Pero hay que recuperar fuerzas. Además de comer miel de colmenas silvestres, resinas de los árboles, semillas del fruto del baobab o pequeñas bayas, los hombres deben desayunar. Sacan el palo de hacer fuego, fabrican una base de madera plana, desmenuzan una boñiga seca de cebra y en menos de un minuto ya tienen un hogar donde cocinar los dos pájaros más una ardilla.

Cuando el sol empieza a calentar demasiado es el momento de detener la actividad cinegética para regresar al campamento. Pero falta una sorpresa; en el lecho seco de un río, cazadores y científicos se topan con una temida serpiente: la mamba negra. Todo el mundo huye por precaución... sólo los perros se enfrentan al rápido y venenoso ofidio, que se escabulle lejos del valle arenoso. Uno de los investigadores, sabiendo que los hadzabe tienen el campamento muy próximo, les pregunta: ¿por qué no la habéis matado? La respuesta es tan escueta como natural: porque no se come. Los hadzabe sólo cazan o recolectan lo que van a comer. Una idea extraña para el resto de los humanos que dominan hoy el planeta.
Los pueblos joisán conocen productos naturales con los que envenenan las puntas de sus flechas destinadas a la caza de grandes mamíferos. El veneno es muy tóxico y no tiene antídoto. En el lago Eyasi, los hadzabe extraen el veneno de una planta: la rosa del desierto. En el desierto de Kalahari, los san obtienen el veneno de insectos. Unos insectos que, como las orugas de la imagen, son un suculento manjar.

PUEBLOS DEL MUNDO: los dinkas. 5000 años de historia

MAGACINE 02/12/2007

Texto de Bru Rovira
Fotos de Sebastiao Salgado

En el sur de Sudán, el pueblo dinka vive en estrecha relación con la tierra, y sobre todo con su ganado, tan importante en su cultura que incluso modela el lenguaje. Aunque se han visto envueltos en la terrible guerra que enfrentó al norte y al sur del país, los dinkas han conseguido mantener su modo de vida tradicional

vea el reportaje multimedia


Cerca del campamento de Wutliet, las mujeres dinkas se congregan a la sombra de los árboles para moler los cereales. Los dinkas, más de un millón en el sur de Sudán, son mayoría en esta zona del país. Dinkas, nuers, shilluks y otras etnias descienden del antiguo pueblo nilótico que, en sus interminables batidas en busca de pasto para el ganado, fue alejándose cada vez más de sus orígenes y, con el tiempo, dio lugar a otras etnias, como los masais en Kenia o los tutsis en Ruanda y Burundi

El año 2005 empezó en Sudán con la firma de un acuerdo de paz entre el norte y el sur que quería dar por terminada una larga guerra de más de cuarenta años, durante la cual murieron dos millones de personas y otros cuatro fueron desplazados de sus territorios de origen.
Se trata de uno de los conflictos más largos de la historia –y, también, más desconocidos–, donde la geografía, las diferencias culturales y étnicas, la religión, la pobreza y las fronteras políticas creadas a golpe de cartabón por las potencias coloniales complican lo que, para simplificar, se ha presentado como un enfrentamiento entre el mundo musulmán y árabe, del norte, y el mundo negro, católico y animista, del sur. Un conflicto, también, entre la riqueza y la pobreza, donde el racismo y el tráfico de esclavos han estado presentes durante siglos sin que todavía hoy hayan desaparecido completamente. El petróleo que existe en la frontera entre estos dos mundos no ha hecho más que agravar estos conflictos.

Las fotos que en este Magazine presenta Sebastião Salgado fueron realizadas en el 2006, justo un año después de los citados acuerdos de paz. Salgado viajó durante los meses de febrero y marzo a la región y visitó algunas de las comunidades dinka que se desplazan con sus ganados en busca de pastos, entre las ciudades de Bor y Rumbek.

Aislados por la guerra, los dinkas han sido una tribu de difícil acceso para los turistas (no ha ocurrido lo mismo, por ejemplo, con los masai, en Kenia, emparentados también con los pueblos de pastores nilóticos) y, a pesar de que sus miembros han participado como la principal fuerza y dirección del Ejército Popular de Liberación del Sudán (SPLA) en su lucha contra el gobierno de Jartum, la comunidad ha conseguido sobrevivir conservando buena parte de sus costumbres y sistema de vida.

