La ropa que compramos, cada vez que queremos un móvil nuevo, los productos que encontramos en el supermercado, el precio de la vivienda o los sueldos que cobramos..., todo esto y mucho más forma parte del sistema económico en el que vivimos, el capitalismo. Como todo sistema, tiene una estructura y unas leyes que lo rigen.
¿Quién da más? El capitalismo es un sistema económico donde personas y empresas producen e intercambian productos y servicios. | Transacciones que se realizan en un mercado regulado por la ley de la oferta (quien vende) y la demanda (quien compra), ley que, a su vez, establece los precios de los bienes y los servicios objetos que se intercambian. El concepto “capitalismo” (kapitalism), acuñada por Karl Marx a mediados del siglo XIX, describe pues, una economía basada en tres conceptos: la propiedad privada, la libertad de emprender y de elegir, y la hegemonía del beneficio propio. Se considera que el capitalismo nació con la aparición del feudalismo (capitalismo mercantil) y que evolucionó hacia el sistema económico de la Revolución Industrial (capitalismo industrial), pasando por su auge durante la expansión del comercio europeo a escala mundial durante el siglo XIX (imperialismo), y llegando a la economía que ha caracterizado la mayor parte del siglo XX (capitalismo financiero).
| (c) Cortesía de marxists.org. |
¡Libertad, libertad!
El capitalismo moderno bebe, básicamente, de dos fuentes teóricas: la fisiocracia, cuyo máximo representante fue François Quesnay, y los postulados económicos de Adam Smith. Ambas teorías defienden que los sistemas de mercado se autorregulan por lo que en una economía plenamente capitalista, el control de las instituciones públicas sólo debe garantizar la seguridad de los ciudadanos, el respeto por la propiedad privada y el cumplimiento de los contratos de intercambio (liberalismo económico). | Así, Smith, en su famosa obra Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones (1776), defiende que podemos obtener el beneficio propio y mejorar, a la vez, el bienestar de la sociedad. Para el economista inglés los intereses sociales deben perseguir el máximo nivel de producción de aquellos bienes que la gente desea poseer, para mejorar así su calidad de vida. De hecho, la sociedad del bienestar en la que vivimos, construida alrededor de la Seguridad Social, se fundamenta en la correlación entre el incremento del nivel de vida (producto interior bruto por persona o PIB) y la mejora de la calidad de vida (mejor alimentación, atención sanitaria, etc.). "No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados." ADAM SMITH | Commons wikimedia. |
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Con moderación
A diferencia de los fisiócratas y de Adam Smith, John Maynard Keynes, con La teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), demostró que los gobiernos pueden utilizar su poder económico, su capacidad de gasto, sus impuestos y el control del precio del dinero para paliar, e incluso eliminar, el mayor inconveniente del capitalismo: las crisis cíclicas. Según Keynes, durante una depresión económica el gobierno debe aumentar el gasto público, aun a costa de incurrir en un déficit presupuestario, y así compensar la caída del gasto privado; y viceversa, disminuir el gasto público en una etapa de crecimiento económico en la que se está produciendo especulación e inflación. | ESPECULACIÓN: acumulación y/o intercambio de bienes para enriquecerse a través del aumento de su valor económico y no basándose en su utilidad. INFLACIÓN: aumento del precio de los productos y servicios sin el aumento consecuente de los sueldos. |
Ser o tener
Aunque las teorías liberales defendieron que el capitalismo ofrecía igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos, el funcionamiento impuesto por la Revolución Industrial evidenció los peligros que entrañaba una aplicación extrema de los conceptos capitalistas. Las voces de denuncia se oyeron desde la misma teoría económica, con la obra El Capital (1867-1894) escrita por el economista alemán Karl Marx, y desde la literatura con novelas como David Copperfield (1850) y Oliver Twist (1839) de Charles Dickens. | | A mediados del siglo XX los movimientos ecologistas, inspirados en la obra Ensayo sobre el principio de la población (1798) del economista inglés Thomas Malthus, también criticaron el capitalismo por ser un sistema basado en el crecimiento constante e insostenible dada la capacidad limitada que tiene la Tierra para ofrecernos recursos. | commons.wikimedia.org. | Un Londres despiadado En sus escritos, Charles Dickens denuncia los abusos a que son sometidos los campesinos que acuden a la gran metrópolis, Londres, para trabajar en las fábricas durante la época victoriana. Uno de sus episodios más célebres es el capítulo en que David Copperfield es enviado por su padrastro a trabajar a una fábrica londinense. Considerado por la crítica como un relato autobiográfico (Dickens trabajó en una fábrica de betún), éste nos muestra las crudas condiciones en las que vivían y trabajaban los trabajadores en las fábricas. Curiosamente, las injusticias denunciadas por Dickens son también el factor que llevó a Karl Marx a realizar su llamada a la “revolución del proletariado”. | |
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