"Quiero hablar de un viaje que he estado haciendo, un viaje más allá de todas las fronteras conocidas..." James Cowan: "El sueño del cartógrafo", Península, 1997.

sábado, 18 de octubre de 2008

Kyoto 2: un camino irreversible


Antonio Cerrillo

Fuente: La Vanguardia (17-10-2008)

El Consejo Europeo ha resistido uno de los embates más serios para que la UE postergue los nuevos objetivos para luchar contra el cambio climático. Las presiones no hacen sino confirmar que existen poderosos sectores en Europa (entre ellos, empresas contaminantes) que quieren apartar de la agenda política la preocupación ambiental. No es la primera vez que están al acecho esperando cualquier coyuntura para pedir que se desande el camino de Kioto. Pero esta senda ya es irreversible. El premio Nobel de la Paz Rajendra Pachauri dice que ceder a esta presión sería un error: la crisis es la demostración de que el actual modelo económico es insostenible.

La crisis financiera se gestó sobre una gran distorsión del sistema productivo, que pivotó en exclusiva sobre el ladrillo. Por eso, que la salida sea un maquillaje con dinero público es poco ético si no se da una reflexión para no tropezar otra vez con la misma piedra. Además, hay sectores emergentes que salen reforzados (eléctricas que apuestan por energías renovables, fabricantes que se decantan por coches limpios...). "La crisis es una oportunidad. Hemos visto los riesgos financieros que comporta una economía que hace un uso intenso del carbono y ahora las inversiones deben ir a las fuentes renovables, a las tecnologías bajas en carbono", explica Jordi Ortega, director de Expo CO de Barcelona.

La crisis tiene un efecto benéfico coyuntural sobre el medio ambiente. Las emisiones de gases se han contenido por un menor consumo de energía; el tráfico descendió en el primer semestre un 2,9% en Barcelona y la generación de residuos ha disminuido en Madrid un 4%. Igualmente, se han frenado megaproyectos devoradores de suelo, recursos naturales y agua. Pero este beneficio debe fortalecerse.

En cambio, muchos desvían la atención. Existe el riesgo de que las administraciones edulcoren la tramitación ambiental (para nuevos megaproyectos inmobiliarios) con la excusa de dar empleo. Y ya se han reducido las primas a la energía fotovoltaica, justo cuando esta fuente empieza a salir en las estadísticas de producción eléctrica.

Es lógica la colisión de intereses. Las reglas de Kioto imponen estrictas cuotas de emisión de CO a las grandes industrias y extenderán estos cupos menguantes a otras. Muchas sufren un aumento del precio de los derechos de emisión (hasta 25 euros la tonelada). Y la UE advierte que a partir del 2012 estos derechos ya no serán gratis (pues negocian con un capital común: el aire limpio). Es cierto que esta presión sobre las empresas alimenta el riesgo de deslocalización. Pero la única solución es que las reglas del mercado que impone la protección del clima sean también globales.

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