Aquellos que hayan tenido oportunidad de conocer esta aislada región durante estos últimos años, se sorprenderán por las fotos de Salgado, pues éstas evocan una imagen idílica y armónica de la relación que los dinkas tienen con la naturaleza y su hábitat, la misma que debían de tener hace cinco mil años, aunque esta imagen no recuerda precisamente lo que le tocó vivir al pueblo dinka durante los peores momentos de la guerra con el norte, cuando los combates les obligaron a desplazarse, fueron diezmados por la muerte y la hambruna, y sus niños eran sacados del campamento para incorporarlos a las filas de los guerrilleros del SPLA. Uno de sus dirigentes, el doctor Bellario, me acompañó a dar un paseo por lo que quedaba de la ciudad, durante una visita que hice a Rumbek en el año 2002. Nunca olvidaré sus comentarios mientras caminábamos en medio de las ruinas y los hierbajos que cubrían los edificios que, antaño, debieron de tener un cierto esplendor: “Aquí hubo una leprosería”, narraba Bellario mientras yo trataba de distinguir un muro entre la maleza; “aquí hubo una maternidad”, indicaba al tiempo que nos paramos para saludar al único estudiante que consiguió terminar la escuela de toda una generación de ex alumnos que perecieron durante la guerra.

Rumbek era en el año 2002 la capital del Nuevo Sur Sudán, después de que los guerrilleros consiguieran arrebatarla a las tropas de Jartum, que la mantuvo en su poder hasta el año 1998. Parapetados entre las ruinas, los soldados del SPLA controlaban la ciudad (Bor todavía se encontraba en manos de Jartum) y ya empezaban a diseñar su soñada autonomía. “Poco a poco
–dijo un optimista Bellario–, las cosas irán mejorando. Ahora ya tenemos doce escuelas secundarias y una escuela de formación profesional.” El guerrillero no se refería a las escuelas de la ciudad de Rumbek. ¡Hablaba de todo el sur Sudán, un territorio mayor que Francia!


En el sur de Sudán, el pueblo dinka vive en estrecha relación con la tierra, y sobre todo con su ganado, tan importante en su cultura que incluso modela el lenguaje. Aunque se han visto envueltos en la terrible guerra que enfrentó al norte y al sur del país, los dinkas han conseguido mantener su modo de vida tradicional


Campamento de Kei. Los dinkas tienen una gran afinidad con sus animales y a menudo duermen con ellos. Los domestican hasta tal punto que en su relación no hay signos de agresividad

Durante la estación seca, los campamentos concentran hasta cinco mil reses, y durante la estación de lluvia se dispersan en grupos que avanzan siguiendo la hierba regada por el Nilo
Una tarde quise visitar los campamentos dinka, los cattle camps, donde, pese a la guerra, la población dinka se esforzaba por conservar su sistema de vida. También a lo largo del viaje que realicé hasta la frontera de Uganda crucé distintas zonas dinkas donde unas veces me encontraba con guerrilleros desnudos armados con kalashnikovs y otras podía pararme en los cattle camps, que durante la estación seca se convierten en grandes concentraciones de hasta 5.000 reses, y durante la estación de lluvia se dispersan en pequeños grupos que avanzan siguiendo la hierba que crece en este Sudd, regado por el Nilo. En los periodos de lluvia, los dinkas suelen plantar mijo, sorgo y maíz para los meses secos. También se sumergen en lagos y ríos para capturar el pescado que les dará proteínas cuando el agua desaparezca y llegue la estación improductiva.
Los dinkas son una sociedad presidida por la vaca. La vaca tiene una importancia extraordinaria y central. Dentro del campo, los hombres y las mujeres suelen pasar el rato separados y, mientras ellas se ocupan de la comida y los niños, ellos departen junto a los animales, a los que acarician y limpian con esmero. La vaca es tan importante que suelen bautizar a sus hijos con los nombres de sus vacas preferidas o con nombres que hagan referencia al animal. Alek, el nombre de la modelo sudanesa Alek Wek, significa, por ejemplo vaca blanca y negra. El vocabulario que los dinkas utilizan para hablar de la vaca es infinito. “Su percepción del color, luz y sombra en el mundo que les rodea –ha escrito el antropólogo Godfrey Lienhard– está inextricablemente relacionado con el reconocimiento de las configuraciones cromáticas de su ganado.” Si se les privara de este vocabulario, apenas tendrían palabras para describir “su experiencia visual en términos de color, luz y oscuridad”.

