"Quiero hablar de un viaje que he estado haciendo, un viaje más allá de todas las fronteras conocidas..." James Cowan: "El sueño del cartógrafo", Península, 1997.

jueves, 12 de febrero de 2009

Cuarto Mundo y Barcelona


La demanda de los ´sin techo´ no para

11.02.2009

Los comedores sociales de Barcelona atienden cada vez a más personas y en el 2008 ya sirvieron casi mil comidas al día

En el último cuarto del año pasado, los trabajadores sociales de Barcelona vieron cómo se rebasaba la cifra de 1.000 personas atendidas al mes en los servicios de primera acogida. La estadística dice que el promedio fue de 900 personas al mes, pero ayer el teniente de alcalde de Acción Social, Ricard Gomà, señalaba que esa cifra ya se ha quedado corta. Como se han quedado pequeños los incrementos del 3% o del 4% que se registraban hace pocos años en la prestación de servicios a los más desfavorecidos. Es revelador que se haya pasado en un año de 11.448 personas que acudieron a comedores sociales en el 2007 a 12.500. Es un 9% más de personas, pero muchas de ellas acudieron más veces, porque el número de comidas servidas aumentó un 28% (de 264.115 a 339.573, casi mil comidas al día).

Hay una lectura en positivo de estas cifras: cada vez hay más servicios y recursos económicos para la población en estado o riesgo de exclusión social. Y una lectura en negativo: el empeoramiento de la economía lleva, o acerca, a más gente a esa situación. Ambas lecturas valen. Gente sin techo y sin recursos ya la había en tiempos de economía global boyante. Mucha gente sin empleo sale adelante sin acudir a los servicios sociales y el estado de exclusión no responde únicamente a falta de ingresos, sino a rupturas familiares, dependencias de drogas, enfermedades mentales y otros factores.

El gasto social del Ayuntamiento se ha multiplicado en los últimos años. Del 2005 al 2009, el presupuesto para planes de inclusión social ha pasado de 63,5 millones a 125,5 millones de euros. La atención a gente sin techo ha ido de 6,2 millones a 19 millones de euros. Hay más centros, más pisos de inclusión, más personal y más convenios con entidades solidarias sin ánimo de lucro. El último centro abierto, en el paseo Pujades, funciona desde hace un mes como centro de detección y tratamiento social. Su entrada en servicio permitirá ampliar el centro de la avenida Meridiana (camas y comedor).

Se considera que una persona llega a la inclusión social cuando vuelve a ser autónoma y dispone de ingresos (por trabajo o ayuda oficial) para acceder auna vivienda (o en casos a una residencia). Al cabo de procesos de meses (acompañamiento psicológico, formación, ayuda económica…), contando incluso con recaídas, “dos personas cada día culminan su reinserción”, según Gomà.

La Vanguardia (11.02.2009)

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