La vaca también sirve de alimento y medicina. Todas las mañanas recogen sus orines y los usan para lavarse la cara y verterlos en una vasija con la leche recién ordeñada, antes de beberla. La boñiga de vaca secada al sol se enciende durante la noche para que les proteja a ellos y a los animales de los mosquitos, y utilizan la ceniza de la boñiga para frotarse la piel y esterilizarla contra las picadas de mosquitos y parásitos, así como el orín para teñir el pelo de rojo, en los hombres. Resulta sorprendente observar cómo todas las mañanas cubren con ceniza la piel de los animales al tiempo que les hablan dulcemente al oído antes de partir en busca de pastos de donde regresarán al anochecer para reunirse todos de nuevo.°


Campamento de Amak. Durante la estación lluviosa, los dinkas conviven con el ganado en sus aldeas, se dedican a la agricultura y cultivan principalmente mijo, sorgo y maíz, entre otros cereales


Campamento de Amak al caer el día, cuando la manada regresa al campamento para pasar la noche. Es el momento de mayor ajetreo, cuando se apila y quema el estiércol para que el humo ahuyente a los insectos. En esta región semiárida, la hierba crece por doquier y el ganado pasta a sus anchas, pero durante la estación seca, desaparece y las aldeas quedan desiertas. Sus habitantes se agrupan entonces y parten juntos con las manadas en busca de pastos, llevando consigo sus pertenencias más imprescindibles y los cereales necesarios para los largos meses de sequía. Formando manadas enormes, avanzan en pos de algún paraje que les ofrezca agua y alimento para el ganado y, una vez encontrado, levantan allí sus campamentos, donde, en ocasiones, pueden llegar a concentrarse más de 5.000 reses

Campamento de Kolkuei. La ceniza obtenida al quemar el estiércol la extienden sobre su piel y la de los animales para protegerse de las picaduras de insectos y parásitos

Los hombres conducen el ganado a los pastos cerca de los lagos y canales, donde aprovechan para pescar con lanza. En la imagen, pesca en los pantanos de Akarap, en la región de Pagarau. El pescado constituye la fuente principal de proteínas para los miles de dinkas que se congregan en campamentos en las zonas de los numerosos lagos y canales cerca del río Nilo


La feria de los parados. "Job fairs"


Si el icono de la gran depresión fueron las colas de desempleados, hoy son las pujantes 'job fairs' | Son mercadillos donde los parados contactan con empresas que necesitan personal | "Odio decíroslo, pero hoy sois vendedores; os vendéis a vosotros mismos"


Marc Bassets | Boston |LA VANGUARDIA 25/03/2009 | Actualizada a las 03:31h | Internacional

En el sexto piso de un hotel de Boston, ochenta personas -la mayoría hombres blancos de entre cuarenta y sesenta años, con traje y corbata, y una carpeta bajo el brazo- escuchan a Jay Wallus. Wallus gesticula, grita, se ríe frente a una pantalla donde proyecta fotografías y aforismos.

"Me parece que esta os encantará, tíos", repite cada vez que se dispone a contar otra anécdota.

El discurso salta del maratón de Boston a un restaurante de béisbol de Florida, de las galletas de queso Cheez-it a la vida de un pescador, del inventor del Starbucks a una mujer que tuvo la idea de escribir un libro titulado Todo lo que los hombres saben de las mujeres,con las páginas interiores en blanco, y vendió un millón de ejemplares.

"No me digáis que esto no se puede hacer en América. ¿Qué necesitó? ¿Un currículum?".

"¡Noooooo!", responden varias personas entre el público.

"¿Qué necesito?", insiste Wallus.

"Una idea", responde un hombre.

"¡Una ideeea!", aprueba Jay Wallus, motivador profesional de 44 años, showman y predicador, conferenciante por los cuatro rincones de EE.UU., vendedor de fórmulas mágicas para curar el mal de un país que padece una de las peores recesiones de las últimas décadas.

Son las 10.30 de la mañana y Wallus está aquí para preparar a quienes van llegando a un hotel de la cadena Radisson en Boston para participar en una job fair:literalmente una feria laboral, una especie de mercadillo en el que los parados contactan con empresas que necesitan personal.

El currículum vitae es el gran enemigo del gurú Wallus. "Lo que ellos necesitan es a alguien que les resuelva un problema, no un currículum", les dice a los aspirantes. "Odio tener que decíroslo, pero hoy sois vendedores. Os vendéis a vosotros mismos". Y más: "Sois cazadores de empleos, no distribuidores de currículum".

Al final de la charla, Walles muestra las cartas: "Yo soy un vendedor". Y vende su paquete pedagógico -cómo tener éxito buscando trabajo- que cuesta 242 dólares (178 euros) pero hoy sólo 97 (71 euros). "Y si lo compráis y no os gusta, os devuelvo el dinero".

Si en los años treinta las colas del paro se convirtieron en una de las imágenes icónicas de la gran depresión, ahora la imagen de la recesión son las job fairs. En los últimos años han proliferado en todo el país y ahora atraen a cada vez más personas, con el señuelo de "conectar cara a cara", como reza el lema de National Career Fairs, la empresa que organiza el encuentro de Boston.

La job fair comienza a las 11.00. La charla de Jay Wallus sólo es un calentamiento para los primeros en llegar. Durante las tres horas siguientes, 750 personas desfilarán por una sala contigua, más amplia, en la que una treintena de empresas han instalado tenderetes donde ofrecen información y reciben solicitudes de empleo.

Ahí, detrás de una mesa, está Dave Griswold, pelo blanco, sonrisa de galán, especialista en redactar ¡currículum! Los aspirantes se le acercan, le muestran el currículum y él sugiere cambios. Unas mesas más allá, el sargento Bryan Fletcher recluta a soldados para la Guardia Nacional de Massachusetts, el estado del que Boston es la capital. En total, recibirá más de diez currículum.

Y más allá se encuentran dos empleados del banco de inversiones Merrill Lynch, otra víctima de la crisis: ahora forma parte de Bank of America. Ellos no reclutan. Los bancos, y menos este, no están para contratar a nadie.

Robert Edmunds y un colega suyo de Merrill Lynch han venido en misión filantrópica, para aconsejar a los parados y ayudarles a "evitar la catástrofe durante la etapa de transición".

Cuando uno se queda en paro de golpe, la catástrofe acecha en cada esquina, advierte Edmunds. En cuatro días, los bancos dejan de darte crédito. Uno puede caer en la tentación de retirar dinero ahorrado para la jubilación. Yel retraso en el pago de la hipoteca puede desembocar en el desahucio.

A unos metros de la mesa de Merrill Lynch, Demetrios Salpoglou, bostoniano de padres griegos y consejero delegado de la inmobiliaria Boardwalk Properties, no ve desahucios por ninguna parte. Como mínimo, en Boston.

Salpoglou, 39 años y cráneo rasurado, necesita más agentes. Su empresa tiene ya 120 empleados y prevé contratar a 30 más cada año. Dice que, al contrario que en el resto de Estados Unidos, el mercado inmobiliario de Boston está "a prueba de recesión", gracias, en parte, a que es una capital universitaria -Harvard y el MIT están en la región de Boston-, donde los estudiantes y profesores vienen y van, haya o no recesión.

"Dave y yo -dice refiriéndose al empleado que le acompaña- tenemos la seguridad laboral garantizada para el resto de nuestras vidas".

En la próspera Boston, seguramente la más europea de las grandes ciudades norteamericanas, la tasa de paro ha pasado en un año del 4,5% al 7,2%. En Estados Unidos, la tasa supera el 8%, el nivel más alto desde la recesión de principios de los años ochenta.

Es casi mediodía, y la job fair es una danza. Los parados buscan pareja, pero hay demasiados pretendientes para tan pocas novias.

"¿Esta cola para qué empresa es?", pregunta una mujer.

"No lo sé", responde un hombre que espera en la misma cola. Simplemente probará suerte.

El hombre se llama Joseph -no da su apellido- y hasta hace tres semanas trabajaba en una imprenta. Tiene una hija de 16 años. Ha dejado su currículum en el tenderete de un hospital -la empresa ante la que se forman más colas de la feria- y en el de la empresa telefónica Verizon. No le importaría cambiar de oficio ni cobrar menos. "Tengo 56 años. Un tipo mayor", sonríe.

Steve Green, de 48 años, trabajaba desde hacía 16 en el departamento de tecnología de una firma inversora. "No encuentro nada en mi sector. Aquí ofrecen sobre todo empleos de vendedores", constata. "Tengo tres hijos, así que necesito encontrar un trabajo", añade, confiado en que en seis meses las cosas mejorarán.

"De momento aún conservo el nivel de vida anterior. Recibí una indemnización decente", asegura Christopher Ramsden, de 44 años. "Pero incluso si trabajas dejas de ir a cenar o de vacaciones". Hace un mes perdió el empleo en el departamento de publicidad del banco bostoniano Fidelity Investments. "Nunca había estado sin trabajo más de una semana", dice.

A la job fair de Boston asisten muchos de estos nuevos parados, miembros de la clase media más o menos acomodada que hasta hace unos meses no se habrían imaginado a sí mismos repartiendo su currículum en un hotel.

"Habitualmente vienen personas con empleo de nivel básico o medio. En las ferias no se contrata a ejecutivos ni consejeros delegados. Pero estamos empezando a ver a personas más experimentadas", explica Diana Richardson, de la empresa que organiza el evento.

Los aspirantes, según Richardson, no suelen estar preparados para venderse en una feria laboral. El mayor error, prosigue, es "no vestirse profesionalmente, venir con jersey y tejanos".

La job fair toca a su fin. La sala empieza a vaciarse. En unos días, estos parados sabrán si, en contra de la marea nacional de despidos, alguien los contrata.

En la entrada, una fotógrafa hace retratos a los asistentes en un estudio improvisado. En la pared cuelga un cartel: "Cómo te ven socialmente es cómo te juzgan profesionalmente".